Visitas: 0
Imelda Meraz
Hoy cada poro de mi cuerpo respiraba y exhalaba tristeza.
La sensibilidad floreció, los choques de mis células se hicieron presentes en un gran cansancio, en un día tan especial como hoy, un día de tanto trabajo que no me permitió asomar mis lágrimas, no me permitió estremecer mi cuerpo.
Hoy me dijeron ¡Qué niña tan hermosa!
Y contesté: Sí, muy hermosa.
Y en mi mente dije: Es un angelito del cielo, es un angelito de Dios.
Hoy, como cada mes, es un día especial.
Te extraño, te amo, mi amore…