Ermilo Abreu Gómez
II
De lector a lector
Por sus lectores conoceréis las obras y sus autores. ¿Qué nos ofrece un lector como José Juan Cervera en su selección de breves artículos referidos a la vida y a la obra de Ermilo Abreu Gómez? En las 15 publicaciones aparecidas en La Jornada Maya podemos apreciar lo siguiente:
En Letras de amistad llama nuestra atención sobre las amistades de Ermilo como Jesús Zavala, don Prudencio el portero y doña Mariquita Alanís que dan muestra de la exquisita sensibilidad del autor de Canek para tratar con las personas de quienes obtiene conocimiento que sirve a su imaginación literaria.
Mientras, en Parentescos ficticios menciona con brevedad el interés de Ermilo en la importancia del clima de la época en la generación de vocaciones literarias.
Al pasar a La cuna del espíritu creador, José Juan lleva la escritura del comentario a la orilla de la poesía para manifestarnos su impresión del libro más leído de Abreu Gómez.
Yugo y amargura en la entraña popular sirve para exponer, a suavidad de palabras, los principales recursos de Ermilo en la creación de Naufragio de Indios. Recursos que le habían servido para escribir Canek. No necesita decirlo, pero a los lectores del comentario, nos queda claro que José Juan Cervera comparte la crítica social y política enraizada en las páginas de la novela.
La perfecta alegría nos confirma que a los autores conviene la lectura que ejerce un lector como José Juan. Se abisma en las páginas al encuentro de los delirios literarios lo mismo que aborda las cimas del pensamiento del autor para alcanzar en palabras de Ermilo Abreu “la resonancia expresiva de aquel incendio interior de que hablaba San Francisco de Asís”. Podemos estar o no de acuerdo con las conclusiones que nos comunica en su breve texto. Pero, vislumbramos que, si su viaje lector ha sido tan emocionante, más lo será si leemos o releemos la obra que comenta.
Lazos y reminiscencias nos conduce a los recuerdos y la mirada de Ermilo hacia los objetos que tuvieron importancia en su infancia para utilizarlos como vehículos de creación literaria. De aquí surge Cosas de mi pueblo. Estampas de Yucatán. Y nos cuesta trabajo no coincidir con el articulista cuando sentencia: “El discurso literario preserva la sustancia del arte de vivir y fortalece ciertos atributos del ser; al germinar en sereno equilibrio y en percepciones sutiles del universo contribuye a depurar la experiencia diaria, aun sin fijárselo como un propósito directo”.
Jornadas de guerra va con la Historia y las historias, sí. La historia es mina llena de vetas para narrar cuentos que iluminen la conciencia de los pueblos o la oscurezcan. Todo depende de la ética y moral de quien tome la veta. Abreu Gómez, según José Juan, “se vale del misterio y de la ambigüedad para incitar la imaginación de sus lectores” en favor del pueblo maya y de todos los pueblos bajo opresión, como queda muy claro en su libro La Conjura de Xinum.
El artículo Al roce de las palabras nos recuerda que las palabras tienen la carga de la vida de quien la pronuncia o la dispone en la sintaxis de su escritura. Quien lee como lo hace José Juan encuentra en ellas los indicios y evidencias de sentimientos, emociones, conocimientos y voliciones del autor. Expone, además, las nada envidiables apreciaciones sobre Ermilo que le hicieron algunos otros escritores y críticos en la Enciclopedia Yucatanense.
El milagro de la expresión es para José Juan Cervera el vehículo para afirmar que Ermilo fue “un narrador de primera categoría y un crítico acucioso, aunque también honró convencido los impulsos certeros de su vocación pedagógica, ejercida con deleite en la cátedra y en la escritura.” Y puede decirlo quien ha leído su obra literaria y los libros que contienen sus reflexiones acerca del uso del idioma.
La esencia del equilibrio. De La letra del espíritu resalta los valores que la sustentan por lo que José Juan la recomienda con las mismas palabras de EAG: “Porque existen libros para informar y libros para formar. Los que forman son los que debemos cultivar en forma asidua, incansable, con andadura nunca interrumpida. Un día, en la hora menos pensada, sentiremos la alegría de su dulce enseñanza”.
En las líneas de Ermilo Abreu Gómez en Espita hallamos el estremecimiento y el encanto de la promesa de Ermilo al finalizar su discurso en la ceremonia de entrega del premio de los Juegos Florales de Espita en septiembre de 1970. “Si no pierde el camino y el alma existe” estará presente de nuevo en 2070 “para oír el mejor canto sobre la gloria de Espita”. Para José Juan un compromiso de esa magnitud merece esperar los 49 años que ahora faltan.
En Presencia periodística deplora la pérdida de frescura de las noticias de hace muchos años, contemporáneas de las colaboraciones periodísticas de Ermilo y celebra que sea su talento literario la causa que la conserve para quien las lea.
En Sustancia epistolar, José Juan muestra que también es lector exigente y generoso de otros lectores tan rigurosos como él. Se deleita y nos deleita en su breve comentario al libro Correspondencia (1922–1958) de Alfonso Reyes y Ermilo Abreu Gómez de Zulai Marcela Fuentes y Alfredo Tapia Sosa.
Luchas de campanario. Sí, José Juan también es claro y objetivo cuando nos comenta la apasionada defensa que Abreu Gómez hizo de su nacionalismo frente al grupo de los Contemporáneos. No hay duda cuando escribe: “Muchas de sus apreciaciones fueron inexactas, llenas de prejuicios y cegadas por una obcecación que causó daños directos y colaterales al propiciar una campaña contra personas que sólo seguían el llamado de un oficio que no procura respuestas definitivas”.
En el último de los artículos seleccionados, Lazos y frutos de plenitud y gozo, nos declara, como orgulloso tahúr de la lectura, sus pretensiones para con sus lectores: “Las presentes palabras únicamente se proponen incitar a conocer más a fondo la obra plena de vitalidad y de pasión que desborda el conjunto de las letras cobijadas bajo el nombre de Ermilo Abreu Gómez”.
Cierto, son solo 15 artículos, apenas un asteroide en el brazo de una galaxia que es la literatura de Abreu Gómez. Pero esos breves 15 nos bastan para reconocer y reconocernos en el lector intérprete o transductor sencillo, exigente, creativo, dispuesto a compartir la experiencia de crear que el autor ofrece en su libro. Leer y releer las notas de José Juan Cervera sobre Ermilo Abreu Gómez es una invitación sutil que se afirma con la bibliografía que exhibe después del siempre inesperado punto final de cada artículo. Un lector como lo quería Vladimir Nabokov.
Lope Ávila
Mérida, Yucatán, 2021