Generación dorada
LUIS FERNANDO VARGAS AGUILAR
Estas vivencias corresponden a mi estancia como visita, y luego como trabajador en esa empresa de televisión.
Esta historia se propicia por la gran amistad con Gustavo Muños Pallás. Nos conocimos en Grupo Rivas y llegamos a tener un programa de radio en XEFC por las noches que se llamó “Un poco de Música y Algo Más”. Cerrábamos transmisiones, yo ponía la música llevando discos de mi propiedad, y con una breve plática anterior a cada programa sabía que llevar.
Pasados algunos años, Gustavo me invitó a ver su noticiero por canal 13. Acudí con mi esposa, ya que Gustavo había sido nuestro padrino de anillos de boda. La experiencia de este noticiero fue única: hicieron actividades informativas como lo hacían los canales de la ciudad de México, con enviados y corresponsal en los sitios de la noticia en cuestión.
Debo aclarar que en esa época las noticias se leían en una hoja frente a cámaras, muy pocas notas se ilustraban con imágenes fijas o en movimiento. El noticiero de esa noche fue sorprendente, ya que esto se dio como algo natural ágil e ilustrado. Al final, fue festejado por la concurrencia, entre los que estaba el gobernador en turno, Francisco Luna Kan, y algunos funcionarios además de otros invitados de importancia.
Me causó admiración que con pocos recursos se hiciera algo fuera de los acartonados noticieros del canal 3 de aquel entonces.
No tardó Gustavo en invitarme a ver cómo trabajaban. Ahí me preguntó si le podía componer los switchers (equipo para seleccionar imágenes de cámaras y VTRs) con efectos, ya que tenían averiados varios canales de entrada de video. Tenían dos de estos y me propuso hacer uno de los dos. Le respondí que primero intentaría reparar el que estaba en espera.
Resultó que, por falta de mantenimiento y servicio, el switcher en cuestión tenía múltiples problemas electrónicos y necesitaba unos ajustes. Como en ese tiempo yo tenía un centro de servicio de Telefunken Mexicana (marca de prestigio en Radio estéreo alta fidelidad, TV, y domésticos), contaba con equipos para generación, verificación, así como repuestos que la compañía alemana me sugirió tener como requisito para trabajar su marca. No fue tan difícil sacar esos equipos adelante y muy bien.
Llevé ese primer equipo, remplazando al que estaba trabajando a medias; el otro lo llevé a servicio, con la experiencia de haber tenido éxito en el primero, que funcionó en su totalidad.
Esto me llevó a dar una revisada a todos los equipos: cámaras, monitores de video y de audio. Finalmente, me propusieron checar el transmisor. Cuestioné: “¿Hay manual o información del fabricante?”, ya que esa información es vital para dejar en óptimas condiciones de funcionamiento.
Cuando el Canal lo adquiere el gobierno del estado, acudía con más frecuencia. Entonces me propusieron trabajar ahí, que el ingeniero Gregorio Mendoza Hiautensi, quien había sido responsable de la cadena nacional a la que perteneció este canal, le haría una revisión al transmisor; el ingeniero de entrada me dijo me dijo que estaría muy breve tiempo, ya que sus obligaciones en Televisa NO le permitían alejarse mucho tiempo y que él podría estar solo esta única vez. Se había acordado apagar el canal para instalar, limpiar y acomodar lo que había, para salir como un canal nuevo: La Resurrección del canal 13.
El ingeniero Mendoza y yo nos dimos a la tarea de limpieza: primero desmontando, lavando y, finalmente, puliendo las partes de las etapas de potencia que, como es enfriado por aire y éste es tragado por una enorme turbina, con el paso del tiempo se había acumulado mucha tierra en las cavidades metálicas, aisladores, base de los bulbos, etcétera, componentes dentro de ese torrente que enfría del intenso calor generado por los bulbos ahí encerrados.
Este transmisor era un “General Electric GE”, fabricado en Mississauga en Toronto, Canadá, creo que en 1969. Ese transmisor primario consistía en dos estantes metálicos de potencia, idénticos uno al otro, y al centro los moduladores de video y audio, así como control de los filamentos de ambas etapas. En su totalidad era de bulbos, la única etapa híbrida con transistores estaba en la modulación. El objeto de tener dos etapas idénticas es que, en caso de fallar una etapa de potencia, se podía trabajar con una sola, pero no con la potencia de 5000 Watts nominal. El arte de hacer esto radicaba en que tuviera bien ajustados los amplificadores, si no el audio “invadía” parte de la señal de video, haciendo unas mallitas visibles en la imagen al ritmo del sonido. También debo comentar que en su concepción este transmisor estaba diseñado para blanco y negro, pero la transición a TV de color obligó a los inventores de la TV cromática poner dentro de la señal de video B/N la sub-potadora de color junto con la información diplexada del croma. Así que, si se ponía una señal de color, salía pobre o despintado, como fue el caso de este GE.
En un principio se le dio más importancia al B/N, ya que la mayoría de los receptores en esos tiempos eran monocromáticos. Con la experiencia de ajustar una y otra vez este transmisor, en mi centro de servicio monitoreaba al canal tanto en casa como donde podía. Llegué a la conclusión que, mejorando el ancho de banda (el espacio que lleva la señal de video) de los amplificadores de potencia, el color mejoraba, pero la potencia disminuía, entrando en controversia pues la ley de normas de radio y televisión vigila que salga con la potencia asignada. Así, por mucho tiempo me dediqué a todos estos equipos, a leer y aprender nuevas técnicas valiéndome de nuevos amigos y proveedores.
Continuará la próxima semana…