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Letras
Absorta en mis pensamientos, no me di cuenta que llegué a un lugar desconocido que a la vez me parecía tan familiar. Escuché un leve sollozo. Volteé para localizar su origen: una pequeña niña sentada en la acera. Cuando le pregunté su nombre, no pude creer su respuesta. Ahora que la miraba bien, era un reflejo de mi infancia. Lo comprendí: esta calle era a la que me escapaba para jugar con los niños del barrio, bueno, cuando podía. No cabía duda de que esa niña era yo. ¿Qué se supone que debo hacer en estos casos? En las películas, cuando pasa esto, uno presume sus éxitos y alienta a su yo del pasado, o le da advertencias y consejos. Si me aconsejara algo, daría igual: seguro lo olvidaría.
¿Qué puedo hacer por ella? ¿Qué pudiera aconsejar una niña a otra?
Y volví a ver a esa pequeña niña triste que solo quería hacer amigos; la recordé cansada de que la dejaran a un lado, esperando siempre con la ilusión de que la invitaran a unirse a ellos, esperando, solo esperando.
Suspiré, bajé mi mochila, me agaché a su altura y simplemente le pregunté: ¿Quieres jugar?
Mia Nallely Amaro Arvizo. 2008. Matamoros, Tamaulipas. Actualmente estudia Preparatoria. Su pasión por la lectura comenzó a los 8 años y fue en Secundaria cuando comenzó a escribir. Actualmente escribe su primera novela. c.e. mia.nallel@icloud.com