Itziar Garalde y su novedoso lenguaje artístico

Arte – Desde Nicaragua

Itziar Garalde, nacida en 1966 en Ondárroa, Vizcaya, País Vasco, reside en Managua, Nicaragua, desde 1991. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco (UPV), es pintora, dibujante, grabadora y hacedora de obra en papel hecho a mano, Papelarte. Desde 1988 a la actualidad, la docente en la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rodrigo Peñalba ha realizado más de diez exposiciones individuales, y participado en numerosas colectivas, tanto dentro como fuera de Nicaragua.

Itziar inició utilizando las técnicas del dibujo, la pintura en acuarela, después pasó al óleo y acrílico. En el año 1987 descubrió cómo elaborar el papel a manera de experimentación y llegó a gustarle tanto trabajarlo que no ha dejado de hacerlo hasta el día de hoy, compaginando sus trabajos con este otro proceso tradicional y manual.

El papel que elabora está compuesto de fibras naturales a base de piña, chagüite, cebolla, ajo, hojas secas, entre otras cosas. Durante la preparación logra convertirlas en un material que admite todo: desde añadir textura y forma hasta colores fantásticos. Hubo una época en la que la artista trabajó más lo abstracto y expresionista, como de denuncia.

«Mi primo José Manuel me regaló una caja con acuarelas y pinceles. Me emocioné tanto que empecé a pintar un cuadro inmediatamente. Me sentía pintora a los once años. Le dije a mi primo que él era el culpable de que empezara a pintar, él tiene mucho que ver con mi dedicación a la pintura,» comenta entre risas la artista.

¿Qué aceptación han tenido sus obras en papel?

Han gustado mucho. Cuando inicié, las personas lo veían raro, eran un poco raros en ese tiempo, muy locos. Ahora he visto que me identifican con ese trabajo, aunque no a todos les gusta. Todavía me dicen: ‘Te compré algo hace veinte años y todavía lo tengo, me emociona escuchar que guardan especial valor por mi obra en tiempo.‘

Actualmente ¿qué técnica está utilizando?

Últimamente estoy trabajando el paisaje urbano de Managua. Empecé el primer cuadro de la serie en 2018. Un día estaba con un amigo comiendo y mientras veía desde ese punto de vista en Metrocentro (Centro Comercial de Managua), se me ocurrió en esa plática que debía pintar esa perspectiva. Luego fui otro día con una cámara, tomé unas fotos y comencé a trabajar la Managua moderna, que es una ciudad extraña, pero tiene sus partes que se ha modernizado. Todo para quitar esa idea de que Nicaragua es un país solamente rural o de pueblo, y para pensar cómo nos relacionamos hoy en día en esos lugares: mucha gente chateando y haciendo relaciones no tan profundas.

¿Cuál es su legado a sus alumnos?

Trato que no solo aprendan a dibujar y pintar, a hacer las técnicas, sino que ellos puedan hacer esa crítica sobre su arte y el lenguaje artístico de otros de manera analítica. Me gusta darles esa apertura de mente para entender el arte y poderlo explicar verbalmente y por escrito. Los artistas también somos intelectuales.

¿Cuál es su opinión del arte en Nicaragua?

Me siento esperanzada con los nuevos artistas: tienen bastante que expresar y originalidad en sus obras. De alguna manera, serán nuestros relevos. Los invito a tener esa confianza de expresar en su propio lenguaje lo que sienten y ven.

¿Su mensaje para el público mexicano y nicaragüense?

A nuestros amigos mexicanos, aquí en Nicaragua el arte está muy vivo: hay mucho talento y propuestas nuevas. A Nicaragua, he sentido esa acogida y calidez de las personas que me hacen sentir como en casa, es un país que merece la pena conocer y amar.

RAFAEL QUINTANA

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