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La Aventura Musical de Coki Navarro – XXXVI

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XXXVI

Continuación…

No me fue difícil acomodarme a mi nueva vida pues, sin ser de la milicia, ya tenía un sentido objetivo de la disciplina, misma que me había dado la vida y los años pasados; la que me había impuesto el hambre y la soledad; la que me urgía mi responsabilidad y mi deseo de hacer lo que pudiera, pero con la intención de hacerlo bien y en su justa medida.

Quiero hacerles ver, sin falsas posturas ni disfrazadas modestias, que en mucho me satisface haber dejado una limpia hoja de servicios a mi Patria, pues en más de cinco años en el Ejército no tuve una sola falta, ni un solo arresto y, aunque no fui “de línea”, es algo que dice mucho a mi favor, pues el trabajo que desempeñábamos era una labor que exigía cuidadosa atención, mucha entereza, gran sentido de JUSTICIA, responsabilidad indivisible y personal de lo que se asienta en los expedientes pues de por medio va (si los hechos son falseados) el castigo a un inocente o el perdón a un delincuente.

Son muy pocas las Hojas de Servicio, militarmente hablando, que pueden llevarse tanto tiempo sin tacha alguna. Lo digo sabiendo que mis colegas y distinguidos militares lo leerán y ellos más que nadie sabrán si me asiste o no la razón.

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A los dos meses de trabajar en el Juzgado, por requerirlo mi tiempo, ya vivía en Mérida. Habitaba en un cuarto pequeñito, pero suficientemente grande para colgar tres uniformes y acomodar un catre donde dormía y un espejo donde me “acicalaba” todas las mañanas antes de salir a cumplir mis obligaciones.

Claro que no dejaba de acercarme los fines de semana a Progreso, pues no hay lugar más amado en mi alma que ese pedazo de playa… Además, ya tenía una novia porteña que me esperaba, misma que al fin me convirtió en su esclavo.

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Al calor de las conversaciones con mis compañeros militares y los poemas con mis “bohemios” amigos de Mérida, fui sin darme cuenta enamorando nuevamente de mi “lira”. Sin olvidar mi estilo de siempre, que aunque dicen que no es muy bueno, pero es distinto, reinicié mi vida troveril y cancionera. Ahí, con la tranquilidad de mi reducido cuarto, con mis pensamientos ordenados y con mis borrosos apuntes de mis canciones fracasadas, decidí no separarme nunca más de mi fiel compañera, de mi amiga que tantas noches ha llorado conmigo, de la que aun envejecida me ofrecía notas nuevas que florecían de su interior, de la que cuando la acaricio me hace olvidar mis tristezas: MI GUITARRA. Nos hacemos la promesa inquebrantable de caminar juntos hasta que la muerte nos separe.

Les comunico a mis amigos que he vuelto a pulsar mi “lira”. Me identifico por las noches con los troveros de la Plaza Grande, con los que conviví en mis visitas a Mérida con Los Jilgueros, y también me acerco a los “consagrados”, como les llaman a los de la “vieja guardia”. Veo que la vieja y la nueva guardia casi es una sola cosa, pero siento que hay alguna tranca que no deja abrirse las puertas para que avancen nuestras canciones… algo pasa. No sé qué es, pero creo que no están caminando con paso seguro nuestras melodías (las de ellos y las mías), aunque las mías ya intentaron sin lograrlo alcanzar un lugar fuera de Yucatán. Me voy haciendo de amigos que admiro con la sinceridad del que reconoce el valor de quien lo tiene: Manolo López, Fausto Cámara, Juan Acereto, Pastor Cervera, Chucho Herrera, Arturo Alcocer, Jorge Torre (que canta con Manolo López) y el genial y carrascaloso “Chispas” Padrón, que desde que me lo presentan me pide que le cante una canción y antes de terminarla me lanza uno de sus tantos regaños que dispara por ambos lados y para todos. Me sorprende, mas no me molesta, pues me doy cuenta que a Don Ermilo hay que aguantarle todo lo que te eche encima. Me dice que casi no se entienden mis armonías, que mi guitarra está desafinada de la quinta cuerda, que mi voz no matiza… que… que… está bien “Chispas”, está bien, trataré de seguir tus consejos, voy a afinar la quinta, a matizar mi voz, a definir mejor mis armonías a todo lo que quieras, pero si me pides que cambie de estilo NO LO HARÉ. No, me dice, eso es lo único que te hace diferente… Vaya, al fin algo bueno pude ofrecerle al “Chispas”.

