La buena vibra que nos llenó en el evento organizado por Metamorfosis nos ha acompañado desde aquella memorable noche.
También fue una noche de descubrimientos para el que esto escribe: tantos héroes y tantos recuerdos, tantos rockeros conocidos por los asistentes y a la vez tan desconocidos para tantos otros, tantas historias aún por ser contadas…
Entre esos héroes semi-conocidos, tuve la fortuna de reconocer entre las fotos a Pedro Maceo, quien proviene de una muy entrañable y apreciada familia artística, especialmente musical, y quien fungió como baterista de la banda Barra Libre, ahí por los 80s.
Ni tardo ni perezoso, ese mismo día lo contacté para entrevistarlo y continuar con el estado de gracia que adquirí desde el 27 de diciembre y que a toda costa he intentado conservar, empapándome de las palabras de Jorge Cervera, los artículos de Ricardo Pat, mis propios recuerdos, y las memorias y comentarios de los protagonistas de esta historia.
Pedro, que además es un ejemplo de voluntad y dedicado esposo y padre de familia, accedió gustoso a contestar nuestras preguntas y, al mismo tiempo, contactarnos con otros protagonistas a los que estaremos entrevistando en el futuro próximo.
Le agradecemos sus honestas y muy entretenidas respuestas.
Antes que nada Pedro, ¿cómo te iniciaste en la música?
Imagínate: siendo sobrino de la destacada pianista y compositora Ligia Cámara, pues desde que nací escuchaba música, y mi mamá –Lía Cámara– estudió para pianista clásica y dio clases en Bellas Artes en Mérida.
¿Con qué instrumento musical te identificaste y por qué?
Desafortunadamente, me inscribieron a piano siendo niño, pero la educación de antes era a reglazos y, lógico, le agarré animadversión al teclado. Pero definitivamente la batería me llamó siempre la atención.
¿Quiénes eran tus ídolos musicales en tus inicios?
Pues mira, el primer disco de pasta que compré juntando mi mesada de los domingos fue un disco de KISS, “Dressed To kill”, en 1975. Tenía 9 años, lo oía en la consola de la casa cuando no había nadie y mi abuela se encerraba en su cuarto, pues decía que era música del demonio. Jajaja, ahí me enamoré de la canción “Rock And Roll All Nite”.
¿Dónde, cuándo, cómo y por qué se creó “Barra Libre”?
Estudié en el Colegio Americano toda mi vida, desde kínder hasta la prepa. En un evento estudiantil formamos un pequeño grupo entre amigos y nos lanzamos a tocar los Beatles y hasta bossa nova. Ahí mismo, un muchacho de secundaria llamado Israel Benavides se me acercó y me dijo “vamos a formar una banda”.
Conocimos entonces a Armando Gutiérrez, quien estaba buscando músicos para hacer un grupo de rock con canciones originales de su propia autoría (cero covers), y la idea me fascinó.
¿De dónde tomaron el nombre de la banda y quiénes eran sus integrantes?
El nombre fue idea de Armando Gutiérrez (El Bebo). Claro, el grupo después tuvo otros nombres: Sagitario y Fuego Dorado. Armando Gutiérrez Ramos tocaba la Guitarra, Israel Benavides Briceño el Bajo, Miguel Enríquez Zozaya era otra Guitarra y yo, Pedro Alfonso Maceo Cámara, tocaba la batería.
En tu caso, ¿quién te enseñó a tocar la bataca?
Aprendí empíricamente. Nadie me enseñó. Compré un disco-curso de Tino Contreras.
¿Tu baterista favorito?
Pues tengo muchos: de Rock, Neil Peart de Rush; de Jazz, el maestro de maestros Buddy Rich, el mejor baterista del universo mundial. Y tengo más consentidos. Ahora estoy estudiando partituras de Led Zeppelin, de John Bonham. Esta perrísimo. Igual John Dolmayan de System of a Down, y Danny Carey, de Tool.
¿También aprendiste a leer música empíricamente?
Sí. La partitura de batería es más simple: cada nota es un tambor. No es difícil.
¿Qué tipo de música interpretaba Barra Libre y cuáles era sus aspiraciones?
Interpretábamos canciones propias de la autoría de Armando Gutiérrez. Eran de rebeldía contra la sociedad y nuestros padres. ¡Imagínate una canción llamada “Pícaro biberón de 12 grados de alcohol”!
¿Cuál dirías que fue el mayor logro de la banda?
Creo fue la primera banda de covers propios originales. Obvio, éramos unos chavos empíricos que no teníamos formación musical formal, pero nos divertíamos y hacíamos un espectáculo hasta con fuegos artificiales, jajaja, tipo KISS.
¿Por qué no continuó?
Bueno, a raíz de que se habían disuelto otras bandas de rock, me uní a Alfonso Ontiveros, Marcos Cardos y Miguel Enríquez y formamos Tequila Pop, banda que tocaba música de la denominada “Rock en tu idioma”.
¿Sigues involucrado con la música? ¿De qué manera?
Mi casa es actualmente la escuela de Música “Ligia Cámara”, en honor a mi tan famosa tía. Estamos por abrir clases de batería y pienso participar como maestro.
¿Qué sabes de los otros integrantes de la banda?
Armando Gutiérrez sigue en lo que más ama, su propia música y, claro, nuestra amistad es para toda la vida.
Israel Benavides falleció hace muchos años en un terrible accidente. Era uno de mis mejores amigos en la vida.
Miguel Enríquez, seguimos siendo tan amigos como siempre.
¿Qué opinas del impulso cultural de las autoridades a la música y a los músicos locales?
Agradezco mucho el impulso que en estos eventos y que ahora se le está dando a la música. Pienso que la música debería ser un modo digno para vivir. Se necesita más apoyo de los sindicatos para que los músicos puedan vivir de lo que hacen y no tengan a la música como un hobby y, por consiguiente, tengan que tener otras entradas de dinero para poder subsistir.
¿Qué opina tu esposa de tus gustos musicales?
Jajajaja, se aguanta la Menudo-maniática. Ni modo. Tengo que oír a Mijares, a Yuri, a Bosé en el auto, es normal. Lo único que odio es la banda y el reggaetón. Jajajaja.
¿Alguna vez interpretaste algo en familia, con tu tía y tu mami?
Claro que sí. Toqué muchas veces con mi tía, cuando su baterista no llegaba. Tocaba Jazz, Bossa, Balada, Son Cubano, Salsa, hasta Tangos. Jajajaja. Ya ves, mi tía era muy versátil. De ahí mi amor por Dave Brubbeck. Era obligado el Blue Rondo a la Turk con la tía.
¿No sientes ganas de regresar a tocar en una banda?
Espero algún día, creo…
¿Qué se requeriría para que más músicos se pudieran dedicar a la música, en tu opinión?
Salarios dignos, mueran los coyotes y las pistas, y que el sindicato se ponga a trabajar. Es simple. Ah, y darle un balazo a los restauranteros que explotan a los músicos. Vino Marcos a verme ayer, me dice que en Cancún está menos peor. Pero aquí está terrible.
Debería promocionarse más conciertos de rock urbano y sub-urbano, que vayan los chavos y paguen boleto para escuchar rock y, así, poder financiar a las bandas.
¿Qué mensaje enviarías a la comunidad del rock?
Conozco a mucha gente y solo les puedo decir una frase que dice Molotov: ¡El Rock es cultura, el Ska es agricultura! Jajajaja.
Gerardo Saviola