Arte – Desde Nicaragua
Maestro de la pintura contemporánea de Nicaragua
Rafael Quintana
“Tuve la oportunidad de formarme en una universidad de España, lo que era asumir un compromiso como pintor, como ciudadano. Fue algo excepcional, sumado a que en ese entonces estaba fresca la pintura mural mexicana, el comienzo del arte abstracto; los hippies. Era un momento de esplendor en el mundo.
“Sin embargo, tenía conciencia y algo me decía que tenía que regresar a Nicaragua. Aquí desarrollé mi obra, ligado a mi vida.”
Síntesis biográfica
Nacido el 27 de Marzo de 1949, en Managua, República de Nicaragua, Roger Pérez de la Rocha es un destacado y talentoso artista de la pintura contemporánea en Nicaragua. Su estilo único refleja la intensidad de su personalidad, que se manifiesta en cada una de sus obras. Ha creado una abundante y valiosa producción que forma parte esencial del patrimonio cultural nicaragüense. Además, es considerado uno de los pintores latinoamericanos y centroamericanos más importantes.
El Maestro nos demuestra desde sus inicios en el arte que el romanticismo se traduce en arte moderno, lo que implica una búsqueda de intimidad, espiritualidad, color y anhelo por lo infinito, utilizando todos los recursos disponibles en las artes. Rembrandt es romántico como el mismo Darío preguntando y afirmando a su vez: “¿Quién que es no es romántico?”
El maestro Roger Pérez de la Rocha (1949) es un verdadero romántico que forja su propia identidad y la de su familia artística, basando su visión del mundo y su modernidad en el romanticismo. Se le considera un pintor que desciende de la tradición romántica.
Desde su paso por la Escuela de Bellas Artes, sus contemporáneos lo vieron como un niño prodigio, el “pintor niño” del arte nacional, destacando su talento ante figuras como Rodrigo Peñalba y Pablo Antonio Cuadra, quien reprodujo sus dibujos en la sección literaria de La Prensa y en la revista El Pez y la Serpiente.
Ernesto Cardenal lo llevó a Solentiname para completar su formación y colaborar en la creación de la Escuela de Pintura Primitivista con campesinos. Más adelante sabremos de su participación en el grupo Praxis y su estilo figurativo.
Durante su paso por el Prado, el maestro marcó otro aspecto importante dentro de su carrera: el claroscuro. De obras de Diego de Silva y Velázquez, Bartolomé, Esteban Murillo, José de Ribera, Francisco de Goya, y del tenebrismo europeo de Caravaggio y Rembrandt tomó estas influencias del claroscuro y el tenebrismo con que Pérez de la Rocha logra que sus cuadros presenten atmósferas desgarradas, desoladas o inquietantes. Son la base de su composición y unidad.
Otra de las características en la obra de Roger Pérez de la Rocha es su enfoque en el retrato y el tratamiento de la figura humana, particularmente su fascinación por el cuerpo femenino. Sus desnudos reflejan una profunda sensualidad. Es, sin duda, un retratista excepcional.
Además, Pérez de la Rocha creó toda una iconografía sandinista, partiendo de las pinturas del General Augusto C. Sandino, de sus generales y soldados, inventando un nuevo arquetipo del héroe nacional, para restituir al pueblo nicaragüense su identidad, rostro humano, las fracciones de su dignidad y orgullo.
El prodigio de la pintura en Nicaragua Roger Pérez de la Rocha, descubierto por los intelectuales Pablo Antonio Cuadra y Ernesto Cardenal, el más joven e inquieto de los pintores del Grupo Praxis, comparte en esta entrevista sus habilidades de dibujante, paisajista y retratista de gran fineza y fuerza expresiva.
Respetado por la nueva generación de pintores, por su madurez y dominio estético, sus temas figurativos, su patetismo y surrealismo son símbolos de su interioridad.
¿Cómo se dio su incursión en el arte?
Tengo que remontarme a mi niñez. Saliendo de mis estudios primarios con mis hermanos cristianos de La Salle, una vez ellos llamaron a mi abuela Chepita para decirles que “este muchacho ha mostrado dotes e inspiración para el dibujo”, para ver qué hacían por mí. Ella me llevó a la Escuela de Bellas Artes, seguro escuchó que se podía estudiar arte. En ese momento me recibió Rodrigo Peñalba, el padre de la pintura en Nicaragua.
Era el padre que necesitaba, él becaba a esos muchachos negritos, morenitos como yo, del pueblo: Arnoldo Guillén, Leoncio Sáenz, y mujeres muy distinguidas y bellas. Nos escogió a nosotros por el talento y supimos responder.
Por eso es que, cuando se forma Praxis, que creó Alejandro Aróstegui, cuajó: porque éramos todos los ex alumnos de Peñalba. Aprendimos a pintar, a pensar y a saber actuar. Todos éramos Anti Somocistas, éramos Sandinistas y yo era el más joven. Lo que ha pasado en Centroamérica, con más fuerza en Guatemala y Nicaragua, fue la lucha campesina. Éramos bohemios, autocríticos. Praxis se hizo como una célula cultural, analizábamos el producto como creadores. Ahora, con las redes sociales, veo cuadros flojos, no son bonitos. Lo hacen como mercancía, lo tengo que decir.
¿En sus obras ha rescatado las formas goyescas, añadiendo su toque personal?
Fui firmado en España, fui a dialogar todas las semanas con Goya y con Velázquez. Carlos Martínez Rivas me enseñó el Museo del Prado y me volví asiduo. Era totalmente diferente la actitud de aquellos jóvenes, todo el grupo Praxis, y en Guatemala, a su vez, todo el grupo Vértebra, con Roberto Cabrera, Efraín Resino.
En sus retratos ¿busca asemejar a Rembrandt, acercando su retrato a la realidad del espectador?
