XI
Interludio
En toda Latinoamérica se hacen historietas en menor o mayor grado: México, Argentina, Brasil, Perú, Uruguay, Bolivia, Cuba y demás. Sin embargo, hay que señalar que el único de estos países donde se enaltece el arte de la historieta –y se cuenta con años de investigación al respecto y con millones de consumidores– es Argentina.
En México, en lo que más hay “expertos” es en lo que se produce en Estados Unidos y Japón: el comic y manga. Lo poco que se ha publicado sobre historieta en esta sección viene de investigaciones sobre el tema que se cuentan con los dedos. Todavía en 1988 se publicó una gran investigación llamada Puros Cuentos, una crónica de la narrativa gráfica mexicana.
Eso quiere decir que con trabajo podemos consultar, si partimos desde 1988, con una breve colección de estudios sobre historieta, unos 30 años de esfuerzos que siguen siendo inexistentes para las instituciones educativas y para las burocracias oficialistas.
A ello, el involucramiento de los investigadores-artistas con dichas instituciones es lo que genera que la historieta tenga cierta presencia, como últimamente se ha visto cuando se homenajea a algún personaje de ficción o dibujante célebre. De otra forma, los recintos de arte, educación y cultura no tienen ni idea ni voluntad al respecto; acaso en el centro de México se puede hallar mayor conciencia sobre el tema, pues ahí se originó lo que fue la industria de la historieta y, por lo tanto, hay algo de raíces al respecto.
Esta industria existió, los hechos tuvieron lugar durante 60 años, millones de personas tuvieron en sus manos los “cuentos”, los “pepines” o las historietas, y su impacto en la cultura mexicana casi se desvanece, pero ciertamente, su aporte cultural fue hecho de lado más por cuestiones económicas que culturales: si no es explotable, no existe.
Ahí sí se puede decir que sólo los caricaturistas sobrevivieron, apegándose a una u otra postura partidista del devenir político; pero los que sólo querían dibujar e ilustrar historietas tuvieron que buscar trabajo en otros países o dedicarse a otro oficio. ¿Qué pasó entonces con las nuevas generaciones de historietistas mexicanos? ¿Dónde manifestaron su creatividad?
Como sea, los artículos de La Narrativa Gráfica han tratado de retomar lo que las investigaciones han ofrecido al respecto. Ciertamente hay mucho más qué decir, pero es hora de “darle la vuelta a la tortilla” al menos en los próximos capítulos, para conocer a quienes están en la dinámica de la historieta de nueva generación.
Se ha mencionado a algunas ilustradoras en este ámbito, hay nuevas investigaciones y espacios sobre historieta y, sobre todo, las tecnologías virtuales son el nuevo escaparate para llegar a los lectores: desde las aplicaciones para leer historietas desde tu celular, hasta los sitios web donde puedes leer avances de novelas gráficas y así hacer tus pedidos de las que más te gusten, para llegar su versión impresa a tu casa.
Chequemos ahora entonces, de los 90´s directo al siglo XXI, sin dejar de lado, claro, los momentos donde haya que hacer memoria. También estén pendientes en Facebook en la página feriafihm para noticias de ilustradores e historietas.
Camilo Solís