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Invocación a Chaac

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Editorial

El “Diccionario Esencial de la Lengua Española”, publicado por la Real Academia Española y editado en España en 2006, registra en su página 264 como “canícula” al período del año en que es más fuerte el calor. Menciona que antiguamente coincidía con la época calurosa del año, pero que hoy no se verifica hasta fines de agosto.

Apenas iniciando la segunda quincena del mes de mayo 2023, los peninsulares yucatecos vivimos envueltos en una realidad diferente, preocupante ya, en la que se anticipan posibles daños severos a la salud popular y a la agricultura.

Precaver es, pues, impostergable. Y es que, para los yucatecos, los meses de julio y agosto, de vacaciones escolares, han sido acostumbrados para acudir a las playas, respirar aire marino y relajarnos de las tensiones diarias laborales, o de las tareas familiares, para hacer lo que calificamos como “temporada”, en términos coloquiales.

En estos meses de julio y agosto de 2023 debemos, no obstante, prevenirnos porque las condiciones ambientales han variado y bastante.

La insolación y las enfermedades cutáneas acechan. Por estas fechas, cuando aún inicia la “temporada”, las temperaturas extremas se mantienen, los rayos solares arrecian, las aguas subterráneas disminuyen de nivel, y la sequía se va convirtiendo en un serio adversario para la agricultura.

Ni se diga del necesario abasto de aguas potabilizadas para el consumo humano, imprescindibles para la hidratación de la población.

Así mismo, nuestros campos sembrados esperan los envíos del Dios Chaac para producir alimentos; las industrias requieren agua suficiente para mantener su producción, comprometida con la clientela habitual, adicionada a la extraordinaria, en virtud de la sed que induce al consumo constante de líquidos.

Algunos grupos realizan antiguas ceremonias mayas heredadas, reúnen a los dioses antiguos, y también los convocan para que renueven la fe sembrada en nuestro pueblo y su benevolencia para con este Mayab que ansía ver el reverdecimiento de los campos sembrados de maíz, con cuya masa se ha sostenido por centurias la indoblegable raza maya.

Los libros antiguos registran que el hombre maya fue creado a partir del maíz, de ahí que su cultivo continúe siendo preservado por nuevas generaciones de los descendientes de esta raza peninsular yucateca.

Confiemos en Chaac y en su protección.

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