Letras
José Juan Cervera
Una mentira arcaica, crecida entre los sonidos articulados del lenguaje, se ramifica en la polifonía con que la humanidad teje su impostura verbal.
Halagos y juramentos, declaraciones de amor imperecedero y de lealtad inquebrantable se compactan en la masa que absorbe el último aliento de una civilización extraviada fuera de la región del silencio.
Las fórmulas de cortesía precipitan su fragilidad sobre el terreno pedregoso donde yace el doble fondo de las palabras ligeras.
La humanidad vivió un día crucial cuando llegó la promesa a tender el anzuelo en el mundo desordenado de las apetencias.
Bellas frases de artificio, rotundas y voluminosas, se aprestan a llenar el vaso quebradizo de la voluntad ajena.
La persuasión es el lazo sibilino que se cierra sobre las presas debilitadas en el borde del pantano de sus dudas.
Frases pomposas delimitan el área de los paraísos de ocasión.
La verdad más improbable resplandece a años luz de las oscuridades terrenas.
Las cláusulas pretenciosas se hinchan con vida artificial hasta colmar su vacío.
El oficio liviano de la buena fe se doblega ante los privilegios de la palabra definitiva.
