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La Radio en México (iv)

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PARTE 4, Y CONCLUYE.

“LA EVOLUCIÓN DE LA RADIO MEXICANA”

 ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

Cerraremos este último capítulo sobre la evolución de la radio en México.

Durante la Feria Nacional del Radio celebrada el 16 de junio de 1923 en el Palacio de Minería, y me vuelve la evocación, mis estudios de Ingeniería civil, fui de la última generación que terminó en ese local, pues al siguiente año ya estaba la facultad en la Ciudad Universitaria y se advirtió de inmediato que la palabra radio había permeado diversos campos de la vida cultural y económica de la capital.  Prueba de ello era que la empleaban por igual los patrocinadores de la muestra, los embotelladores de aguas minerales, fabricantes de aparatos de trasmisión y recepción, autos y cigarrillos.  

La influencia de la radio en la sociedad mexicana alcanzó su clímax en 1923, año en el que se avecinaba el relevo en la presidencia de México. En ese momento, las palabras y siglas electrodo, audión, TSH y otras del mismo cuño se adueñaron del ambiente junto con las que designaban a los diferentes tipos de antena en uso.

El espectro de una sociedad de masas rondaba ya todos los ámbitos de la vida mexicana. Las páginas de los diarios empezaron a promover deportes tales como el pugilismo y anuncios de ungüentos y remedios elaborados para los hombres del mundo deportivo.

Primogénita de la publicidad, la radio se transformó en el medio promotor por excelencia de las más diversas mercancías. El primer aviso comercial de la radio mexicana fue, sin embargo, obra del agradecimiento.  Jorge Marrón, el doctor IQ, y el empresario Raúl Azcárraga, quienes en ocasiones solían transmitir ataviados a la usanza charra, transmitían una noche en que los dueños de una casa de chufas de la avenida Salamanca les enviaron un par de botellas de fresca y espumosa sidra y otro tanto de litros de exquisito helado.  Sorprendidos, Azcárraga y Marrón agradecieron, por medio de su micrófono, el envío de sus obsequiosos y gustosos repitieron ante el micrófono la marca de las sidras recibidas. Diez años después aquel gesto habría sido tachado de locura o de herejía, solía comentar, entre risas, don Jorge Marrón. 

El aparato radiofónico llegó a tierras de San Luis Potosí el 11 de septiembre de 1923 y desde su casa en la capital potosina, el radio experimentador Francisco P. Cabrera, puso en los oídos de los radioadictos del país su primer gran programa destinado a divulgar entre los potosinos las maravillas de la radiotelefonía.

En dicha audición tomó parte el notable compositor Manuel M. Ponce. La emisión de Cabrera fue captada en las poblaciones potosinas, y en las ciudades de Tampico, GuadalajaraMonterreySaltillo Mérida, Yucatán.

El 14 de septiembre de 1923, con motivo de la primera emisión de la planta de El Buen Tono S. A., los técnicos de la JH ajustaron las partes del flamante emisor que esa cigarrera acababa de recibir de manos de don Raúl Azcárraga y en punto de las 19:10 horas del 14 de septiembre pusieron en vilo a los radioescuchas citadinos cuando en torno a diferentes puntos de la urbe, las multitudes se agolparon para seguir, puñetazo a puñetazo, los pormenores de la pelea histórica entre el pugilista estadounidense Jack Dempsey y el boxeador argentino Luis Ángel Firpo, el “Toro de las Pampas”.

José Domingo Ramírez, Guillermo Garza Ramos, José de la Herrán Pau y José María Velasco fueron los autores de esta histórica transmisión indirecta desde la orilla del cuadrilátero montado en el Polo Ground de Nueva York.   

Aquello sucedió así: el cronista de la emisora WQD narraba al micrófono los pormenores del combate. Estos eran captados en la ciudad de Pachuca por el radio experimentador hidalguense José María Velasco (Hijo del pintor del mismo nombre), quien simultáneamente y por la vía telefónica traducía a los técnicos de la CYB lo poco que escuchaba a través de la estática. Y éstos, de inmediato, valiéndose de la taquigrafía, tomaban nota de sus palabras. Seguido de lo cual ponían a la vista de don José Domingo Ramírez una versión legible de lo que escuchaban por el auricular. Ramírez lo hacía llegar con acalorado énfasis hasta los azorados escuchas de la denominada pelea del siglo.   

Empleado de Marconi.

Ese mismo año nació XEW, iniciando un nuevo período radiofónico. Emilio Azcárraga Vidaurreta creó esta emisora con el fin de rentabilizarla. Anteriormente, las emisoras eran creadas con fines científicos, de entretenimiento o de difusión cultural. Sin embargo, el nacimiento de la radio como negocio revolucionó la industria y la consolidó en todo el territorio.

