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La grandiosidad clásica de la pirámide maya de Kinich Kakmoo

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CUBIERTA CON EL RACISMO DE LA CIUDAD COLONIAL DE IZAMAL

edgar rodríguez cimé

En la cima de la grandiosa pirámide dedicada a Yuum Kin, en su versión de Kinich Kakmoo (Guacamaya Solar), de las más grandes en Méjico, como templo principal del conjunto arquitectónico edificado en el siglo VI D. C., imaginé al Señor maya agradeciendo la protección para el pueblo descendiente del dios Hunabkú. Para completar,  también agradecí haber conocido esta urbe maya clásica, como herencia de los antiguos abuelos, hoy cubierta por el racismo imperante en la llamada “ciudad de los cerros” (edificios mayas enterrados): Izamal.

¡Qué bella ciudad maya! Ni el paso de los siglos ha podido borrar lo grandioso de su estilo arquitectónico y sus mismas piedras. Quedé alelado al mirar tanta belleza, arte monumental antiguo, hoy emulado por artistas formados en la tradición de Occidente, como el mejicano Sebastián.

En el colmo del absurdo, la ignorancia y el racismo (hasta hoy imperante como ideología de criollos, mestizos e, incluso, los propios mayas “con corazón blanco”, como dice el cronista del municipio maya de Quintana Roo, Carlos Chablé), las autoridades permitieron la invasión, apropiamiento y construcción ilegal de viviendas en los terrenos que circundan esta magna obra de arte maya clásico, con lo cual quedó “cubierta” a la vista pública, ya que vergonzosamente uno debe acceder a esta joya arquitectónica a través de un reducido pasillo ruinoso entre dos casas.

Al atravesar el pasillo, y acceder a la zona arqueológica, uno queda literalmente maravillado con esta joya, abandonada tanto por la incultura de los alcaldes como de las propias autoridades especializadas en el cuidado y protección de las zonas arqueológicas del país (INAH), no sólo como respetable herencia cultural de nuestros abuelos sino también como generadora de divisas pagadas por extranjeros que saben aprecian estas riquezas, que literalmente contrastan con lo bien cuidada y pintada de amarillo de la llamada “ciudad colonial”.

Es tal la magnificencia de esta obra, que mi propia “soldadera”, traductora del idioma maya y segunda esposa, la Violeta, al mirarla opinó que era algo realmente “bello”. Yo mismo quedé “apantallado” por ese nivel estético desarrollado por los abuelos mayas, ya que imaginaba edificios más modestos tanto en belleza como en volumen, y me encuentro con arte maya clásico monumental: “Itzamatul”, “Hun Pik Tok”, “Kabul”. Los mayas: pueblo de sabios y de artistas.

Supongo que a los visitantes nacionales y extranjeros con conocimientos sobre la importancia de la antigua sociedad maya les sucederá lo mismo: “Compra boletos para visitar una ciudad colonial vendida como pueblo mestizo (mezcla de blanco con maya) mágico, conocida como ´la ciudad de los cerros´ por poseer vestigios arqueológicos donde destacan cinco pirámides mayas”, y “descubre” una maravillosa ciudad maya antigua, semi cubierta, en la que brilla como Astro Rey la pirámide de Kinich Kakmoo, en honor del dios del Sol.

Gracias a la charla sobre 500 Años de Resistencia Maya impartida en Izamal, “la ciudad de las tres culturas: maya, colonial y contemporánea”, donde lo maya antiguo se oculta por desconocerse su enorme valor histórico, cultural y artístico, “descubrí” la belleza propia de la era clásica de la sociedad maya en la pirámide en honor de Kinich Kakmoo, la “Guacamaya Solar”.

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

colectivo cultural “Felipa Poot Tzuc”

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