Crónicas Mundialistas
La tercera Copa se efectuó en Francia, y el campeón Italia llegó en medio de gran cantidad de presiones políticas, ya que el gobierno galo había concedido asilo a los exiliados antifascistas que huían de Benito Mussolini y su cruel dictadura. Esta designación ocasionó airadas protestas de representantes sudamericanos, pues tocaba turno al continente de América, cuyo candidato era Argentina, pero Jules Rimet propuso a su país, pues en 1937 se celebraría la Expo Internacional de París.
Pese a todo, once selecciones europeas, Brasil y Cuba por América, y las Indias Holandesas (Hoy Indonesia) por Asia, disputaron el título. El 4 de junio, Alemania y Suiza iniciaron con empate a un gol en el estadio Colombes.
Accedieron a cuartos de final Suecia, Italia, Suiza, Francia, Hungría y Checoslovaquia por Europa, con los dos representantes de América: Brasil y Cuba. Los caribeños recibieron una de las peores goleadas de la historia cuando cayeron derrotados 8-0 ante Suecia. Brasil y Checoslovaquia empataron a un gol, debiendo disputar un segundo duelo que ganaron los cariocas 2-1.
Las semifinales vieron triunfar a Hungría 5-1 sobre Suecia, mientras que el campeón defensor, Italia, mediría fuerzas con Brasil, que contaba en sus filas con el tremendo jugador Leonidas, considerado la estrella del torneo. Sin embargo, los cariocas cometieron un grave error al reservar a ese grandioso jugador para la final, lo que fue aprovechado por Italia, que terminó por imponerse 2-1, por lo que Brasil debió conformarse con el tercer lugar, venciendo a Suecia 4-1.
Esta vez Italia llegaba a la gran final por mérito propio, para enfrentar a una complicada selección húngara. Los azzurri ganaron el campeonato del mundo en nombre de la patria y del Duce Benito Mussolini. A pesar del triunfo itálico, la mayoría de los 45,000 espectadores que colmaron el estadio de Colombes se inclinaron a favor de los húngaros, debido a la antipatía que despertaba el dictador.
En 1950, tras 12 años de receso debido a la II Guerra Mundial, las copas de fútbol regresaron, esta vez al continente americano, siendo Brasil el gran anfitrión. La orgullosa Inglaterra por fin se dignaba a participar en una justa mundialista, junto con otras cinco selecciones europeas.
Uruguay también regresó a la competencia, después de una ausencia de dos torneos.
España tuvo un excelente desempeño con triunfos sobre Estados Unidos (2-1), Chile (2-0) e Inglaterra (1-0), para acceder a la ronda final eliminatoria. En cambio, los ingleses, llamados “creadores del fútbol”, tuvieron una participación decepcionante, con un triunfo y dos derrotas, una de ellas ante los Estados Unidos.
Con todo a su favor, el anfitrión carioca inició con triunfo por goleada sobre México de 4-0, pero en su segundo juego apenas pudo empatar a 2 con Suiza. Su tercer compromiso fue una victoria de 2-0 sobre Yugoslavia, que devolvió la euforia al país entero. El optimismo hacia los jugadores de casa crecía día a día, incluso la gente se refería a ellos como los “campeones”. Además, la gran estrella brasileña Adhemir se mantenía a la cabeza de los goleadores.
Sueci,a con un triunfo sobre Italia (3-2) y un empate ante Uruguay, alcanzó el pase a la etapa definitoria. Uruguay tuvo la suerte de enfrentar a un solo rival en la primera ronda. Con su aplastante triunfo de 8-0 sobre Bolivia logró el pase a la fase final.
España perdió dos partidos y fue el primer eliminado. Suecia ganó a los ibéricos 3-1, pero cayó ante los charrúas 3-2 en un tremendo duelo. Cuando los suecos enfrentaron al anfitrión amazónico, fueron masacrados 7-1 para decir adiós como terceros del mundo.
Los locales golearon a España 6-1, para sumar 4 puntos, 13 goles a favor y 2 en contra. Uruguay empató con España a 2 y venció 3-2 a Suecia, llegando a la final con la necesidad de derrotar a Brasil en el Maracaná, el estadio más grande del mundo.
La “Garra Charrúa” logró un histórico triunfo de 2-1 sobre el gran favorito para dar forma al “Maracanazo”. La gran tragedia tomó por sorpresa a un país que ya se sentía campeón. Para Uruguay, aquella se convirtió en su máxima hazaña deportiva
RICARDO PAT