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La Estadística de Yucatán en el Año de 1814 (XII)

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Clase de Avaloración a que pertenece la Provincia

Ella, propiamente hablando, es agricultora porque todo lo principal de su posibilidad, que son brazos de indios, se ocupan en este ejercicio exclusivamente: maiz, arriería y haciendas de campo de ganado vacuno, son los cuidados que prefiere y ama naturalmente. Inclinado al ocio y opuesto á todo trabajo asíduo ó meditativo, se le saca con violencia de las tareas sencillas y acomodadas; verdad es que en Mérida y Campeche se halla en sus manos la zapatería y albañilería, sin que deje de entender en otros oficios porque le sobra disposición para la maestría; pero lo ejecuta de un modo tan poco empeñado que solo trabaja por la necesidad del día, sin que quasi haya ejemplar de que aumenten beneficio ó regalo á su suerte; ni se estimulen por los hijos á dejarles algun sobrante con su muerte; de manera que si fuese por virtud y no que es por indiferencia, nadie vivía mas sujeto que él al ruego cristiano del pan de cada día. Así es que en los 216 pueblos de la Provincia, son tan desconocidas las artes y los oficios que apenas en los principales de cabezas de partidos se encuentra un herrero, un zapatero, un barbero, un albañil, todos estos  lo son bajo de la clase natural de labradores; teniendo anualmente siembra de maíz para su abasto, por lo que suele ser comun llegar un caminante, y necesitando herrar el caballo o rasurar la barba encontrarse con que nuestros oficiales ya se marcharon á la labor del campo desde temprano.

Por este supuesto deberia Yucatán hacer los principales ramos de comercio activo de maíz, carne y corambre; y, exceptuando una corta exportación del resultado de la ganadería, es muy frecuente escasearle los granos aun para su subsistencia, porque padece el error de no permitir se saquen mar en fuera. Cree que en esta privasion pende la abundancia y consiguiente baratez, sin haber quien le persuada principio tan errado al fin que se propone y tan destructor de la libertad del propietario: El célebre Genovesi asienta que la carestía de granos en pais que no tiene salida procede de la abundancia de las cosechas: parece paradoja, pero lo prueba en su Economía Civil, por cuanto se inutiliza el labrador para los empeños del siguiente año; perjudicando sin expendio en sus mismos excesos precedentes. La Inglaterra, dependiendo como ahora nosotros de tener que ocurrir fuera, en que también somos semejantes, halló el remedio, permitiendo no solo la franqueza de la extracción si no insitando ésta con gratificaciones que se pagan por la hacienda pública en las aduanas, á proporción que son grandes las extracciones para otros reinos. Las preocupaciones de los pueblos son los mayores enemigos de su bien, y los más difíciles de desarraigar, siendo no pocas veces víctimas desgraciadas los ciudadanos de mayor mérito que se han empeñado en destruirlas.

Cuando la ilustracion del presente sistema ofrezca al Gobierno la facilidad de quitar estas trabas en favor de la provincia y del sagrado derecho de propiedad, dejando al ciudadano disponga á su mayor beneficio el fruto de su trabajo, necesita todavía ocurrir con empeño en Yucatán á otro auxilio necesario á lo principal, esto es, abrir caminos á la carretería. Admira justamente que siendo así que la Provincia no presenta obstáculo ninguno que vencer de pantanos, ni montañas para poner su suelo carretero, hayan pasado 300 años sin haber realizado un solo rumbo o travesía de la capital á sus extremos marítimos y terrestres, causando este defecto gravísimos males no solo á la extracción propuesta, siendo como son los terrenos de sus granos, distantes 15 y 25 leguas de orilla de playa, sino á los años de escaceses, pues sobrando en algunos partidos lo que falta en otro, no hay modo de transportarlos con la brevedad, abundancia y baratez que proporcionan los carros, conteniendo uno solo el cargamento de 14 a 16 mulas, sobre la ventaja de la aplicación de bueyes, que á mas de dejar á aquellas en superabundancia para la arriería, tenemos que éstos valen en la Provincia cuatro tantos menos que las mulas, y el provecho que aun inutilizado deja el buey en la carne y corambre. La gloria de haber tocado este ramo de policía de tanto interes que el varon de Bienfield en sus instituciones políticas dice, que para conocer el grado de cultura en que se halla una nacion, basta ver lo que tenga adelantado en los caminos públicos, se le debe al tan desgraciado como benemérito primer Intendente, Brigadier D. Lúcas de Gálvez que antes de dos años de Gobierno, en el de 1793 nos quitó mano aleve, vil y detestable, dejando á la Provincia eterno llanto con su pérdida.