En el brillo de la mirada y el trasfondo siempre busqué cómo conseguirlo, siempre con mucho trabajo. Soy el hijo que Rembrandt y Goya quisieron haber tenido.
¿Por qué figura tanto la mujer en su obra?
Siempre estoy pensando en mujeres. Hoy estaba haciendo un recuento porque qué somos en esta vida si no estuviera presente la mujer. Soy su hijo, soy su piel, la mujer madre, la muerte hermana, la mujer es belleza, complemento; la mujer cultura, la mujer guerrilla, la mujer razón de ser. En algunos casos es objeto del deseo, como parte de su feminidad y de erotismo.
Maestro, en sus obras hay minuciosidad nocturna, lo que no quiere decir ausencia del color, ¿busca la luz?
Carlos Martínez Rivas pedía “Oscurecer la oscuridad, ahí es la puerta de todas las maravillas”. Eso se lo aprendió a los japoneses. Realmente, eso sí viene de Rembrandt y de Goya, y del misterio indio de nuestra “Carreta Nahua”. A Rubén Darío siempre le daba miedo, era amigo de la noche, pero le daba miedo. Es mi pintura en acción que se asocia a Rembrandt y Goya.
¿Cuál fue su experiencia en Solentiname?
Viví en Solentiname (El archipiélago de Solentiname, ubicado en el extremo sur este del Gran Lago de Nicaragua, es un pequeño paraíso, sus 36 islas son refugio natural de especies de flora y fauna; tiene gran valor histórico y aún conserva vestigios precolombinos. Fue declarado monumento nacional y área protegida), dos años viviendo con Ernesto Cardenal (q.d), y los campesinos, pescadores. Así nació -gracias a Dios, porque eso fue como un milagro- la pintura primitivista de Solentiname, en ese entonces representada por los intelectuales Ernesto Cardenal, Leonel Rugama, unos muchachos inteligentes y otros más.
Lo importante aquí es que el arte de Solentiname con los campesinos empieza con una forma del pueblo Nicaragüense de expresar sus sueños, sus luchas, un pez, un paisaje, una forma de vida, paradisíaco. Era completamente paisaje.
Ernesto Cardenal tenía un taller de poesía. De muchas cosas más me tocó vivir y ser partícipe. Todos nos conocíamos: Silvio Mayorga, Ernesto Cardenal, Pablo Antonio Cuadra. Aun con las diferencias generacionales y de clase, nos unían nuestros ideales.
Éramos una generación que tomó conciencia de nuestro momento histórico y respondimos como debíamos.
¿Qué opina de artistas expresionistas del siglo XIX como Edvard Munch, Georges Roualt, del pintor y escultor del siglo XX Juan Gris, y de Picasso del movimiento cubista?
Georges Rouault hacía una pintura de apóstoles, tipo vitral, con fuerza y volúmenes. También me tocó vivir el materialismo abstracto.
Edvard Munch tiene una intensidad con sus madonas y alcoholismo, expresionista. Es de mis preferidos.
Juan Gris, con sus guitarras mujeres, es un gran maestro del cubismo.
Picasso, figurativo, ¡qué no hizo realmente! Cuando se murió sentimos alivio, porque tener un Picasso encima no es fácil.
¿Qué opina del arte de Nicaragua?
Con las redes sociales están apareciendo muchos genios, pero siento tristeza en el fondo por el afán por vender de artistas menores de 45 años que no tienen un planteamiento, no hay un contenido.
En esta época de la tecnología hay como un diversionismo en el que no cuidamos la calidad por creer que el éxito está en la medida que vendemos un cuadro. Eso me pone triste.
Maestro, para concluir esta cátedra, compártanos ¿a qué pintores de México admira?
Estuve en el exilio en México. Aproveché para estudiar cursos de Gráfica en la Academia de San Carlos, ubicada al final de la Calle de La Moneda.
México lindo y querido, yo fui huésped del arte popular. Amo a Siqueiros, Tamayo, Rivera, eso es México. Me gustan sus canciones, somos de la misma tribu.
Gracias, Maestro Roger Pérez de la Rocha, por su aporte magistral a la plástica nicaragüense.
ESTUDIOS REALIZADOS
1964-1967. Escuela Nacional de Bellas Artes, bajo la dirección de Rodrigo Peñalba, Managua, Nicaragua.
1968. Es becado por el instituto de Cultura Hispánica para realizar estudios de Pintura Mural en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Madrid, España.
1971. A su regreso a Nicaragua se integra al Grupo Praxis.
1972. Director de la Escuela de Bellas Artes en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua UNAN-León.
1975. Realiza estudios de especialización de grabado sobre metal en la Academia de San Carlos, México D.F. y es acogido como miembro huésped en el Taller de Gráfica Popular, donde practica Litografía.
1981. Estudia grabado en metal en el Taller de Dimitri Papageorgou, Madrid, España.
1992. Cursó Litografía en el Taller de Bob Black Burnt en New York, E.U. A.
Ha participado en numerosas exposiciones personales y colectivas en España, Panamá, Costa Rica, Estados Unidos, México, entre otros.
PREMIOS Y MENCIONES
1972. Mención Especial I Bienal Centroamericana. San José, Costa Rica.
1982. Primer Premio de Pintura, patrocinado por el Ministerio de Cultura. Managua, Nicaragua.
1984. Mención Especial, Certamen ASTC, Managua, Nicaragua.
1985. Premio Nacional de Pintura UNAP. Managua, Nicaragua.
1990. Distinguido con la Orden Independencia Cultural Rubén Darío. Nicaragua.
1995. Segundo Lugar en Concurso Internacional de Pintura, Fundación Barceló – Montelimar. Nicaragua.
Facebook del artista
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Excelente entrevista.