Teatro
EL TEATRO COMO OCÉANO INTENTANDO MOSTRAR LO INÚTIL DE LA GUERRA
HORTENCIA SÁNCHEZ
Fotos de Tony Baeza
El cuarto semestre de la Licenciatura en Teatro de la Universidad de la Artes de Yucatán, UNAY, presentó la temporada de la obra “Incendios”, de Wajdi Mouawad, en el Foro Alternativo Rubén Chacón, ubicado al interior de la Ex penitenciaría Juárez, en Mérida Yucatán, a finales de mayo y principios de junio de 2024.
“Incendios”
Autor: Wajdi Mouawad.
Traducción: Humberto Pérez Mortera.
Versión: Xhaíl Espadas Ancona.
Dirección: Francisco Solís
Dirección adjunta: Analie Gómez
Asistente de dirección: John Hristo
Sonorización: Arantza Alanís Burgos
Escenografía e iluminación: Manuel Araiza.
Reparto
NAWAL JOVEN: Karla Díaz / Dayana Gómez
NAWAL MADURA: Samantha Ahuatzin / Najavi Hernández
NAWAL VIEJA: Alondra Cutz / Kenya Rucobo
JEANNE: Sarah Romero / Amanda Ayala
SIMONE: Renata López / Andrea Ortega
HERMILA: Valeria Ferrer
ANTONIO: Roberto Kú
SAWDA JOVEN: Raquel Espinosa / María José Arredondo
SAWDA MADURA: María José Arredondo / Raquel Espinosa
NIHAD: Josué González
WAHAB: Carlos Gasca
RAFAEL (A): Josué González / Sarah Romero
JIHANE: Andrea Ortega / Renata López
NAZIRA: Kenya Rucobo / Alondra Cutz
ELHAME: Najavi Hernández / Samantha Ahuatzin
MÉDICA: Dayana Gómez / Karla Díaz
ABDESSAMADA: Kenya Rucobo / Alondra Cutz
SOLDADO: Amanda Ayala / Sarah Romero
GUÍA DE LA PRISIÓN: Andrea Ortega / Renata López
CONSERJE DE LA ESCUELA: Najavi Hernández / Samantha Ahuatzin
MALAK: Dayana Gómez / Karla Díaz
FOTÓGRAFO: Carlos Gasca
CHAMSEDDINE: Roberto Kú
Una madre que ha decidido el silencio rotundo durante sus últimos cinco años de vida ha fallecido, dejando un testamento “extraño y bizarro” con una importante carta a cada una de sus gemelas para que ellas mismas entreguen a alguien más. Este devenir se vuelve acicate para emprender el viaje hacia la vida y silencio que conformaban a su madre, Nawal Marwan, en un lugar donde la guerra y la violencia prevalecen día con día. En esta búsqueda, inevitablemente, se encontrarán con el origen de ellas mismas. Al final solo queda una sensación: Un cuchillo clavado en la garganta.
Este texto es difícil de llevar a escena por lo que, sin duda, que este grupo decidiera trabajar y explorar esta temática fue un gran acierto.
Aunque los personajes están cargados de circunstancias difíciles, incluso crueles, los estudiantes logran prestar su cuerpo, su voz y alma para ser habitados por estos seres humanos que viven la guerra y asumen su angustiante situación, aunque su realidad inmediata está lejana de las circunstancias que afrontan estos personajes.
El montaje es valiente, apuntalado en una escenografía que no se mueve, pero que se transforma teniendo como base un lienzo y un piso que nos remite a lo árido del desierto, además de tres bancas que, utilizadas de distintas maneras por los personajes, logran transportarnos a los espacios que habitan los personajes de esta obra, llámense colina, calle, cárcel, escuela, gimnasio, juzgado, casa, panteón, etc.
Otro elemento que resulta llamativo, y que da ritmo a la obra, es que algunas de las escenas se realizan de manera simultánea, atrapando la atención del espectador. Este tipo de recursos ya han sido utilizados con anterioridad por el Mtro. Solís, a la par de realizar el montaje con dos repartos que cambian de personaje, dando dos funciones con personajes diferentes, resultando un muy buen aprendizaje para las actrices y actores en formación. Este tipo de recursos se están convirtiendo en parte del estilo de dirección que el pedagogo utiliza con sus estudiantes.
Al mirar la obra con repartos distintos, se percibe que alcanzaron su objetivo, ya que las actrices y actores asumieron los distintos roles con organicidad, verosimilitud, fe y sentido de verdad. Una maternidad, aún no vivida por estas actrices jóvenes, fue muy bien lograda; dieron a luz al hijo, mostrando cómo se los arrancaban de la entraña, llorando las penas por la inminente despedida, asumiendo la vida en la búsqueda del hijo perdido, para caer en una trampa cruel de la vida, ya que el hijo termina siendo su violador y padre de sus hijas gemelas, concebidas por el ultraje.
El autor y la puesta en escena nos conducen a sufrir y, de alguna manera, rechazar la injusticia, la crueldad y la guerra, dejando como lección que lo único que puede salvar al ser humano es perdonar y cambiar el odio por amor a los hijos, a la vida, a la humanidad.
Mirando la obra, no pude evitar acompañar a las mujeres con mi llanto, ya que asumen la importancia de aprender a leer, pensar, y también a defenderse; aprecié el valor de la amistad, de la familia, aunque esta misma, por costumbres arraigadas, sea injusta con sus iguales.
La relación que se da entre la abuela y la nieta muestra la necesidad de estos vínculos, del amor a las costumbres y la tierra. No obstante, también fue saber que es necesario que las mujeres rompan el círculo y encuentren otras formas de vivir.
Miramos a los personajes masculinos viviendo sus tragedias, la separación de la amada, de la madre por ser de razas distintas; así, la vida los llevó a ser verdugos que cobran la vida de inocentes.
Como espectadora, me sentí desolada, traspasada por las historias que habitan cada una de las escenas. Al mismo tiempo, me habitó la esperanza de que en algún tiempo la guerra deje de ser parte de la historia de este mundo.
Agradezco a la compañía, al equipo creativo que construyó esta puesta en escena, por hacernos pensar que es importante perdonar, como bien lo hace la protagonista, Nawal Marwan.
Ojalá se continúe presentando este trabajo, porque el teatro es una manera de alejar la violencia, mostrando los errores de la humanidad.