Este pues, dignísimo Magistrado, sin ningunos fondos públicos halló recursos en los de su agrado, oficiosidad y conciliación de la voluntad de los generosos habitantes para allanar 14 leguas de esta capital al pueblo de Izamal, cabecera del partido de la costa; otras tantas hácia la parte de la Sierra Alta; y sobre 8 para la direccion de Campeche. Semejante ensayo o muestra hizo conocer las grandes utilidades que trae el camino, y produjo no solo el que muchos ciudadanos cortasen comunicaciones desde sus haciendas de campo á los caminos principales; sino que el jiro desde esta Capital al surgidero de Sisal se halla establecido de rueda, logrando por este medio conducir el comercio á sus almacenes de doce leguas de distancia con doble seguridad que en las mulas, las cargas de: y en sus mismos embases las pipas de caldos, cajas dobles de azúcar de la Habana, voluminosos empajados de vidrios y loza, que antes para acomodarlos al peso de mula era preciso dividir, trasegar y desacomodar con los perjuicios del robo, avería y mayor riesgo. Si los ayuntamientos, persuadidos de los incalculables  bienes que produce á la sociedad el cómodo, agradable é interesante auxilio de facilitarse las comunicaciones, se empeñan en promediar sus distancias respectivas, muy breve la Provincia recibirá una proporción para las extracciones, y no menos, para la baratez de los granos en sus internas provisiones, de años escasos; porque en un pais como el nuestro suele ser muy comun responder bien las cosechas en algunos partidos, mientras ha correspondido mal en otros.

En razón de cualidades de tierras poco ó nada hay que distinguir: una laja contínua ocupa toda la planicie de la Provincia, sin montañas ni rios que corren subterráneos  adquiriendo el agua por pozos que aumentan de profundidad, en razón de la distancia de playa, empezando por tres y cuatro varas castellanas y llegando en partes á 60 y 70. Es tan corta la tierra que cubre dicho fondo de piedra, que debemos persuadirnos procede la que se encuentra únicamente de la que han formado los despojos anuales de hojas de árboles y arbustos. De aquí el total desconocimiento del arado para la labranza, ni los beneficios de la tierra que tanto afanan al labrador en otros reinos, como consecuencia ó agente principal del aumento y mejora de sus frutos.

Raras son por eso las sementeras de Yucatán donde si acreciese la población iría, como diremos, estrechando el modo de buscar la subsistencia. Esta depende del maíz, sin ningún equivalente que en caso de falta pueda subrogarle; y su adquisición es la siguiente. El labrador no necesita más instrumento de campo que una hacha y un machete: sale al monte que tenga arboleda y la echa abajo en el espacio o extension á que alcanza su empeño; lo cerca con los mismos troncos y espinos que ha cortado para que el ganado vacuno no entre cuando esté en fruto; seco en dos ó tres meses aquel despojo, que llaman tumba, le dá fuego, y á mas de quemar todo insecto, la ceniza que deja esta operacion es lo único que vigoriza la tierra: como esta diligencia es con inmediacion á la estacion de lluvias luego que caen los primeros aguaceros, corren á la siembra antes que asome la yerba, y la ejecutan haciendo con un palo punteado que llevan en la mano derecha un hoyo, y arrojando en él con la izquierda tres ó cuatro granos de maiz, con uno u otro de frijol que todo sale junto; cubren con el pie el tal hoyo para que los pájaros no extraigan la semilla. Salida ésta y crecida de un palmo, pasan á arrancarle la yerba comun, que ha subido á un tiempo con el maiz, supuesto á falta de este despojo ó limpieza no produce grano, mas después de este beneficio ya nada queda sino recoger el grano en sazón. La tierra, en lo común, como insinuamos, es tan escasa que en el espacio sembrado suele ser mas la superficie de piedra ó laja somera que la beneficiada de tierra.

Esta pues, sementera ó heredad, se llama, rosa, y la siembra que se le repite al año siguiente, se llama caña, lo cual entra, como por un corto aprovechamiento, pues cuando mas produce la mitad del grano, que el primer año, por faltarle el vigor de la ceniza del arbolado quemado: y después se abandona enteramente por quince o veinte años, hasta que adquiera bosque capaz de proveer los auxilios explicados. De esto resulta que á proporcion de los habitantes, son necesarios grandísimos espacios de terreno para los granos, siendo muy ordinario que dichos indios y demas labradores de un pueblo de crecido vecindario tengan que poner las sementeras dos y tres leguas de sus habitaciones con la asistencia molesta á tanta distancia, por haber desmontado sus inmediaciones. Si refleccionamos en tan peregrinas circunstancias de país, conoceremos la dificultad que ofrece Yucatán para producir los beneficios de la ley agraria, distribuyendo participios de propiedad, pues debiéndolas hacer respectivas á la calidad de aprovechar una sementera de quince o veinte años para contentar en baldíos ó realengos, los cabezas de familia de 500.000 habitantes, precisa una base inmensa.

Continuará la próxima semana…

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