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NO HAY REFRÁN PERDIDO
ADRIANA RALÓN*
En México aún tenemos la oportunidad de escuchar refranes de todo tipo, desde refranes muy viejos hasta refranes creados en contextos actuales. Es muy común escuchar cotidianamente personas citando refranes para sentenciar situaciones de las que podemos obtener un aprendizaje de vida como los siguientes, que son de los más populares y seguramente los hemos dicho o escuchado más de una vez: “Se encontró con la horma de su zapato”; “El hilo se revienta por lo más delgado”; “Al que le pique que se rasque”; “Al que le venga el saco que se lo ponga”; “Al que madruga Dios le ayuda”; “De tal palo tal astilla”; “Hijo de tigre pintito”.
El estudio del refrán es interesante por su estructura lingüística, por sus asombrosos vestigios cuneiformes hallados en las más grandes civilizaciones antiguas como la babilónica, asiria, persa, sumeria, egipcia, india, o por el descubrimiento de su uso en diversas lenguas del mundo contemporáneo.
Por otro lado, es asombroso saber que cuenta con un precedente muy significativo en la literatura: haber sido utilizado como la estructura favorita de los escritores del Siglo de Oro. Se convirtió en herramienta de identidad de la nación española al salir de la voz de Sancho en El Quijote o en las desavenencias amorosas de Calisto y Melibea en La Celestina; sin duda en la picardía de un Lazarillo de Tormes, y en los sapiensales consejos del placer en el Libro de Buen Amor. Estas obras inmortalizarían al refrán como “habla del pueblo”.
En la actualidad, los estudios sobre el refrán han demostrado que está presente en frases modificadas que conservan el característico toque popular de la rima: la picaresca, la abstracción, el sarcasmo tan utilizado en los medios masivos, la docencia y la publicidad. Pero lo más loable es que en los últimos años han surgido nuevos humanistas, académicos empeñados en ahondar en el estudio de la paremia y que están a favor del rescate, la preservación y su evolución. En México nos hemos encargado de preservarla en su forma más popular que es el refrán.
Seguramente al leer este artículo te contagiarás del ritmo, de la añoranza, de la nostalgia de la que esta forma espontánea del pensamiento nos contagia. Tal vez te provoque sonreír leer las palabras graciosas y ocurrentes en cada refrán, o también se te asomará una lágrima al escuchar claramente la voz de tu padre, madre o abuelos que con sus voces enérgicas, jocosas o sentenciosas de antaño reprendían, aconsejaban o amonestaban con un refrán.
Deseo, pues, que disfrutes de este artículo, tanto como lo disfruté al escribirlo. Lo podrás leer como parte de una serie semanal. Así que, sin más, comencemos por disipar la duda que nos produce al escucharlas las siguientes palabras tan peculiares: Paremia y Paremiología.
SIGNIFICADO DE PAREMIA
Una paremia, reza un diccionario común, es un refrán, una sentencia o un proverbio. María del Mar Cobeta Melchor cita una definición dada por Julia Sevilla definiendo la palabra Paremia como una “Unidad funcional memorizada en competencia que se caracteriza por ser una unidad cerrada engastada, breve, sentenciosa y antigua.” (Sevilla Muñoz, 1991). El término Paremia sería, por tanto, «el archilexema que engloba a los miembros de la familia proverbial: refranes, sentencias, aforismos…en francés sería la voz parémie la correspondencia de paremia, y la que aglutinaría las fórmulas sapiensales francesas como proverbios, dictons, maximes.»
SIGNIFICADO DE LA PALABRA PAREMIOLOGÍA
La Paremiología, nos dice Pablo Acevedo, ha sido definida por el Diccionario de la Real Academia como “tratado de refranes», aunque más adelante también aclara que se compone del sustrato léxico paremia (que es parábola, proverbio, adagio, sentencia, refrán) y del sufijo logía, tratado, discurso científico. Una cosa son los refranes, proverbios y demás, y otra la paremiología, que es el intento de coleccionarlos, clasificarlos y estudiarlos.
(*) Este artículo está basado en la monografía de la autora Adriana Ralón para la obtención del título de Licenciada en Letras y Literatura Hispanoamericanas.
Continuará la próxima semana…
Fuentes
María del Mar, Cobeta Melchor, 2000, “Problemas de traducción de las alteraciones semántico-formales en las paremias contextualizadas, Paremia.
María del Mar Cobeta,
Diccionario de la Real Academia, 1992.
Pablo Acevedo, 2006, “Dificultades para una definición de la paremia… Dicenda. Cuadernos de filología hispánica.
Herón, Pérez Martínez. “Hacia una paremiología mexicana”.