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La Pobreza y la Tercera Edad, Discriminación de los Adultos Mayores

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La Pobreza y la Tercera Edad, Discriminación de los Adultos Mayores

Son loables los pensamientos de personas altruistas que intervienen para tratar de mejorar los “Derechos Humanos” de las personas de la “Tercera Edad”, o “Adultos Mayores” Discriminados.

Para poder llevar a efecto una “Justicia Social”, misma que ya es urgente en nuestro país, se requiere de una férrea voluntad en que se sumen los esfuerzos, tanto de los familiares, como del gobierno y la iniciativa privada, que deben por humanidad mejorar las condiciones de vida de estos hombres y mujeres que entregaron los mejores años de su existencia para engrandecer la tierra donde nacieron, y hoy no pueden valerse por sí mismos por la edad y las enfermedades acumuladas.

Sabemos que falta mucho por hacer, pero los pasos hasta ahora son pequeños. Tratar adecuadamente a este sector de la población que cada día aumenta, es una labor titánica, costosa y de buena voluntad. Se requiere emprender programas más ambiciosos en los que todos los ancianos vulnerables en México puedan disfrutar de una atención social, como en otras partes del mundo.

Es una injusticia que millones de personas de la tercera edad en el país estén pasando hambre, frío y, a veces, en un total desamparo que parece que a nadie le interesa. Se requiere que las autoridades y la iniciativa privada entren al rescate y no sean indolentes, como lo son algunos familiares de los ancianos que no piensan que algún día tendrán la misma edad y posiblemente el mismo trato. “Trata como te gustaría que te traten.”

Existen grandes problemas para llevar a efecto un programa ambicioso para ayudar a los “Adultos Mayores”- en desgracia. El mayor de los problemas, a pesar de una buena intención para minimizar un poco la “Discriminación” de este sector, es el PRESUPUESTO. Nuestro país, según la prensa, tiene en puerta varios RECORTES presupuestales, o sea, no hay recursos, luego es difícil que se creen nuevos planes donde se requiera asignar un gasto fijo para millones de personas discriminadas de la “Tercera Edad”.

Ahora bien, los recortes se pueden hacer, siempre y cuando no se lesionen programas importantes para el pueblo.  La sociedad en general piensa que los primeros recortes deben de ser en el salario de los Senadores, Diputados, Presidentes Municipales, Gobernadores, etc. Sabemos que eso es imposible, jamás lo permitirían, entonces, lo que queda es reducir el número de las curules: un Senador por Estado y cuatro Diputados por Estado – dos Federales y dos Estatales – son más que suficiente. En algunos países del primer mundo hay menos. Aquí se mal gastan los ingresos. No se debe permitir la burla de los puestos plurinominales.

Por otra parte, se debe hacer una sola votación en todo el país cada 6 años, para evitar los dispendios de gastos millonarios en propaganda política, un gran derroche de recursos. También es de conveniencia nacional limitar los registros de los partidos políticos, dejando como máximo cuatro, ya que los pequeños, llamados satélites, gastan millones sin aportar nada.

Esta sería la forma patriótica de tener dinero para proteger a los Adultos Mayores en desgracia. ¿A quién no le parece este tipo de recortes multimillonarios que no aportan nada y se conocen como favoritismos?

Es terrible saber cuántos millones se le paga a los comunicadores todos los años en algún Estado o Municipio por propaganda política. Es dinero del pueblo, que serviría para los ancianos que no tienen que comer, tirado a la basura. Al tener la votación única en todo el país cada 6 años, se cerrarían las oficinas que cuentan con presupuestos millonarios, y que son las encargadas de las votaciones. Este enorme gasto se mermaría por 5 años, habilitándose un año antes de los nuevos comicios, y sólo se dejaría un pequeño comité para casos extraordinarios. Esos cientos de millones se destinarían para los “Adultos Mayores” que viven en la completa miseria. Así de fácil sería poder ayudar a los que menos tienen.

De que se puede, se puede; que no se quiere, eso es otra cosa, y la idea se puede tomar como risible en la clase política.

¿A quién engañamos? Todos son juez y parte, y no les conviene salir del presupuesto. Escribir a una Dependencia es inútil: reciben órdenes de “arriba”.

Hay que recordar siempre que el ser humano es más grande cuando puede servir a sus semejantes en desgracia, en vez de arrebatarles lo poco que tienen.

Como está de moda pedir perdón, lo pido por mis ideas, que tienen como única finalidad la gran preocupación de encontrar soluciones posibles para poder llevar a efecto un fin.

En este caso, lo más importante es el PRESUPUESTO para ayudar a la situación difícil de la vida de los “Adultos Mayores” en total desamparo y abandono. Hay que lamentar el descontento de los ancianos discriminados, que se mide por la carencia de lo indispensable para vivir.

