Ian Anderson es un fascinante personaje de comprobadas capacidades que lo han convertido en uno de los artistas británicos más famosos, además de una figura del rock a nivel mundial, todo ello utilizando la flauta, instrumento poco usual en este género donde la batería, los teclados, el bajo las guitarras y la voz predominan.
Nació un 10 de agosto de 1947 en Dunfermline, File, Escocia, iniciando un viaje que lo llevaría a convertirse un músico polifacético dominando la flauta, la guitarra y el canto, herramientas con la que dio forma a una agrupación que se volvería mítica: Jethro Tull, parida a mediados de la década de los sesentas y viva hasta nuestros días.
Cuando era niño, se interesó por la fotografía, las imágenes lo entusiasmaron, por lo que siempre ve las cosas con la cámara de su mente, a través de la lente de sus ojos, tendiendo a ver las cosas de forma pictórica. Las cosas e imágenes que ha visto las ha convertido en canciones.
Para quienes lo admiramos y hemos seguido su trayectoria, Ian Anderson es Jethro Tull. Sin embargo, para Ian, Jethro Tull es el repertorio, la música, el catálogo de la música que se grabó a lo largo de los años bajo ese nombre. “Cuando hago conciertos de Navidad, se presenta como el concierto de Navidad de Ian Anderson Jethro Tull… Para mí, todo se trata de repertorio y música. Lo segundo es que otros 36 músicos han estado en la banda a lo largo de los años. Eso siempre lo tengo en mente los primeros días, especialmente cuando toco canciones que me llevan a trabajar con músicos nuevos. En primer lugar, es el repertorio; en segundo lugar, son los músicos que tocaron en esas canciones”, aseguró en una reciente entrevista con Live Music and Reviews.
Ian se considera un flautista cantante, sobre todo porque él es quien escribe las canciones, todas con guitarra acústica, otro de sus instrumentos más comunes en concierto. Está orgulloso de que Jethro Tull sea la única banda de la historia del rock en el que la flauta sea el instrumento líder junto con la guitarra eléctrica, en términos de predominio de los solos, los grandes riffs, etcétera.
Reconoce que Thick As A Brick surgió en una etapa en la que investigaba el humor británico, a artistas como Monty Python y de ahí surgió el disco parodia que se convirtió en un clásico. Imposible que Gerald Bostock, el «niño» que escribió las letras, hubiera sido capaz de lograr semejante virtuosismo.
Considera que lo que siempre lo ha distinguido en comparación de otros colegas de la escena británica es que él aprendió música no en la Escuela de Música, sino en la Escuela de Arte, por lo que necesariamente en su propuesta musical siempre hay elementos de las artes pictóricas, que hacen eco en las artes musicales. Incluso las palabras utilizadas para describir la forma de la línea de pintura, el tono, el color, tienen una fuerte resonancia en las descripciones que son estrictamente musicales.
Haciendo un repaso a su discografía, podemos asegurar que no existe uno solo de sus 20 placas de estudio que no valga la pena oír. La verdad es que, si eres un fanático tanto del hard rock como de la música clásica, del folk inglés, del progresivo y de la fusión de sonidos de diversas partes del mundo, eso es precisamente lo que Ian Anderson ha ofrecido en estos trabajos.
Por supuesto, sobresalen el demoledor This Was (1968), Aqualung (1971) –considerada su obra maestra–, el famoso Thick As a Brick (1972), A Passion Play (1973) –incomprendida en su tiempo pero con una exquisita mezcla de folk inglés antiguo y material clásico y rock–, War Child (1974) –lapidado por la prensa pero entre los favoritos de los fans–, Minstrel in the Gallery (1975), Songs from the Wood (1977), Heavy Horses (1978), en todos ellos presente su rica fusión de folk inglés y rock.
No puedo omitir otros trabajos del grupo que merecen una oída: Crest of a Knave (1987) –y su Farm on the Freeway–, Rock Island (1989), en estos con un predominio de teclados y sintetizadores, Catfish Rising (1991) –su retorno al hard rock y blues–, Roots to Branches (1995) con folk y jazz mezclándose con música india y árabe.
El último álbum de estudio de la banda fue J-Tull Dot Com, lanzado el 23 de agosto de 1999, siendo su vigésimo trabajo de estudio, mezclando hard rock con sus conocidas influencias de música oriental.
Gran parte de su trabajo actual es sentarse frente a la computadora, ya que con la tecnología actual no cambia la forma en que hace música, pero sí la forma en que hace progresar la idea a música. Puede hacer las mezclas maestras de un álbum de varias pistas en 96k de 24 bits o cualquier otro estándar que elija, la más alta calidad de grabación digital, en casi cualquier lugar y eso lo satisface mucho.
Para aquellos que crean que a sus 76 años Ian está por retirarse, les informo que ha estado super activo, tocando en Estados Unidos y varios países de Europa, y de hecho aún se encuentra en plena gira en el Viejo Continente.
En efecto, Jethro Tull descargó en España el 15 de agosto, el 17 en Alemania, el 24 en Bélgica y el 28 en Suecia. En septiembre tendrán cuatro actuaciones en los Estados Unidos, después visitarán Irlanda (tres shows), y en octubre realizarán cinco conciertos, dos en Suiza y tres en Holanda; en noviembre tocará turno a Italia, y para finales de ese mes volverán a Alemania para otros seis conciertos que se prolongarán hasta diciembre, mes en el que cerrarán el 2019 con 3 tocadas en el Reino Unido.
Un dato curioso es que la banda exige que el público ocupe sus asientos al menos cinco minutos antes de iniciar la música, porque aborrecen ser interrumpidos por la llegada de los impuntuales, quienes tienen que esperar algún momento de pausa para poder ingresar a los recintos, o sea, Ian se toma muy en serio la música.
¡Viejos los cerros!
RICARDO PAT