Los animales abandonados son normalmente llevados a dos lugares: a los albergues o a las perreras. Puesto que en principio las funciones que desempeñan son parecidas, ya que ambas se encargan de proteger y cuidar a los animales, dándoles la asistencia médica necesaria y un lugar para resguardarse de la calle, la gente tiende a confundirlas. La realidad es que la finalidad es los dos lugares es muy distinta.
Un refugio de animales es un albergue temporal para animales abandonados. Normalmente son perros y gatos, aunque algunos refugios recogen también animales más grandes, abandonados en diversas circunstancias o a los cada vez más numerosos animales exóticos.
Los santuarios de animales son sitios destinados para que los animales se queden allí para el resto de su vida, ya que normalmente no son adoptables. Un santuario está pensado para que cada animal rescatado pase el resto de su vida en un hábitat natural en el que pueda desarrollarse con total libertad.
Las perreras son instituciones públicas que se rigen por las normas municipales y tienen que recoger a todos los animales que encuentran en la calle. La Perrera Municipal suele realizar labores de recogida de animales en el municipio a su cargo, sacrificando a estos transcurrido el plazo preestablecido por la normativa de protección municipal.
En algunos casos, el animal rescatado tiene suerte y puede ser adoptado, previo pago de una cantidad económica para la aplicación de la vacuna de la rabia. Esto es similar a una adopción en una protectora de animales, pero sin los trámites previos en los que se perfila a buen adoptante para el animal. En algunas localidades incluso se pone a disposición de los vecinos un servicio de recogida de animales a domicilio, como si de muebles a tirar se tratara. ¿Comodidad o falta de empatía?
En las redes sociales y en los medios de comunicación surgen con carácter frecuente noticias de perreras en las que los animales son eutanasiados de forma cruel e inhumana, por lo que debemos hacer conciencia de esto y evitar el abandono.
Albergues de animales
Si tenemos que definir lo que es un albergue o centro de acogida, podríamos decir que es aquella entidad privada, sin fines de lucro (generalmente una protectora), que trabaja por el bienestar animal. Cuenta con un espacio físico preparado para acoger un número limitado de animales sin dueño conocido y cuyo objetivo final es el de lograr la adopción de éstos para brindarles una segunda oportunidad. Es decir, un albergue es un hogar temporal para animales desamparados hasta que se consigue para ellos una familia definitiva (algo que por desgracia no siempre sucede).
Es un sitio donde se encargan de recuperarles y cuidarles para que puedan encontrar un nuevo hogar donde les traten bien y puedan rehacer su vida. Se trata de organizaciones, como ONGs de bienestar animal o protectoras de animales, que se sostienen con el apoyo de donaciones, ayudas y el trabajo de voluntarios
En un albergue nunca se sacrifica al animal, a no ser que sufra una enfermedad incompatible con la vida, y siempre se toma la decisión bajo el criterio de un veterinario. Por esta razón, solo pueden acoger un número limitado (generalmente, perros y gatos). Un albergue mantiene al animal en el refugio sin límite de tiempo, dándole los cuidados, las vacunas y sometiéndolo a la esterilización para controlar las camadas indeseadas. También se intentan poner en contacto con los dueños del perro o gato, o buscar personas que estén interesadas en adoptar.
Al tratarse de una entidad sin fines de lucro, su financiación proviene principalmente de socios, padrinos, subvenciones, donativos o eventos benéficos, y su funcionamiento depende en gran parte de la labor que desempeñan los voluntarios. En alguna ocasión recurren a la contratación de trabajadores especializados para obtener una atención de calidad a tiempo completo pero, lamentablemente y debido a la falta de medios económicos, esto no es lo habitual.
En los albergues de animales se trabaja sin descanso porque sus huéspedes necesitan atención y cuidados las 24 horas del día, los 365 días del año. Es una tarea dura, pero muy gratificante.
También están siendo una opción para todas aquellas mascotas cuyos dueños han fallecido por COVID-19 y no tienen familiares que se hagan cargo de ellos. En estos albergues estarán bien cuidados y podrán ser acogidos por otras familias que deseen tener un nuevo compañero en su hogar.
Los refugios de animales también se diferencian de las perreras en que no sacrifican a los animales, salvo cuando es estrictamente necesario por una enfermedad muy grave.
El mantenimiento de las instalaciones y las diversas labores que necesitan, donde también requieren profesionales cualificados remunerados por ello, conllevan un presupuesto económico al que tienen que hacer frente.
Los albergues animales tampoco son residencias ni hoteles para éstos. En ese caso, los dueños pagan para que los tengan por un tiempo hasta que vuelvan a recogerles, ya que dejan a sus mascotas porque no pueden cuidar de ellas por algún motivo, como un viaje, una enfermedad, etc.
Al tratarse de ONGs, los ciudadanos podemos ayudarles haciéndonos socios de ellas, aportando donaciones y apadrinamientos, tomando parte en sus actividades de concienciación y denuncia contra el abandono y el maltrato animal, de búsqueda de financiación, etc.
Como ya se comentó, la labor en un refugio de animales dura las 24 horas los 365 días del año, también se agradece el voluntariado: cualquier ayuda, por pequeña que parezca, cuenta.
Dra. Carmen Báez Ruiz
drabaez1@hotmail.es