XEW es pionera en el diseño de marketing y publicidad, que a través del anuncio de productos logró autofinanciarse y expandió enormemente su mercado y alcance radial. Pronto se posicionó como líder radiofónico, dejándolo muy claro en su eslogan “La voz de la América Latina desde México”.

En 1931 el gobierno de México comenzó a tener el control de las licencias, otorgándolas con una duración de 50 años. En 1933 también se reguló la emisión de anuncios publicitarios, limitándolos a un 10 % del contenido radial.

En 1937 el gobierno ejecutó una política de comunicación social a través del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad. Además de administrar las emisoras estatales y supervisar la publicidad de las emisoras privadas, este departamento instaló dos radiodifusoras: XEDP y XEXA. Se encargaban de la transmisión de emisiones gubernamentales. Allí nace “La hora nacional”, un espacio transmitido por cadena nacional comunicando las actividades del gobierno.

Las estaciones radiales de México se expandían por todo el territorio nacional. Las radios del interior comenzaron a recibir grandes inversiones publicitarias y la consolidación del medio era inevitable. Durante los años 40 comenzaron a surgir planes de afiliación a las emisoras, por lo que además de la pauta publicitaria, las radios también se nutrían económicamente de sus oyentes.

Los años 50 vieron la aparición de la Frecuencia Modulada (FM) y de la televisión. En un principio se creyó que la televisión reemplazaría como medio líder a la radio. Sin embargo, hasta el día de hoy la radio lidera el consumo en México. HFM Radio Joya fue la primera estación de Frecuencia Modulada del país. Nació en Ciudad de México en 1952 y debió cerrar en 1957 tras los daños ocasionados por el terremoto. Durante estas décadas disminuyó la actividad gubernamental en las emisiones radiales. Al mismo tiempo, las emisiones en vivo comenzaron a ser reemplazadas por transmisión de música grabada. Los avances en las tecnologías de grabación y reproducción musical proporcionaban considerables mejoras a la calidad radial.

Una imagen de la radio en México en el año 50

El 25 % de las radios en México son de uso no comercial. Hay cuatro categorías: radios de uso público, radio universitaria, radio social-comunitaria y radio social-indígena. Las radios públicas en general cuentan con un presupuesto más recortado que las radios comerciales. Sin embargo, las instituciones públicas y gubernamentales mantienen una gran difusión en todo el país. El Instituto Mexicano de la Radio y la Radio Educación son algunas de las importantes emisoras públicas.

Tanto las universidades públicas como las privadas cuentan con múltiples emisoras de radiodifusión. Algunas de las más importantes son Radio UNAM (primera radio universitaria) y la radio de la Universidad Autónoma de San Luis de Potosí.

La Universidad Autónoma de Yucatán, cuenta con una emisora peninsular con magnífica programación.

Pese a la persecución gubernamental a estas emisoras, la modalidad ha logrado sobrevivir y hoy se destaca en la comunidad radial. La primera estación se creó en 1999 durante una huelga de la UNAM.

Al aire, desde Nuevo León, con equipo de la época.

En 1979 nació la primera radio indígena. Hoy, el gobierno administra el Sistema de Radiodifusoras Culturales Indigenistas. Este sistema administra 25 estaciones AM y FM en 31 idiomas indígenas.

El primer equipo de radio en México.

Van mis saludos a las difusoras que me han facilitado sus micrófonos, como: “Viento del sábado”, “Recuerdos poéticos” junto el escritor Francisco Lope Ávila; en XEMH, con el Orfeón Yucateco, que dirigía Marcial Cáceres Ortiz, XEFC, y Radio Universidad, para el programa “Bajo el cielo de Cuba”, con Roberto Mac Swiney;  en Mérida, para mis programas culturales, Radio Mil FM en los programas “La última noche que pasé contigo” con el Dr. Pablo Dueñas; , “Por los caminos del Sur” con Eraclio Cepeda; y la XEQ, a mediados de los 40, en el programa “La Legión de Madrugadores”; de México, en Cuba en Radio Progreso; CMQ, en La Habana, en emisiones sobre el Bolero y la trovadoresca Yucateca, y en Guantánamo CMKS me han cedido los micrófonos con Juan Guillarte y Pedro Pérez Olivares, en su programa musical “Bajo el Cielo de México”, programa diario con la música mexicana de todos los tiempos y ritmos, desde lo vernáculo a lo culto

No puedo decir cuántos programas me dieron micrófono abierto, pues mis estadías en el oriente cubano han sido muchas, algunas por largo tiempo en este programa que es el más antiguo de la radio en Cuba y continúa con una gran audiencia.

La radio es familiar y hereditaria por mi padre Alfonso García, que con su bella dicción tuvo un lugar en la W de México, alternando con los mejores locutores yucatecos que destacaron en el nacimiento de la Radio en México. Abur.

Fuente

https://web.turiferario.com/2020/10/23/la-radio-en-mexico/

https://www.mexicodesconocido.com.mx/la-radio-en-mexico.html

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