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Atisbando Cuba
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Son muchas las personas que dicen que los servicios religiosos están prohibidos en Cuba a partir del inicio de la Revolución por ser un Estado Comunista en América Latina, pero hay que convivir con esa sociedad cubana para conocer mejor sus cultos en estos momentos.
Mi madre fue una enamorada de la isla por sus amistades. El último viaje que realizó a La Habana lo hizo acompañada de su hermana menor, Rosa, quien falleció este año a los 98. Pisaron suelo cubano hace 40 años, y en domingo fueron a la Parroquia del Sagrado Corazón; caminaron hasta la calle Reina, por el malecón donde se encuentra el Hotel D’Ville. Les habían dicho que el culto católico estaba prohibido y decidieron comprobarlo. Finalmente llegaron a la Parroquia del Sagrado Corazón, donde oyeron misa –y lo continuaron haciendo siempre que pisaban suelo antillano como escala a Nueva York, donde cursaban estudios y pasaban vacaciones con Libia Fernández del Castillo, quien les acompañaba–, recogieron las ofrendas y platicaron con el sacerdote, quien les indicó que las ceremonias litúrgicas se efectuaban como siempre, que no había persecución política. De ese viaje, mi madre escribió dos artículos para el Diario del Sureste, uno sobre esa Parroquia y el otro sobre sus recuerdos del Río Almendares.
Mis amigos de TodoCuba me enviaron una crónica sobre este hermoso lugar, la cual se transcribe para que se conozca su historia:
Más conocida como la “Iglesia de Reina” o “Iglesia del Sagrado Corazón” es un imponente templo católico ubicado en la calle Reina, entre Gervasio y Belascoaín, actual municipio de Centro Habana. Con sus 77 metros de altura es la construcción de carácter religioso más alta de Cuba.
La idea de construir una iglesia dedicada al Sagrado Corazón nació con el siglo XX en La Habana, aproximadamente en 1907, debido a las necesidades que tenían los padres jesuitas de tener un lugar dedicado a sus oficios. La zona escogida fue la de Reina y Belascoaín.
La primera piedra fue puesta el 7 de agosto de 1914, y el 2 de mayo de 1923 fue consagrada por el obispo, Monseñor Pedro González Estrada, siendo inaugurada al día siguiente. Los principales financiadores de la obra fueron María del Carmen Zozaya, Narciso Gelats, y Francisco del Valle y su esposa, acaudalados miembros de la sociedad habanera.
En 1954 se le realizó una restauración, con el objetivo de reparar algunos daños; sin embargo, no fructificó debido a que se usaron materiales diferentes a los de origen. En 1996 se inició un proceso de reparación capital de la iglesia, tras un largo estudio comenzado dos años antes; estas tareas llevaron incluso al cierre de la calle Reina por varios años. Las labores de restauración fueron llevadas a cabo por la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal, y por empresas españolas y francesas.
En la actualidad, la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola continúa ofreciendo sus servicios religiosos a los fieles; es sede del “Proyecto Loyola”, un proyecto comunitario desarrollado por la Iglesia Católica en Cuba que realiza múltiples eventos culturales, educacionales y recreativos.

El templo es de estilo neogótico, con arco apuntado, altas bóvedas ojivales, paredes reducidas, ventanales amplios y luminosos vitrales.
El retablo, compuesto de madera, alabastro y bronces, fue hecho en Madrid por el Reverendo Granda, y montado en el lugar donde se encuentra bajo la dirección de su autor. Desde la calle frontal, Reina, se puede observar la gran imagen del Sagrado Corazón, tallada en madera, cuya base es el capitel central que representa la parábola del hijo pródigo y a los dos santos que le hacen guardia: San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier.
El interior, de deslumbrante belleza, asombra por el trabajo cuidadoso y detallado de cada ornamento.
Dentro del templo se encuentran ventanales con enormes vitrales representando la vida de Jesús, la Virgen María, pasajes de la vida de Ignacio de Loyola y de algunos santos jesuitas.
La iglesia posee una nave central, sustentada en seis columnas laterales rematadas por capiteles ornamentados, los que finalizan en el altar mayor, donde destaca una imagen gigantesca del Sagrado Corazón en actitud de bendecir a los fieles. A derecha e izquierda le hacen compañía dos grupos de santos jesuitas, además de otros santos y doctores de la Iglesia. Un conjunto de cinco ángeles forma con sus alas desplegadas un doselete.

Existe una placa de bronce en el altar de la misa donde está representado Jesucristo como el cordero degollado y en pie, símbolo de su muerte y su posterior resurrección, acompañado por una multitud que le canta alabanzas.
La parroquia cuenta también con uno de los órganos más elegantes de Cuba. El piso de la nave central está hecho por elaborados mosaicos de teselas de piedra y cristal, y tiene en su entrada las letras griegas alpha y omega, que significan a Cristo, y ji y ro, C y R iniciales del hijo de Dios en griego. Al final, se encuentra un anagrama antiguo de Jesús en latín: JHS “Jesus Homo Salvator” (Jesús Hombre Salvador).
Las dos naves laterales forman una cruz latina, una está dedicada a San José, donde se encuentra además una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona del país, junto con la bandera cubana. El altar de la otra nave está dedicado a la Inmaculada Concepción y es donde se encuentra el sagrario que guarda las hostias consagradas. En el fondo del templo se halla esculpida una imagen de la Virgen de Fátima.

Justo en la entrada principal de la iglesia que da a la calle Reina se encuentra el “pórtico de Jesús”, por el cual entran los feligreses.
Desde su base hasta la torre se encuentra distribuidas en guardia 32 gárgolas, y muchas y variadas figurillas y esculturas, algunas de piedra tallada y otras de mortero y cemento. Entre ella se destacan alegorías cristianas y símbolos que aluden a la música y otras manifestaciones del arte y el quehacer humano.
Pero nada es tan impresionante como la gran escultura del “Sagrado Corazón de Jesús”, ubicada justo bajo el pórtico. Se alza sobre tres columnas adornadas con un magnífico capitel donde se representa la parábola del hijo pródigo”
Considero que esta descripción de Gobierno-Iglesia en Cuba nos invita, a los que respetamos las religiones sin ser devotos pero que admiramos la arquitectura y la historia, a visitar esta magna iglesia, ya que el trabajo realizado en la reconstrucción del casco histórico de la Habana en el régimen revolucionario da la pauta del respeto a las religiones, al sincretismo religioso de los Yorubas y a las nuevas iglesias cristianas que afloran en toda América latina.
Fuente
Archivo AHGA.