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Se estima que cada uno de nosotros ha experimentado, o experimentará, alguna vez es su vida la sensación extraña de estar despiertos, pero no poder moverse. En lenguajes coloquiales se suele describir como “la subida del muerto”, o en ocasiones experimentar sensaciones terroríficas como visualizar figuras monstruosas o ruidos extraños sin poder levantarse de la noche, a pesar de los intentos. Este fenómeno atemorizante, pero común e inofensivo, se llama “Parálisis del sueño”
La Parálisis del sueño es una incapacidad transitoria para realizar cualquier tipo de movimiento voluntario, que tiene lugar durante el período de transición entre el estado de sueño y el de vigilia. Puede ocurrir en el momento de comenzar a dormir, o en el de despertarse, y suele acompañarse de una sensación de gran angustia. Durante el episodio, la persona está totalmente consciente, con capacidad auditiva y táctil, pero es incapaz de moverse o hablar, lo que puede provocar gran ansiedad. Sin embargo, no existe peligro alguno para la vida, pues los músculos respiratorios siguen funcionando automáticamente. Este fenómeno forma parte de los Trastornos del sueño llamados Parasomnias.
Fisiológicamente, está estrechamente relacionada con la parálisis normal que ocurre durante el sueño REM, una desconexión inoportuna entre el cerebro y el cuerpo
La Parálisis del sueño se produce cuando el cerebro se despierta de un estado REM a un estado totalmente despierto normal, pero con la parálisis corporal ocurriendo. Se cree que es debida a los mecanismos en el tronco cerebral, en particular las neuronas vestibulares, reticular y oculomotor, que impiden los movimientos corporales, bloquean la entrada sensorial, y proporcionan al cerebro anterior la actividad generada internamente que caracteriza la actividad cerebral durante el sueño REM.

La duración de esta experiencia suele ser corta, generalmente entre uno y tres minutos, tras los cuales la parálisis cede espontáneamente.
La Parálisis del Sueño está más frecuente relacionada con la narcolepsia, un trastorno neurológico en el cual la persona tiene siestas incontrolables. La narcolepsia es un trastorno del sueño caracterizado por ataques irresistibles e incontrolables de sueño. Sin embargo, hay muchas personas que sufren parálisis del sueño sin tener signos de la narcolepsia.

A veces se da en familias. No es perjudicial, aunque la mayoría de las personas reportan sentirse muy asustada porque no saben lo que está sucediendo, y en pocos minutos, poco a poco o rápidamente, son capaces de moverse de nuevo; el evento a menudo termina con un sonido o un punzada en el cuerpo. Todos los pacientes con parálisis del sueño y narcolepsia necesitan atención médica y tratamiento.

A veces, junto a esta parálisis, o por separado, en los momentos previos y/o inmediatamente después de haber dormido se producen unos procesos alucinatorios llamados alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpica, que son aquellas que ocurren cuando nos estamos despertando. Son percepciones visuales (imágenes intensas, auditivas o táctiles) que aparecen cuando se está despertando del sueño, cuyo vínculo con la realidad objetiva no está clara, pero son experimentadas como tales, de manera que el sujeto no las distingue de una experiencia normal vivida completamente despierto.

En algunos casos, cuando las alucinaciones hipnagógicas están presentes, la gente siente que hay alguien en la habitación con ellos; algunos experimentan la sensación de que algo o alguien está sentado en su pecho, y siente una muerte inminente y asfixia. Esto ha sido llamado como «fenómeno de hechicería», y ha venido ocurriéndole a la gente a través de los siglos. Esto hace que la gente sienta mucha ansiedad y miedo, pero no hay ningún daño físico. Los pacientes deben saber que esta enfermedad es benigna y no pone en riesgo su vida en absoluto.
A partir de los relatos de las experiencias alucinatorias se pueden destacar seis experiencias típicas que suceden durante el transcurso de la parálisis:
- Sensación de presencia. Sensación de una o varias presencias en la casa, a las que se considera como “intrusos”. Es una impresión neutra, acompañada de aprehensión y temor. Se presupone la presencia, sin necesidad de corroborarlo sensorialmente. En algún momento sienten que la presencia se mueve, entra en la habitación, puede acercarse a la cama, incluso sentir presión en el colchón. La mitad de las personas relata que saben que son observados fijamente, pero no saben identificar desde dónde.

