César Ramón González Rosado
Desde el inicio de la actual campaña electoral para Presidente de la Republica, renovación del poder legislativo, gobernadores y otros cargos de elección popular hemos observado cómo los candidatos de los partidos utilizan diversas estrategias electorales alejadas de la ética: Acusaciones de lavado de dinero o de asociación con el crimen organizado por parte de la PGR que no prosperaron; o la utilización de otras instituciones del gobierno para hacer propaganda a favor de algún candidato, y más triquiñuelas que enrarecen el ambiente electoral del 2018.
Tal es la queja de una simpática abuelita a quien no le dieron un cobertor porque en ese momento no encontró su credencial de elector que debía entregar a los enviados de Sedesol, para tomar una fotografía de la misma. Aducen esos “benévolos” visitantes el cumplimiento de sus objetivos sociales, sin importar que sea tiempo de elecciones.
También la inducción ilegal al voto o la descarada compra de los mismos son prácticas que seguimos padeciendo: Caso reciente es el de los empresarios multimillonarios que presionan a sus trabajadores para no votar por el candidato que, según ellos, pone en peligro los empleos.
Y también noticias de los periódicos sobre activistas compradores de votos que recorren el país ofreciendo $ 500 en el medio rural, o $1000 en el urbano, para comprometer el sufragio del ciudadano.
Y me consta de un supuesto abogado que induce al voto para su candidato pidiendo credenciales de elector a los ciudadanos, para registrarlas en su teléfono celular. Esta y otras prácticas ilícitas se incrementan en estos días.
Nos falta saber sobre el posible escamoteo de votos el día de las elecciones, a través de viejas o nuevas triquiñuelas que los “expertos” en estas lides inventan y que aún no están del todo erradicadas en algunos distritos electorales:
- El carrusel – Cuando un ciudadano daba vueltas y vueltas en la casilla, una y otra vez, siempre para emitir un voto nuevo y, por supuesto, para el mismo candidato.
- El ratón loco – El pobre ciudadano buscaba una y otra y otra vez su casilla, porque a propósito su registro en el padrón estaba incorrecto, así que no podía votar en ninguna casilla cercana a su domicilio y, así, simplemente ya no votaría.
- La Operación tamal – Aquella donde un individuo llegaba con montones de votos que eran depositados en las urnas, envueltos en una hoja de periódico, con total constancia de los funcionarios de la casilla,
O las artimañas que los cerebros maquiavélicos instrumentan con la modernidad de la tecnología de la información:
Por ejemplo, la “Operación Oreja”, el espionaje telefónico del que son blanco algunos candidatos para neutralizar sus estrategias.
O los ya famosos “hackers” que, a través de sofisticados sistemas computacionales, adquieren y divulgan información secreta que perjudica a algún candidato, o bien inducen a no votar por algún contendiente, inventando mentiras a través de las redes sociales.
Falta poco para saber cuál es la voluntad del pueblo mexicano. A escasos días de los comicios, las encuestas favorecen al puntero por amplio margen. Sin embargo, esos sondeos no son seguros predictores de los resultados. Acordémonos de los recientes casos “Clinton- Trump”, en los Estados Unidos, o el Brexit en Inglaterra. Todo puede suceder, también en México.
Seguramente el Instituto Nacional Electoral –INE– estará alerta sobre estos tipos de fraude electoral y tomará las medidas apropiadas para evitarlas. Que así sea.
Estemos preparados para alguna sorpresa.
Si se da con legalidad y se demuestra a satisfacción plena, respetémosla como la voluntad de los mexicanos. Si lo contrario, serán desastrosas las consecuencias.
Excelente nota
Justo en todo lo que va del proceso electoral he pensado en las mismas ideas que expone: la guerra sucia, los ataques constantes, las sorpresas electorales.
Los ataques ya hasta flojera dan. No hay propuestas, sólo es hablar mal del otro, mientras el otro se mantiene reservado y ahí va pian, pianito (que no PRIAN, PRIANITO, )
En cuanto a las redes sociales, si bien Mark Zuckerberg se metió en un lío tremendo, aunque no salió tan raspado, me parece que el uso de facebook y whatsapp ha involucrado mucho más a las nuevas generaciones en estos temas y si bien muchos de ellos son jóvenes que aún no alcanzan el derecho a voto, están informados y se han hecho un criterio sobre lo que sucede en términos de política en este país.
Totalmente de acuerdo, sólo se han dedicado a echarse tierra unos a otros sin hacer las propuestas que nos interesan para lograr un México mejor; lo que sí me queda claro es que cualquier candidato que sea el ganador tiene un gran compromiso para sacar de donde está sumido nuestro país, que sea lo mejor para todos.
Lo lamentablemente es que se nos trata como retrasados mentales,quienes no quieren aceptar la elección de la mayoría y hacen hasta lo imposible por apropiarse de un cargo publico que la ciudadanía no les queremos entregar. Da pena y enorme tristeza ver como ven los cargos como un gran negocio y no como lo que es, un servicio a la sociedad, mejorar al país, hacer de esta una gran nación.