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Diariamente se hace indispensable la reunión de los pocos que habíamos caminado en el sendero de la “bohemia”, pero esos pocos formábamos (déjenme contarme entre ellos) un grupo de soñadores. Yo me deleitaba escuchando sus canciones, pero al mismo tiempo me causaba cierto temor, pues había tanta rigidez en la manera de pensar y definir “su trova” (LA DE ALGUNOS) que yo sentía un muro insalvable y muy alto en este aspecto, pues cuando les pretendía hacer saber que la música, como la misma vida, tiene que ir desenvolviéndose y rehabilitándose de nuevas fuentes de creatividad, por lo que deben invadir nuevos cauces melódicos, se “levantaban en armas” contra mí diciéndome que yo era un hereje y por lo tanto no debía ni tenía derecho a opinar lo que se debía o no hacer en la composición. PERO, POR FAVOR, AMIGOS, ENTIÉNDANME Y COMPRENDAN QUE LA EVOLUCIÓN MUSICAL DE NUESTRO PUEBLO ES URGENTE Y NECESARIA, pero ningún argumento mío los convencía y sí en cambio arremetían con más fuerza contra mí, por profanar (¿profanar?) con mis ideas la canción nuestra. Ermilo, el hermano de Pastor, era de los que me indicaban que siguiera adelante en lo que pretendía. Él me daba la razón, él me comprendía.

Eran pocos los compositores de esa época. Conste que no me estoy contando como compositor, pues solamente me apunto como trovador y gracias, pues con eso tengo bastante motivo de alegría ya que al menos convivo con lo mejor de nuestra trova. Eran pocos… Hoy qué distinto: ya hay en Yucatán más compositores que yucatecos pues basta con hacer un versito y tocar dos tonos para que la abuelita le haga ver al nieto que es un genio de la composición. Todos ya son compositores en Yucatán, ah, y todos son los mejores. Uno porque la tía ya le dijo que es un prodigio en la poesía; otro porque no hay en la colonia alguien que toque mejor que él; otro más porque los tíos, la abuela, los papás, los amigos de la casa y su novia ya lo han puesto junto a Dios. Unos ya están locos, otros más locos, muchos frustrados a causa de que se avientan “al ruedo” sin la experiencia musical y quieren “echar el resto” y solo consiguen restar lo hecho. Ah, y cuántas artistas ya hay en nuestra tierra; cuántas intérpretes, cuántas revelaciones (familiares) jóvenes y viejas; creo que hasta los niños que están en gestación, ya sus papás están seguros que serán unos grandes talentos. NO, SEÑORES Y SEÑORAS, JÓVENES O NIÑOS, EL ARTISTA TIENE QUE FORJARSE DENTRO DEL AMOR A LO BELLO, CON SUS FRACASOS Y CON SUS ÉXITOS. El artista, independientemente de que nazca con el arte en la sangre, debe fraguarse con alma, vida y un bien puesto corazón. Hay que estudiar, hay que luchar y cerrar un poco los oídos a la alabanza familiar que es muchas veces la que hace de un buen ingeniero un mal compositor, o de un gran químico un pésimo pianista, o de un excelente licenciado un fastidioso poeta… ESTO NO QUIERE DECIR QUE UN INGENIERO, UN QUÍMICO O UN LICENCIADO NO PUEDAN SER ARTISTAS… NO, LO QUE PASA ES QUE ANTES HABÍAN MUY POCOS CONOCIDOS Y AHORA HAY MUCHOS RECONOCIDOS, PERO ALGUNOS DE ELLOS SON VERDADERAMENTE MALETAS, AUNQUE TAMBIÉN HAY MUCHOS BUENOS (yo entre esos… los maletas)… Tampoco dejo de ver que un ama de casa, gran señora o matrona, no pueda ser una magnífica soprano o una gran violinista pero, por favor, SIN ABUSAR. Ay, por Dios ¡y esos niños prodigio! CUÁNTA FALTA HACE HERODES EN ALGUNAS FIESTAS DONDE NOS INVITAN Y NOS TENEMOS QUE AGUANTAR UN TRIPLE CONCIERTO DEL BRILLANTE Y MARAVILLOSO “CAPULLO” DE LA CASA… Herodes, Herodes, ¿por qué nos jodes? No permita que nos toquen más de una pieza estas maravillas del arte, una pieza, bien o mal, pero una, aunque toquen en technicolor y nosotros les enviemos nuestras bendiciones en blanco y negro…

Coki Navarro

 Continuará la próxima semana…

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