XXIV
Santiago de Cuba
Alfonso Hiram García Acosta
Mis visitas a Santiago de Cuba casi siempre fueron al terminar los Festivales “Cantares de América” de Guantánamo. Mi primera visita a Santiago fue en 1991, cuando la dirección de Cultura, el Centro Provincial de la Música y la Asociación Nacional de Tríos, nos puso a disposición un autobús para llevar a la Delegación Mexicana al Festival. La Delegación estaba integrada por Roberto Mac Swiney Salgado, Roger Erosa Vázquez, el trío “Los Ángeles” –integrado por José y Cesar Marrufo y Wilberth Bates– y “Los Tres Galanes”, Renán, Maco y Wilberth López, dándole carácter de Internacional al Festival de Tríos de Cuba, en un intercambio cultural de “Los Amigos de la Trova Yucateca” y la Asociación Nacional de Cultura y Arte Plural” A. C. que presidíamos Roberto Mac Swiney y el que escribe, respectivamente. Se nos ofreció un paseo turístico por la provincia de Santiago, para conocer: el Morro y la iglesia de la Caridad del Cobre y participar como invitados a la Casa de la Trova “Pepe Sánchez”.
Nuestra llegada a Santiago fue a las diez de la mañana. Nos llevaron a conocer la Casa de la trova “Pepe Sánchez”, donde se nos unió el “Trío Ensueño” para la visita. El local ya tenía público y nos integramos de inmediato. Los conductores de la presentación de los tríos mexicanos fuimos Mac Swiney y el que escribe, alternando al alimón para hacer gala de nuestros tríos, platicar sobre la trovadoresca de Yucatán, y hacer homenaje a “Pepe Sánchez”, que coincide con el mes en que escribo, mes en que se funda esta Casa de la trova y mes de nacimiento del Padre del Bolero y la canción trovadoresca de Cuba, historia de la que he comentado en mis conferencias sobre la “Visión Poética de Cuba”, en diferentes foros de México.
El Festival “Pepe Sánchez” es posiblemente el más antiguo de Cuba, y por él han pasado muchos artistas internacionales y cubanos. Es una fiesta de la ciudad que no se queda en las instituciones y teatros, es la fiesta musical de un pueblo alegre que pasea su folclor por las calles, plazas y sus numerosos barrios. Por algo es la capital del Son, cubriendo sus espectáculos sus centros laborales y escuelas de todo nivel, para contagiar con cadencia, ritmo y percusión los espacios para disfrutar, como el lugar insigne de La Casa de la trova”, la Plaza Aguilera, el Balcón de Velázquez, el Salón de los Grandes, la Casa de la Música, el Patio de los Abuelos, el Patio de Artex, La Trovilla del Castillo, el Ateneo Cultural y la Sala Dolores, con el apoyo sociocultural de sus autoridades del Poder Popular y de Cultura. Por invitaciones directas posteriores he participado en los simposios culturales y foros teóricos, y he contribuido con ponencias como: “La Trova Cubana y su Influencia en la Trovadoresca de Yucatán”, y “El Bolero y el Bambuco; dos géneros musicales que se arraigaron en la Península Yucateca”, entre otros. En estos eventos se entregan reconocimientos y se hacen homenajes a trovadores destacados, investigadores musicales e instituciones, terminando con un recorrido llamado “La Ruta del Trovador”.
Santiago de Cuba fue la capital de la Provincia de Oriente, y se considera como la ciudad más importante del país cubano, después de La Habana, debido a su potencial económico y población.
Santiago, a pesar de encontrarse en la zona sísmica de la isla, y la furia de algunos ciclones, ha sabido conservar su patrimonio colonial. Creo que el Arquitecto Taboada es el artífice de la conservación y rescate del Patrimonio Nacional. En las calles del Casco Histórico se pueden apreciar sus casas coloniales con las características paredes de adobe, techumbres a dos aguas de tejas cerámicas, grandes ventanales y patios interiores ajardinados. Su lomerío de calles empinadas y construcciones incrustadas en la montaña me recuerdan los versos de la canción de Pepe Guizar sobre Taxco: “… Sus callecitas de arriba abajo / de abajo a arriba, lo mismo da, hay qué rechulo es Taxco…” Recuerdo la calle de José Martí, para pernoctar en la casa de Heriberto Meléndez, ubicada en una calle empinada, y sus escaleras empotradas en un corte de la montaña, para subir unos diez metros, y observar qué rechulo es Santiago.
Santiago fue la primera capital de Cuba, posiblemente por su posición geográfica y la profundidad de sus aguas. Además, era la ruta de paso de todas naves españolas que surcaban las islas antillanas y de los primeros desembarcos de esclavos africanos para la explotación de esas tierras; el mercado humano bajo la bendición de la Santa Iglesia y sus obispos y frailes seculares.
En Santiago, el 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes rebeldes asalta el Cuartel de Moncada, dirigidos por el estudiante de derecho Fidel Castro Ruz, cumpliendo con un objetivo inmediato de este grupo de jóvenes revolucionarios. Santiago fue así la cuna del movimiento que en 1956 hace esa nueva chispa de emancipación con el desembarco del Granma con un grupo de luchadores que han hecho la historia moderna de este país.
La nueva imagen que yo conocí de Santiago de Cuba, en su anillo funcional de la ciudad y de los edificios que la rodean, como la catedral y su fachada principal; el Ayuntamiento; el Hotel “Casa Granda” –me he hospedado en este y en el “Oriente”- y el Club “San Carlos” son obra del ingeniero Carlos Segrera. Se puede decir que es el artífice del progreso urbanístico y de conservación de la ciudad. Sus obras van desde el centro histórico de Santiago, hasta Vista Alegre, que es el barrio más aristocrático de la ciudad.
