XXV
Abusos policiales
Hubo momentos en que las relaciones de los chinos avecindados en Mérida con las autoridades, especialmente con los agentes del orden, se tornaron tensas. Esto se debió sobre todo a los comportamientos ilícitos que, con fundamento o sin él, se les adjudicaron constantemente. Las principales causas que motivaron la intervención de la policía en sucesos de esta naturaleza fueron el consumo de opio y la práctica de juegos prohibidos.
Los años en que esos hechos se registraron con mayor frecuencia fueron los posteriores al triunfo de la Revolución Mexicana, especialmente los de la segunda década del siglo XX. Antes de ese período pueden encontrarse algunas referencias aisladas en las que consignó El Peninsular en noviembre de 1906 acerca de la aprehensión de varios chinos en un predio en el que se entretenían realizando juegos ilícitos. Como ocurriría algunos lustros después, les fueron decomisados varios objetos que usaban para sus propósitos.
Las detenciones fueron masivas en algunos casos, involucrando a varias decenas de asiáticos, otras veces afectaron a grupos más pequeños e incluso a algún solitario fumador que, tras ser sorprendido en su domicilio por los oficiales, terminaba su aventura en la Inspección General de Policía. Los cateos se efectuaban en los garitos públicamente conocidos y en las viviendas habilitadas para los deleites clandestinos de sus concurrentes.
Las autoridades realizaron campañas con las que perseguían la venta y el consumo de enervantes, que no se circunscribieron al opio, sino que abarcaban también la marihuana y la heroína, lo que involucró a otros sectores de la población que no eran de procedencia oriental. Al mismo tiempo, la policía permanecía atenta para detectar irregularidades en los casinos legalmente reconocidos o para sorprender a los que funcionaban de manera encubierta. Sin embargo, circularon rumores que atribuían actos de corrupción a las fuerzas públicas.
La persecución de los delitos, según la modalidad en que se presentaran, podía ser de la competencia de la Policía Municipal o de la Policía Secreta –también conocida como Especial– adscrita a la Procuraduría General de Justicia. Los miembros de las dos corporaciones fueron señalados por varios chinos que alegaban haber sido víctimas de abusos cometidos contra ellos. Como los agentes especiales no usaban uniforme, los atropellos de los que se hablaba parecían efectuarse con mayor impunidad, pues quienes los perpetraban no siempre se identificaron ante los afectados.
Muchos de los trabajadores asiáticos de ese tiempo tenían dificultades para comunicarse en castellano, por lo que su estado de indefensión aumentaba en esas circunstancias. Los cateos se realizaban a veces sin órdenes expresas, convirtiéndolos en auténticos allanamientos, y dando como consecuencia la sustracción de bienes que los inmigrantes guardaban como producto de sus ahorros. Semejantes acontecimientos suscitaron la intervención de las asociaciones patrióticas a las que los chinos habían comenzado afiliarse, para efectuar una defensa enérgica de sus derechos.
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“Jugadores chinos sorprendidos”, El Peninsular, Mérida, año III, núm. 835, 12 de noviembre de 1906, p. 2.
“Once chinos sorprendidos fumando opio”, El Correo, Mérida, tercera época, núm. 540, 5 de enero de 1920, p. 3.
“Detención de un comerciante en hierbas”, El Correo, Mérida, tercera época, núm. 592, 5 de marzo de 1920, pp. 1-4.
“La policía visita dos grandes casas donde se jugaba a lo prohibido y se fumaba opio” El Correo, Mérida, tercera época, núm. 613, 26 de julio de 1920, p. 1.
“un gran fumadero y garito descubierto por la policía”, El Correo, Mérida, tercera época, año III, núm. 757, 20 de enero de 1921, pp. 1,4.
“Fumador de opio castigado”, El Correo, Mérida, tercera época, año III, núm. 757, 20 de enero de 1921, p. 2.
“Chinos vaciladores”, El Popular, Mérida, núm. 81, 18 de enero de 1922, p. 2.
“Agentes de la Reservada cometen abusos y atropellos”, El Correo, Mérida, tercera época, año IV, núm. 1086, 14 de febrero de 1922, pp. 1-2.
“La recoja de viciosos continúa activamente. Mas aprehensiones verificadas por la policía”, El popular, Mérida, núm. 407, 6 de febrero de 1923, p. 1.
“Un nuevo atropello a un chino”, El Correo, Mérida, tercera época, año VII, núm. 1404, 22 de noviembre de 1923, p. 3.
Oficio de la Asociación China de Yucatán dirigido al Gobernador del Estado, 4 de octubre de 1923, Archivo General del Estado de Yucatán, Fondo Poder Ejecutivo, Sección Gobernación, Serie Correspondencia, Caja núm. 777 (2), Año 1923.
José Juan Cervera
Continuará la próxima semana…