Aída López
Todo empezó el domingo
Cuando Leonora y Sansimonsi
Cruzaron Paseo de la Reforma
Como si fuera el Jardín de Francia.
La huesuda, caminando con Tinísima,
Preguntaba a quién se llevaría
Cada vez quedaban menos
Con verdadero oficio de periodistas.
Juan Soriano, niño de mil años
Aún jugaba con Lilus Kikus
Opción no era para el parnaso
De los ilustres famosillos.
Elena con La flor de lis
Invocaba a Las siete cabritas
Ellas la salvarían
De la parca que ahí venía.
Métase, mi prieta,
Entre el durmiente y el silbatazo
Porque aunque sea Dos veces única
Aquí le aplico el azul albazo.
No sea rejega, Elenísima
Te espera Gabo en el páramo
Con tu faldón amarillo
Como Hojas de papel volando.
Nada, Nadie, dijo Elena
Me convence de acompañarte
Menos si De noche vienes
Esperes que aquí me infarte.
Se hicieron de Palabras cruzadas
Las indómitas pelo suelto
Improperios de Ida y vuelta
Retumbaban en La piel del cielo.
Fuerte es el silencio
Entre Elena y la huesuda
Los mariachis también callaron
Ante la muerte testaruda.
Hasta no verte Jesús mío
Le hago caso al contubernio
Monsi, Leonora y Tina
Quieren llevarme p´al infierno.
Elena invitó a la parca
A la Boda en Chimalistac
Con la única condición
Que vaya vestida de frac
La vendedora de nubes se casa
El burro metió la pata
Si El tren pasa primero
Nos lleva, parca insensata.
Luz y luna, las lunitas brillaron
La parca a la boda llegó
Elena como novia de pueblo
A media noche se la llevó.
*Texto ganador del primer lugar en el concurso nacional: “Calaveras Literarias para Elena Poniatowska”, convocado por la Fundación Elena Poniatowska Amor A.C.