Pese a ajustados presupuestos, en Santiago se conservan valiosos tesoros históricos como la primera casa de América, la primera catedral de Cuba, el Castillo de San Pedro de la Roca o el primer museo cubano.
Otro de los puntos de interés que visitamos fue el Castillo del Morro, o Castillo de San Pedro de la Roca, inmueble declarado por la UNESCO, en el año de 1997, “Patrimonio de la Humanidad”.
Aunque en 1994 formé parte del equipo de la restauración del Castillo de Jagua en Cienfuegos, bajo la dirección del Arquitecto Taboada, junto a las arquitectas Lérida Torres Manso -investigadora de la arquitectura de Remedios, dedicándome su libro- y Anahí Rodríguez, considero que el Morro es el más completo y mejor preservado como un ejemplo de la arquitectura militar hispanoamericana, posiblemente basado en diseños de trabajos similares italianos en la época del Renacimiento.
Mi pasión por la música popular y sus diversos géneros que se dan en la isla cubana, me ha permitido participar en sus festivales del changüí al jazz; del bolero a la zarzuela, y de esta a la ópera cubana. Pero Santiago es la Cuna del Son y el Bolero, con el sentimiento de la Trova Tradicional, además de la expresión coral que están arraigados en sus entrañas.
Allí nacieron grandes músicos como Pepe Sánchez –padre del primer bolero, “Tristezas”, que escribió en 1886–, Sindo Garay, Ñico Saquito, Compay Segundo, Elídase Ochoa, Olga Guillot, por nombrar a algunos.
En tres ocasiones hemos hecho algunos intercambios musicales con Cuba para trabajar en Mérida, la de Yucatán, pero refiriéndome a Santiago, en esta ocasión me limitaré al trío “Ensueño”, integrado por los hermanos Heriberto e Israídes Meléndez, guitarras primas y voces, con el requinto de José Camejo, un virtuoso de la guitarra. Con ellos he participado tanto en Cuba como en México en diversos escenarios: teatro “Guaso”, Cine “América”, Casa de la Cultura en Guantánamo, donde hice poesía en los puentes musicales; Casa de la Trova, Teatro “Oriente”, Festival del Son en Santiago y en Mérida, México, en la Plaza de Santa Lucía, Trova del Café Caribe; Club Habana Libre, El Trovador Bohemio, Teatro Peón Contreras, Centro Cultural “Olimpo”. Le llevaron serenata a mi hija y nieto recién nacido –hace 27 años– y guardo las fotos de este hecho. El trío “Ensueño” ha llevado la música de Cuba a Brasil y México como la vanguardia trovera cubana, junto a “Los “Caminantes” de Manzanillo” y Los “Martínez” de Guantánamo, donde a nuestros jóvenes trieros les enseñaron un manejo mejor de sus instrumentos y les enseñaron armonía para empastar voces. Ahora esos jóvenes que abrevaron sus conocimientos musicales hoy en Yucatán son “Los Juglares”, que han llevado como embajadores por nuestro País, América latina y la Europa Central, la trovadoresca de Yucatán y Cuba. Debo aclarar que los ahora “Juglares” hicieron su presentación en la plaza Martí de Guantánamo durante el Festival de Tríos “Cantares de América”. Tenían los tres 17 años de edad (1990) y han sido los mejores discípulos de estos músicos cubanos que ellos llaman sus maestros.
Santiago cuenta para la vida nocturna y turística con otro Salón Cabaret, sucursal del “Tropicana” de la Habana, con instalaciones similares en ambientación, pero con adelantos electrónicos y la insuperable calidad de las variedades presentadas, acompañadas con una cocina de primera. Sugiero para la cena una ensalada verde, arroz congrí, langosta enchilada de pimientos, café y ron Habana Club; es de visita obligatoria.
En otras de mis visitas a Oriente, he viajado desde la terminal del ferrocarril a un costado del muelle de la bahía de La Habana para Santiago de Cuba, con algo más de confort del que viaja a Guantánamo –unas 14 horas promedio– en lo que fueron los vagones y equipo del Ferrocarril del Sureste vendido a Cuba. En este viaje llevan el salón comedor con aire acondicionado, lo que hace el viaje más descansado. El paisaje desde el tren es muy agradable hasta que obscurece por Ciego de Ávila, pero el amanecer por Holguín, San Luis y Santiago es inigualable; el viaje vale la calidez de esa ciudad oriental.
Mi agradecimiento a las autoridades culturales de Guantánamo y Santiago de Cuba, por la deferencia que siempre han tenido para con nuestras delegaciones musicales. Por este conducto me pidieron que envíe sus saludos y parabienes: Ileana Cortés, soprano; Filiberto Aguilar, tenor; Maricarmen Pérez, trovadora; Trío “Los Tres Yucatecos”; Pastor Cervera (+) –el último bohemio, que abrevó el rasgueo de su guitarra, de los antiguos trovadores cubano-; José y Cesar Marrufo, “Los Juglares”; William Gómez Moreno, percusionista y cantante que en los años cincuenta acompañó a Ciro Rodríguez en la ciudad de México; Wilberth Bates y Renán López, trovadores, y mi compañero musicólogo y divulgador de la música cubana Dr. Pablo Dueñas. Todos hemos sentido Cuba a través de su música.
Para todos los santiagueros, el abrazo fraterno de este pueblo que musicalmente tiene raíces cubanas.
Bibliografía
https://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_de_Cuba
https://es.wikipedia.org/wiki/Castillo_de_San_Pedro_de_la_Roca