Son una parte importante de la sociedad que no conoce la libertad total, y menos una vida digna donde pasan los últimos años de su vida, lamentándose por el menosprecio e incomprensión. Son seres humanos vejados por la pobreza extrema, sin ayuda de nadie. La mayoría de los “Adultos Mayores” vive siempre desalentada, algunos con la efímera esperanza que su gobierno algún día los ayude a sobrevivir sus últimos años.

A veces el problema es que, con buena intención, se elaboran leyes para la “Protección” de los desprotegidos de la “Tercera Edad”. Hay adultos pobres que son vistos por sus mismos familiares como un “parásito” o un pequeño “bulto” en un rincón, sin ser tomados en cuenta, sin pensar en algunos casos que la propiedad es de esa persona de la “Tercera Edad”, y se ha comprobado que los envían a pedir caridad en las calles.

Desde luego, un “Adulto Mayor” con dinero es tratado bien, llevándolo sus familiares a los grandes negocios que hoy se conocen como “Casa hogar para ancianos”, normalmente olvidándose de ellos hasta que les avisan que ya fallecieron, y comienzan a pelearse la herencia.

Cuando se hacen programas para tratar de ayudar a estos desprotegidos, alguien inmediatamente dice que no es posible por estar viviendo el país una crisis monetaria – que, desde luego, se deriva por falta de planeación –. Hay que pensar que estos hombres y mujeres fueron grandes trabajadores en su juventud. Con sólo ese hecho, al no poder trabajar, el gobierno debe de hacer un estudio socioeconómico para brindarles protección y ayuda.

Infinidad de veces hemos escuchado que el “Adulto Mayor” en desgracia, por ley, tiene derechos, como un techo, vestido y sustento, sin olvidarse de la importancia de la atención médica y medicamentos. Este renglón en nuestro país no es contemplado como debería ser: hace falta voluntad y no atrasar las cosas dándole largas para elaborar nuevas leyes y “programas” que puedan ayudar al más necesitado, a aquellos que actualmente son discriminados.

Hace años, en algunas tribus de Norteamérica tenían por costumbre que, a los ancianos que ya no podían cazar por su edad y enfermedades, los familiares de su tribu les daban una última comida y una cobija. Luego eran acompañados un trecho del camino y lo despedían. Él ya sabía que al final encontraría la muerte. La lógica de las tribus era “si ya no puedes cazar para alimentar a tu familia, no queremos que comas el alimento de los niños.” Era el ritual para los ancianos de la tribu. Desde luego, eso ya no se hace. La sociedad es más civilizada al pasar los siglos, pero el anciano sin comida todavía lo encontramos en una banca de algún parque.

Tal parece que el “Adulto mayor discriminado” se encuentra en Latinoamérica, o sea, en países del llamado “Tercer mundo”. En otros países cuidan a los ancianos, los tienen como una gente que aportó su trabajo y luego aportó sus vivencias para las nuevas generaciones. Hay ancianos muy valiosos, no es justo que terminen durmiendo en una banca y recogiendo sobras en las calles para poder subsistir. Hay que imitar lo bueno. En el caso de los “Adultos Mayores” hay países donde verdaderamente los toman en cuenta, o sea, todo es cuestión de tener buenas intenciones y programas para con ellos y llevarlas a efecto.

¿Qué se requiere?

  • Tener en todo el país galerones con camastros para que puedan pasar la noche, o el día, bajo sombra, protegiéndose de la lluvia y el frío.
  • Tener comederos con cocina y baños para los “Discriminados Adultos Mayores”, donde encuentren una sopa y un pan – no pedirían más, son humildes – y, desde luego, el cariño del personal capacitado, dándoles una palabra de aliento, en lugar de un regaño.
  • Se requiere las visitas de personal médico y, desde luego, medicinas gratis.
  • No deben de faltar los reglamentos estrictos y el control
  • Deben incluirse los casos en los que, sin ser anciano, baste con ser pobre y tener hambre para que puedan tener acceso al recinto para la sopa y el pan

Hay países que hace años tienen esos programas. Es importante la organización para lo que, de preferencia, sería deseable intervengan religiosas y visitas de damas que manejen asociaciones altruistas.

Y que el personal sea muy especial, con ganas de servir al prójimo y no de servirse. Se puede hacer mucho por los desprotegidos de “La Tercera Edad” falta la voluntad.

Sobre el PRESUPUESTO, ya se han expuesto varias ideas.

El país es rico. Lamentablemente, tiene una gran coladera, misma que hay que cerrar para que el dinero alcance para estas obras sociales que valen la pena, nada más, y nada menos, tratándose de lo más valioso que tiene la patria, EL SER HUMANO, del que menos tiene, del indefenso, del olvidado, abandonado, enfermo, del triste, del que vive en la basura mientras otros viven en la opulencia.

Hay una ley que indica que todos tenemos derechos a techo y sustento, inclusive el “Discriminado Adulto Mayor”. ¿Quién hace valer esa ley? ¿Se ha pensado en un seguro de desempleo como en otros países?

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FERNANDO AUGUSTO RIVAS CASTILLO

Mérida, Yuc. Méx., a 6 de enero de 2017

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