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La Puerta (XIII)

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XIII

Estrategia

‘El tiempo del enlace sideral llegará inevitablemente. Honrados aquellos elegidos como cerrajeros. El Creador tenga piedad de quienes fallen en sus encomiendas.’

El Sargento Collins estuvo al mando de aquella operación de rescate en Saigón, en 1972, en plena guerra con Vietnam, muy dentro de territorio dominado por el enemigo. En un milenario templo, su comando recobró dos piezas de un códice cuyo origen se perdía en los infinitos anales del tiempo. Collins ascendió de manera meteórica en su carrera militar, aunque esta se desarrolló fuera no solo de aquel conflicto en Asia, sino de las siguientes guerras que el Tío Sam emprendería en los años futuros. Esto fue posible porque fue asignado ya como general, al frente de la unidad de exterminio de la resistencia.

La eliminación del mexicano Balam, Bolívar de Venezuela, y la española Augusta era el segundo objetivo de Collins. El principal era impedir que esos cerrajeros cumplieran su misión: mantener enlazadas las puertas, para de esa manera asegurar el ingreso a este plano de los Maestros, aquellos que dieron origen a la primera civilización existente en lo que ahora llamamos planeta Tierra. Los amos del mundo era los jefes inmediatos de Collins, y en nada les convenía que la balanza se alterara con la llegada de las inteligencias superiores en una fecha demasiado próxima.

Tras recuperar las partes del códice faltantes, y con sus innumerables recursos, el militar logró descifrar el punto exacto donde convergerían los prismas de poder de cada una de las puertas. Este era una pequeña isla oculta a la vista de los satélites, ubicada en pleno centro del Triángulo de las Bermudas.

Pero sus planes se detuvieron dramáticamente cuando el equipo de investigadores que pretendía comandar decidió fugarse, con la ayuda de una raza que Collins pensaba extinta: los Anunnaki.

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En el interior de la nave que los había rescatado, Yuri se retorcía inquieto. Tenía algo que comunicar al grupo, pero la vorágine de eventos de las últimas horas, y su asombro al encontrarse en el interior de un navío intergaláctico lo habían impedido.

Buscando la mano de Vera, dijo en la mente de todos: “Hay algo que debo comunicarles. Quise hacerlo antes, pero no contaba con lo que la Doctora Muraki (¿Así debo continuar llamándola?) decidió hacer, y hasta ahora se da la oportunidad.”

Muraki, sonriendo, asintió.

“Al correr algunas simulaciones en mi computadora, después de agregar los cálculos de Fontanot, y lo que Chuck me platicó sobre sus investigaciones, logré dar con el lugar en el que pienso convergerá la energía acumulada de las puertas. Se trata de una isla en el atolón de Bimini, en el Triángulo de las Bermudas.”

“¡El Triángulo de las Bermudas!” exclamaron mentalmente los que se encontraban en la estancia.

Ante las caras de asombro de todos, Yuri decidió continuar su resumen.

“Fadrique Carballal, el genial investigador ibérico enloquecido por la pérdida de su hijo, había deducido la existencia de la isla. Fue él quien descifró la clave para llegar a ella. De hecho, estaba contratando personal para realizar el viaje a aquel punto estratégico, ya que estaba convencido que su hijo estaba ahí, en espera de la apertura de las puertas. Lamentablemente, igual se dejó guiar por milenarios ritos profanos que lo desbalancearon y, finalmente, lo hicieron sacrificar a su mujer…”

“El punto medular de todo esto está en este códice que Collins me entregó y que logré descifrar: el origen de la vida en este planeta, y de otros similares que se esparcen por millones de universos, proviene del espacio.”

“Esa raza llegó en un enlace astral a la Tierra y decidió quedarse. Su predominio se extendió por miles de años, quizá millones… En resumen, estos seres han estado aquí desde antes que existiera el tatarabuelo de Noé, el del Arca. Al parecer vivían en la superficie, pero algo pasó que los obligó a refugiarse en las cuevas y cada vez adentrarse más al interior del planeta.”

“Un momento, Yuri” – soltó Mike Fontanot. “¿Me estás diciendo que estos personajes estuvieron en la Tierra, antes de que llegaran los abuelos de Muraki, es decir, los Anunnaki?”

Muraki intervino: “Mis ancestros llegaron en busca de oro cuando esos colonos ya habitaban las profundidades del planeta. Para entonces ya habían mutado en lo que ahora son: los llamados reptilianos. Poseen una tecnología sorprendente que está ahí, muy cerca del núcleo del planeta.”

“Es correcto, doctora Muraki” – complementó orgulloso Yuri, retomando el control de la ponencia. “La élite, la que domina este mundo tal como lo conocemos, son descendientes de estos reptiles: los Rottschild, la realeza de todos los países, los máximos líderes, políticos, artistas, comunicadores, militares, científicos, modelos… Todos ellos son reptilianos. Todos ellos, los patrones de Collins, no tienen interés alguno en que se abra ese portal, que la Humanidad acceda a un mejor nivel de conciencia social contrasta con sus planes de sometimiento de los humanos.”

“Entonces es necesario suplir a los cerrajeros muertos, y abrir el portal, siguiendo las indicaciones que están aquí, en la parte baja del códice,” dijo Chuck.

“No implicará algún tipo de sacrificio humano ni nada de eso, ¿verdad?” – preguntó preocupada Vera, mientras dirigía la mirada a Yuri.

“Es una especie de rito que requiere que tres de nosotros ingresen a una especie de altar que estará en el centro de la isla. Tomados de la mano, cada uno recibirá un haz de luz proveniente de las puertas; entonces, de alguna manera, abrirá el cerrojo astral, dejando pasar a las inteligencias superiores que vienen a corregir las injusticias que prevalezcan en el planeta,” la tranquilizó Yuri.

“Debemos estar preparados: los reptilianos impedirán de cualquier manera posible que se abra el cerrojo.”

Muraki intervino: “Existe otro asunto muy importante en todo esto. Conmigo de su lado, podremos llegar a la isla y hacer nuestro mejor esfuerzo. Los tripulantes de la nave me informan que ya se dirigen a ese punto miles de seres mutantes, mitad humanos, mitad reptilianos, cosechados a través de generaciones para este momento, para cumplir su apostolado de defensa de la puerta, de mantenerla cerrada a la llegada de los Maestros. Llegarán de todas partes del mundo a combatir a aquellos que intenten trastocar la orden de la élite. Así que, compañeros, entiendan que esta es una misión suicida. Un viaje del cual será imposible retornar.”

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El cadáver de Carlos estaba empaquetado en una bolsa, sobre una mesa de la morgue del Ministerio Público en Xoclán. Testigos comentaron que un lagarto salió corriendo del lugar, aterrorizando a todos a su paso, dejando rastros de lo que parecía ser sangre. Otros testigos entrevistados en el puerto de Progreso afirmaron ver a un ‘hombre lagarto’ sumergirse y comenzar a nadar mar adentro.

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Nota tomada de “La Crónica de Mérida, Venezuela”.

“Invasión reptiliana en Venezuela- Medios informativos de todo el mundo confirmaron que una horda de seres reptilianos corrió rumbo a la puerta aparecida semanas atrás. Muchos de estos fueron abatidos a tiros por el ejército y otros cuerpos de seguridad. Los pocos que lograron llegar a ella perecieron al estrellarse con aquel muro más fuerte que al acero.”

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Alpaso

Continuará…

riczeppelin@gmail.com

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