- Presencia amenazante. Los encuestados interpretan que la naturaleza de la presencia, y el ambiente que la rodea, es peligrosa o malévola, y que intenta la posesión (a veces el rapto o abducción, en el caso de los visitantes de dormitorio). Se acompaña de un fuerte sentimiento de terror, peligro y urgencia; necesitan despertarse lo más pronto posible. Este estado de pavor no siempre se asocia a la posibilidad de sufrir daño físico, sino más bien al sentido misterioso particular de la maldad que desprende la entidad. Se siente la amenaza de fuerzas sobrenaturales y demoníacas que buscan robar el alma o poseer el cuerpo del durmiente.
- Alucinaciones visuales. Más o menos vívidas, inconstantes, vagas e indefinidas, cercanas a la pseudo alucinación; el estímulo externo percibido se reconoce como real. En el caso de la presencia, esta queda fuera de la vista, o en la periferia del campo de visión, o camuflada entre las sombras de la habitación; en algunos casos se relatan imágenes detalladas de objetos y seres como fantasmas, figura oscura a los pies de la cama, esqueletos, calaveras, etc.
- Alucinaciones auditivas. Al igual que en las visuales, se tiene la convicción de que los sonidos son reales y que provienen del exterior más que de su mente. Son sonidos elementales, mecánicos e intensos, como zumbidos, rumores, siseos, correteos, rugidos, campanadas, golpes, vibraciones, silbidos, chillidos, rechinadas y gimoteos. En otros casos son sonidos identificables concretos como timbres de teléfono, sirenas, herramientas, motor eléctrico, golpes de puerta, arrastrar de muebles, vidrios o vajilla que se rompe, música extraña, sonido de radio con ruido blanco o que recibe varias estaciones, sonidos de viento, rugido de olas del mar, etc.; las voces humanas son el sonido más frecuente en un 37% de los casos, en forma de griterío o leves susurros, sin mensaje identificable ni claro.

- Alucinaciones táctiles. Comunes y relacionadas con la presencia intrusiva; incluye la sensación de que el colchón se hunde, que alguien se sienta, que le retira las sábanas o que la agarra de las manos.
- Dificultades respiratorias. Sensaciones de presión en el pecho, dificultad para respirar, estrechez alrededor del cuello como si fuera estrangulado, y sensaciones de sofocación y asfixia; estas percepciones pueden explicarse por la parálisis de los músculos voluntarios; el estado de sofocación produce gran angustia, pánico y temor de morir asfixiado.
Consejos y tratamiento
Los horarios irregulares de sueño, o frecuentes siestas, pueden aumentar la aparición de la Parálisis del Sueño. Así como para la mayoría de los trastornos del sueño, un horario de sueño regular es importante.
La falta de sueño puede causar Parálisis del Sueño. Las personas con problemas psiquiátricos pueden sufrir de parálisis del sueño. Estas personas necesitan un tratamiento continuo con medicamentos supervisado por un médico.
Es común experimentar calambres en las piernas. También puede ocurrir después de un cambio de medicamentos.
Las personas con narcolepsia con frecuencia tienen parálisis del sueño. Por lo general, necesitan un antidepresivo para disminuir o eliminar el soñar mientras duermen. Esto ayudará a aliviar la parálisis del sueño. Tomar un medicamento antidepresivo, aunque no sea una persona deprimida, es un método para disminuir la parálisis del sueño.
La parálisis del sueño es una experiencia muy aterradora, y la víctima siente que es impotente en cuanto a la forma de evitar que se vuelva a producir. El mejor tratamiento es el conocimiento. Al conocer las causas de este trastorno, el miedo se reduce.

Durante los episodios de parálisis, los pacientes pueden ser aconsejados para intentar mover los músculos de la cara y de los ojos, moviéndolos de un lado a otro. Esto puede acelerar la terminación del ataque.
En los casos graves, donde los ataques se suceden al menos una vez por semana, se puede usar un medicamento. Se sabe que el estrés y los trastornos del sueño aumentan los episodios de parálisis del sueño.
Por lo tanto, para reducir al mínimo el número de episodios, se aconseja a los pacientes hacer lo siguiente:
- Dormir lo suficiente
- Reducir el estrés
- Hacer ejercicio regularmente, pero no antes de la hora de acostarse
- Dormir en un horario regular
- No beber ni comer productos con cafeína antes de acostarse
- Tomar un baño caliente antes de acostarse, es relajante

Abandonar creencias de tipo paranormal, y encontrar una explicación lógica a nuestras experiencias ayudará a encontrar un tratamiento eficaz y supervisado por profesionales.
Facebook: Psicóloga Jimena Báez