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Juegos de niñxs, 1999-2022, de Francis Alÿs

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Arte

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Francis Alÿs, artista nacido en Bélgica considerado como “uno de los representantes más significativos del arte contemporáneo en México y el mundo” (María Cristina García Cepeda), presenta actualmente la exposición Juegos de niñxs, 1999-2022, en el MUAC (Museo de Arte Contemporáneo) de la Ciudad de México. Se trata de una gran instalación compuesta por pantallas de gran formato en las que vemos jugando a grupos de niños de países de todo el orbe. El entorno de estas secuencias documentales, filmadas entre 1999 y 2022, varía según las localidades aunque, en general, son evidentes las condiciones precarias de pobreza, e incluso los conflictos bélicos que las caracterizan.

Conociendo el tipo de interpretaciones que se hacen habitualmente de la obra del artista, uno entra a la exhibición buscando de algún modo una reflexión que gire en torno a lo político y lo social. Tal expectativa corresponde, en efecto, a lo que nos dice Cuauhtémoc Medina en el catálogo de la muestra:

Son filmes realizados con una intención omnipresente en todas las fábulas citadinas de Alÿs: preservar y conmemorar la resistencia de la vida en los centros urbanos amenazadas por las fuerzas homogeneizadoras de la supuesta racionalización del mundo.” […] “Proponen y documentan formas de sociabilidad autorregulada, donde los niños establecen un diagrama de sus relaciones sociales en una base competitiva, pero sin recurrir a la legislación o la fuerza.”

Sin embargo, el bombardeo de imágenes de niños jugando, así como la trama sonora, en la que destacan particularmente las voces y las risas des estos niños, tiene el efecto muy claro de remitirnos a nuestra propia infancia. Contribuye a esta sumersión en el universo de la niñez que se pueda circular libremente en medio de las pantallas, caminando o desplazándose sobre alguno de los taburetes sobre ruedas que están disponibles para el visitante con la intención de que las use libremente como si él mismo fuera un infante. Sea o no la intención primera del artista, lo cierto es que en el espectador “de a pie” la instalación despierta la nostalgia por un mundo perdido a nivel individual, independientemente de que esté a punto de desaparecer a nivel colectivo.

Grupos de niños jugando en países de todo el orbe pueden apreciarse en esta gran instalación compuesta por pantallas de gran formato, de la exposición Juegos de Niñxs, 1999-2022 en el MUAC (Museo de Arte Contemporáneo) de la Ciudad de México.

Así pues, la proyección a gran escala de estas secuencias opera igualmente como un espacio de reencantamiento en que el visitante revive su propia infancia, a la vez que constata el carácter universal de su propia experiencia. En una conversación con Medina, el propio Alÿs hace de hecho hincapié en esta universalidad:

Algo que me interesó en términos de mi experiencia como artista fue la forma en que los juegos infantiles suelen tener una cualidad universal. No hay muchos juegos para niños: tienden a tener un cierto número de variaciones. Un buen ejemplo es el avión o rayuela: hay infinidad de variantes, pero la mecánica básica se mantiene a lo largo de las muchas culturas que conozco”. (Conversación entre Francis Alÿs y Cuauhtémoc Medina, 18 de agosto de 2019, reproducida en el catálogo de la exposición).

Si bien es posible que un crítico o un historiador del arte, bien instalado en los parámetros que son los suyos, considere que el trabajo de Alÿs no deba de interpretarse más allá de los límites del arte contemporáneo, lo cierto es que nos remite a algunas de las emociones que podemos vivir frente a obras realizadas en épocas pretéritas. El propio Medina evoca, en el catálogo de la exposición, las representaciones de los juegos infantiles en los lienzos de Brueghel -lienzos a los que estuvo expuesto Alÿs en su niñez-, poniendo así en evidencia que la universalidad de estas actividades lúdicas se extienden no sólo en el espacio, sino en el tiempo.

Por ello mismo, uno está autorizado a preguntarse si no hay que ver en el intento de Alÿs por documentar una forma de jugar en vía de desaparición, una suerte de nostalgia por los orígenes equiparable a la que cundió en Europa a principios del siglo XX en un pequeño grupo de artistas “que intentan en su arte desapegarse de una civilización moderna de la cual miden lo mucho que separa al ser humano de la naturaleza, de su naturaleza, de sí mismo, por tanto”. (Philippe Dagen, Primitivismes, une invention moderne, p.177. La traducción es mía).

Como quiera que sea, la exhibición toca fibras muy profundas en el espectador al hacerle experimentar la relación que existe entre su propia infancia y las infancias de toda la humanidad. Sin duda, vale la pena visitarla. Estará abierta al público hasta el 17 de septiembre del 2023.

ESTEBAN GARCÍA BROSSEAU

garciabrosseaue@gmail.com

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