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La Forma es Fondo

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Perspectiva

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“En política, la forma es fondo…”

Jesús Reyes Heroles

Confieso que pensé titular esta intervención “Soberbias Ocurrencias”, para hacer evidente lo que pienso sobre la cancelación del NAICM, el Tren Maya, y la actual estrategia de combate al huachicol de nuestro flamante presidente, proyectos todos muy buenos en el papel, pero paupérrimamente llevados a la práctica. Luego anoche, al observar cómo el agua y el aceite (Morena y el PRI) se mezclaron y autorizaron el proyecto de Guardia Nacional con mando “mixto” (lo administrativo a los civiles, lo operativo a los militares), recordé esta famosa frase de uno de los ideólogos del PRI, y una de las máximas bajo las cuales creció y desarrolló su carrera política nuestro actual líder del Ejecutivo. Pesó más ese axioma político a la hora de elegir título, aunque abarcaré ambos temas.

Todos nosotros estamos óptudimóder de la corrupción, de la transa descarada, del cinismo, y de tantas otras manifestaciones de los políticos en el poder, que hasta el 1° de diciembre había sido compartido por tricolores (PRI) o azules (PAN). Los tan mentados 30 millones que votaron por AMLO hicieron manifiesta su posición, y su disposición al cambio que prometía el líder tabasqueño, esperanzados en que finalmente alguien prestaría atención a las continuas demandas de justicia y bienestar que nos merecemos los mexicanos que no somos políticos ni estamos en contubernio con ellos. Muchos que no lo elegimos manifestamos nuestra voluntad de darle un voto de confianza, esperando que no fuera a hacer lo mismo de antes.

Aquellos de nosotros que hemos seguido la carrera política de nuestro tabasqueño Presidente reconocemos en su breve actuación al frente del Ejecutivo mucho de lo que ya habíamos visto: un personaje que está a medio segundo de ser completamente intransigente, muy acostumbrado a que todo mundo le haga caso y cumpla lo que diga su dedito, y muy reservado en cuanto a comunicar de dónde obtiene su información, mucho más cuando se le pide que la haga de dominio público. Así gobernó la Ciudad de México, prácticamente con la misma estrategia y manera de actuar: sonriendo socarronamente, cantinfleando cuando la respuesta a alguna pregunta no la sabe (o no la quiere) contestar y, en general, en pose de “yo sé mucho que ustedes no”, desvelándose para sus conferencias, metiendo en apuros a sus subordinados, resguardando (escondiendo) información económica de sus magnas obras.

¿Alguno de ustedes se imagina el escándalo que se hubiera armado con tan solo una de las muchas cosas que está emprendiendo y cancelando si todavía López Obrador fuera parte de la oposición, en vez de estar a cargo del bienestar y futuro de más de 120 millones de mexicanos? No nos lo acabaríamos. López Obrador lo sabe, y se aprovecha de ese hartazgo que nos han creado tantos ineptos para hacer evidente que él hará las cosas de manera diferente, aunque lo diferente no necesariamente esté resultando mejor.

No hay mexicano bienintencionado que cuestione lo que ha emprendido, que no le aplauda la limpieza de los establos de Augías que abandera y usó como fuste durante su campaña.

Pero…

En todo lo que ha decidido hacer encuentro una inmensa falta de visión a futuro, una ausencia de calcular e imaginar escenarios negativos y, lo peor, un completo valemadrismo por lo que le pase a todos los demás, amén de lo que pensemos los que estamos en contra de la forma, que no del fondo.

¿Qué hacemos cuando alguien toma una mala decisión en nombre de todos nosotros, con consecuencias que además nos toca a nosotros apechugar y no al que tomó la decisión? Si se trata de un empleado, dudaremos seriamente en conservarlo; si se trata de un familiar, confiar en su juicio será muy difícil a partir de ese momento. ¿Y no acaso esto es lo que estamos viendo en el presidente López Obrador: una muy variada y pesada losa que a él no le pesará pues se irá directito a su rancho tan pronto le sea posible? ¿Alguna vez le fincarán responsabilidades por sus malas decisiones?

¿Qué podemos imaginarnos cuando las decisiones que toma, y los aliados que elige para que se las aplaudan, juntos se parecen muchísimo a lo que hemos visto ya en muchas otras ocasiones de otros malos, pésimos políticos y presidentes, y ya sabemos qué resultados tuvieron?

¿A dónde apunta ahora todo su discurso de campaña de combatir la corrupción, cuando ha transcurrido casi dos meses en el poder y no solo no ha denunciado a muchos de los delincuentes que emergieron de la pasada administración, sino que ahora los ha acercado más a él, como por ejemplo al impresentable líder de los trabajadores petroleros que no solo una vez vilipendió y denostó cuando era oposición? ¿Cuándo veremos que se haga justicia y se haga pagar a todos aquellos que actuaron mal y en detrimento de todos nosotros?

– “Señor Presidente, resulta que sí es cierto eso de que se roban la gasolina con la anuencia de los mismos directivos de Pemex, y el monto del desfalco supera los 65 mil millones de pesos anuales. A través de los ductos se roban la gasolina.”

– “¡Pero qué barbaridad! Suspendan el suministro por los ductos inmediatamente.”

– “Disculpe, Señor Presidente, hacerlo equivale a que se agoten las reservas de combustible en 48 horas en muchos lugares del país. ¿No deberíamos desarrollar primero un plan de contingencia, y entonces actuar?”

– “¡Nos están robando! ¡Haga lo que le digo que ya luego veremos qué hacer!”

– “Como usted diga, Señor Presidente.”

Así me imagino que arribó a la decisión, y como los responsables de Pemex y de la Secretaría de Energía no han explicado cuál será la estrategia a futuro, qué sucederá cuando los ductos se reabran, si esto es algo que sucederá repetidamente hasta acabar con los ladrones, ni cuánto está costando la estrategia desplegada, pues francamente parece una gran ocurrencia del Presidente.

Imagine el diálogo anterior, agréguele las palabras que quiera, sustituyendo la gasolina con el aeropuerto de Texcoco, ¿no aplica también el escenario planteado? Luego imagine el mismo diálogo, pero con el Tren Maya y el clientelismo con quien debe cumplir. Luego, observe a quiénes tiene de aliados en las Cámaras: sí, los mismos que desplazó en las elecciones del 1°de julio.

¿Cambio para no cambiar? ¿Promesas de campaña como retirar al ejército de las calles ahora se cancelan y se validan con tan solo reformar unos artículos y darle un nuevo nombre, el de Guardia Nacional?

Me preocupa el fanatismo y la abundancia de descalificaciones a todos aquellos que disentimos de la manera de actuar y expresarse del Presidente de todos los mexicanos. Me preocupa la ausencia de pensamiento crítico dentro de su gabinete y en las Cámaras. Me preocupa la división que siembra quien debe unirnos.

Definitivamente, no deseo que nuevamente alguien se aproveche de lo que tanta falta nos hace: prosperidad y bienestar social.

Observemos muy de cerca lo que sucede con nuestro Presidente mientras sonriente y muy seguro de sí mismo quema a pasos acelerados los bonos de confianza que muchos le dieron. Pronto sabremos de qué madera está hecho y si es capaz de rectificar el rumbo, y las formas.

Desde esta perspectiva, la forma en que se comporta podría estar mostrándonos el fondo de sus intenciones. De ser así, y con menos de dos meses en el puesto, la turbulencia apenas comienza. Dios nos agarre confesados si no deja a un lado la soberbia y las ocurrencias.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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