XI
APÉNDICE
El historiador Molina Solís, en su “Historia de Yucatán”, menciona que existía una marcada enemistad entre Fray Antonio de Armas y el Gobernador Gálvez, probablemente suscitada por ciertas disposiciones de carácter reformista que afectaban económicamente al clero, lo que también afirma en un manuscrito de la época don José Antonio Gómez de Zorrilla, que dice: “El Complot contra Gálvez que Castro indicaba en su declaración había dirigido al Rey una enérgica representación para que aboliese la obvención de los indios, por ser injusta y cobrada por medios violentos, y esta obvención era una de las rentas de los frailes; que se había propuesto arreglar la compañía de dragones de esta ciudad, cuyos haberes se habían convertido en patrimonio de una familia de las principales de Mérida; y por último que estaba decidido a no permitir arbitrariedades ni abusos.”
Este manuscrito, del cual ha publicado fragmentos don Manuel Barbachano, ha llegado a la conclusión que el verdadero móvil del asesinato fue económico, basándose en las declaraciones de Castro durante el proceso, que López obró a cambio de gruesas sumas de dinero que el mismo Castro le había dado por complacer al Secretario de Gobierno, a un hermano de este y al R.P. provincial de San Francisco, y que quien le facilitó el dinero fue un Subdelegado depuesto por el señor Gálvez.
“En el Archivo General y Público de la Nación existe en el ramo criminal toda la documentación sobre el asesinato de don Lucas de Gálvez, que abarca veinticinco tomos sumamente voluminosos que corresponden a las actuaciones originales para investigar el crimen.” El historiador don Ignacio Rubio Mañé, refiriéndose a los dichos tomos, dice lo siguiente: “Además del interés histórico del suceso, hay magnífica información de la vida social de entonces, que por cierto lleva mucho escándalo de los más ignominiosos, y aspecto sumamente interesante de los procesos de la justicia de la época. Tal vez el temor de levantar el velo de esos secretos de la vida privada de muchas familias yucatecas de entonces, cuyos descendientes cercanos todavía viven, ha evitado que los historiadores profundicen en esta materia.”
Se sabe también que en el Archivo de las Indias de Sevilla existe un “Expediente sobre la muerte alevosa del Gobernador don Lucas de Gálvez,” marcado con el número 19/5/23; pero, según la opinión autorizada del señor Rubio Mañé, debe ser un expediente corto de alguna actuación en vía apelativa al Consejo de Indias, última instancia de la justicia colonial.
En el sitio donde fue sepultado Gálvez se dispuso una placa conmemorativa. Más tarde, dicha placa fue trasladada al palacio del Obispado y, por último, al Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán, siendo su texto el siguiente:
“DIA 24 DE ENERO DE 1810 CON MOTIVO DE LA EXCAVACION QUE SE HACIA EN EL/PREVISTO DE ESTAs. Yg. CATEDRAL Pa./ DARLE MEJOR FORMA SE HAYO EL SE/PULCRO DEL Sr. Dn. LUCAS DE GALVEZ/BRIGAD. DE LOS Rs. EXERs GOBEr CAPn/GENERALA E YNTENte DE ESTA PROVINCIAL A QUIEN MANO ALEVOSA LE QUITO LA VIDA/LANOCHE EL DIA 22 DE JUNIO DE 1792/SIENDO DIGNO DE MEJOR SUERTE./_Y TRASLADADOS LOS DES/POJOS DEL CADAVER A ESTA SEPULa/DISPUSO EL CAPITn. GENERI QUE GOVERNA/VA EN AQUEL AÑO CITADO AL PRINCIPIO. (12) QUE SE COLOse ESTA MEMORA/Y COPIA AUTO/RIZADA EN/EL ARCHIVO DEL VENERABLE/CAVILDO”.
Casi a mediados del siglo pasado, en 5 de agosto de 1844, el Ayuntamiento de esta Capital aprobó la iniciativa de la construcción de una lápida de piedra con la siguiente inscripción:
“A LA MEMORIA/del sr. Gobernador y Capital General/Dn. LUCAS DE GALVEZ./dedica este monumento/el Ayuntamiento de 1844.”
Dicha lápida fue puesta en la casa construida en el predio donde estuvo primeramente la cruz. Se conserva empotrada y marcada con el número 491-A., de la calle 61 de la ciudad de Mérida, Yucatán.
El convento de los Franciscanos mencionado en páginas anteriores existió en el costado oriente del mercado municipal “Lucas de Gálvez”. Se construyó durante los primeros años del período colonial sobre la base o explanada de un edificio maya y, pasados varios años de consumada la Independencia, el convento sufrió en su estructura varias modificaciones y se convirtió en la Ciudadela de San Benito que durante los años de 1949 y 1950 fue totalmente demolido, convirtiéndose el terreno en una ampliación del mercado, que a su vez ocupa parte de lo que fue la Alameda o Paseo de las Bonitas.
Se comenta que don Lucas era afecto a las comidas yucatecas muy condimentadas, que por ese motivo perdió su aspecto de hombre esbelto y que, siendo también muy aficionado de la fiesta brava y muy conocedor de ella, fue nombrado Juez de plaza. Y como en las corridas de toros nunca faltan los gritones, que casi siempre había alguno que le gritaba: “Don Lucas, ya se está pasando mucho de peso, deje de comer cochinita,” a lo que él contestaba: “Mañana ayuna Gálvez,” dicho que se hizo muy popular y, aun pasados varios años después de su muerte, cuando a alguna persona le decía otra que estaba quedando pasada de peso, ella le contestaba: “Mañana ayuna Gálvez.”
P. Loría T.
FIN.