X.E.M.H. “LA VOZ DEL TRÓPICO”
En septiembre de 1945
¿Existe alguna dificultad para transformarse de artífice de la palabra escrita, la imprenta, en hábil conductor de la palabra hablada? Don Manuel Araujo Echeverría demostró con creces que no la hay.
¿Puede un hombre convertirse, de la noche a la mañana, de destacado linotipista impresor en progresista baluarte de la comunicación? Don Manuel Araujo también demostró que sí se puede.
En nuestra reseña correspondiente a la radiodifusora X.E.M.E. señalamos que don Manuel Araujo Echeverría, linotipista recién separado como empleado de la librería y papelería “Pluma y Lápiz” y a quien le entró el microbio de la radio, con el importe de su liquidación compró espacios en la referida emisora y, junto con otras personas, algunas de las cuales lo asesoraban, se dedicó a la producción de sus propios programas, ya con discos o bien con elementos artísticos locales, los que él mismo, acompañado del locutor en turno, conducía o anunciaba. No hay que olvidar que en ese entonces a los hoy denominados locutores se les conocía como anunciadores, lo cual me parece la acepción correcta, pues el trabajo consistía en leer anuncios comerciales ante el micrófono correspondiente.
Los programas del señor Araujo eran buenos, tenían bastante auditorio y él se ufanaba, con bastante modestia, de la buena suerte que le acompañaba en su nueva y compleja actividad que, decía, le gustaba mucho más de lo que había pensado cuando decidió introducirse en ella.
Sin embargo, a pesar del éxito obtenido don Manuel no estaba totalmente satisfecho: se sentía, y así tenía que ser, obligado a aceptar las condiciones que en precios y horarios disponibles le fijaba la gerencia de la radiodifusora a cargo de don Perfecto Villamil Cicero debido, claro está, a compromisos contraídos antes de la llegada del señor Araujo, quien entendió las razones que le expusieron y se mostró aparentemente conforme.
Y decimos aparentemente ya que, bajita la mano y con pleno derecho, don Manuel, representado por un antiguo amigo suyo que radicaba en la capital de la república, estaba haciendo todos los trámites exigidos por la entonces Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, SCOP, para que le fuera otorgada la concesión para operar una nueva estación radiodifusora comercial en Mérida.
Cuando, pasado algún tiempo, su representante le comunicó que el Departamento de Convenios, Contratos y Concesiones de la mencionada SCOP le había autorizado la concesión, únicamente faltaban algunos detalles como fijarle las siglas, frecuencia, y potencia, lo que era cuestión de breve lapso. Don Manuel se entrevistó con el ingeniero Álvaro Barquet, a quien le encomendó la parte técnica, esto es, transmisor, antena, radiales, equipo de audio y otros menesteres necesarios para operar el nuevo canal radiofónico.
Álvaro Barquet Lugo era magnífico técnico, capaz y actualizado como lo exigían las circunstancias, tan eficiente y bien preparado como Eduardo Maldonado Brito y Hernán Padrón Mangas, ambos pioneros de la radiodifusión en Yucatán, como también lo fueron los inolvidables ingenieros Lázaro Achurra Suárez, Arturo Piña Pérez, Manuel Arias Luján y otros. A todos ellos, nuestro profundo y muy sincero respeto. Su obra quedará por siempre en los anales de la radiodifusión yucateca, así como la de Gonzalo Marín Rivero y demás compañeros.
En este país nuestro, rico en proverbios y refranes (solo en esto), hay uno que sentencia que “no hay plazo que no se venza, ni deuda que no se pague”; aunque lo segundo no siempre es real, así el plazo para que don Manuel Araujo Echeverría recibiera su anhelada concesión se venció y un buen día, eufórico de gozo, alborozado como un niño cuando recibe un juguete nuevo, dio a conocer que su difusora sería inaugurada el 15 de septiembre venidero.
Así, ese día de la patria, a las 20 horas, nació la X.E.M.H. bautizada como “La Voz del Trópico”, cambiando con el tiempo a “Radio Mérida”, al ser adquirida por el desaparecido Sistema Radio Yucatán.
Originalmente, al ser inaugurada en septiembre 15 de 1941, la X.E.M.H. fue instalada en un reducido local lateral del teatro “Peón Contreras”, en el llamado Callejón del Congreso del Estado.
El personal de la X.E.M.H. estaba compuesto por su concesionario, el tantas veces citado señor Araujo, su señora esposa doña Juanita Romero como Administradora; anunciadores o locutores, Héctor Alonso Pacheco, Armando Baqueiro, Pedro Canto Montalvo, Alvio Pacheco y Felipe Salazar Padrón. Con el tiempo, en la M.H. y otras emisoras del Sistema, surgieron Jorge Bobadilla Molina, Manuel Mena Díaz, Mario Chacón Medina, Rolando Sosa Góngora, Alberto Castillo, Eduardo Herrera Sosa, Teófilo Cetina Rosales y, desde luego, varios más.
Los operadores de consola: Manuel Romero y Carlos Angulo.
La parte técnica, ya lo hemos mencionado, estaba a cargo del ingeniero Álvaro Barquet Lugo, quien ajustó el transmisor en la frecuencia de 1490 kilociclos y la potencia a 250 watts, como le asignó la Secretaría de Comunicaciones. Una de las primeras novedades que presentó la X.E.M.H. en su pequeño estudio y ante numerosas personas – cuando unas salían, otras entraban – fue el gigantesco charro Felipe Manzo, que tenía una estatura de 2 metros 20 centímetros y que, ataviado con un elegante y muy costoso traje de charro mexicano, hacía toda clase de suertes con su reata. Era el mexicano más alto, según encuestas realizadas por un refresco que lo patrocinaba.
Como estábamos en plena segunda guerra mundial y nuestro país había entrado al conflicto en apoyo de los aliados, por disposición de la Secretaría de Guerra y Marina, grupos de yucatecos, previamente seleccionados y sorteados, teníamos la obligación de recibir instrucción militar lunes, miércoles y viernes de las 19 a 22 horas. A este servidor le tocó en una sección en la cual nos daban la instrucción en el Callejón del Congreso. La M.H. colaboraba patrióticamente transmitiendo dicha actividad y dirigiendo mensajes al auditorio, reseñando la injusta ocupación de varios países europeos por parte de las tropas de Hitler, y el hundimiento de los barcos petroleros mexicanos “Potrero del Llano” y “Faja de Oro” dizque por submarinos alemanes, lo que nadie creyó por las circunstancia y lugares en que ocurrieron, causando la muerte de algunos mexicanos, entre ellos un yucateco de apellido Chacón cuyo cadáver fue conducido a Mérida y sepultado en medio de los más altos honores militares.
Volviendo a nuestro tema: quizá en busca de mejores condiciones y menos competencia, don Manuel Araujo traspasó la concesión de la X.E.M.H. al Sistema Radio Yucatán, encabezado por don Manuel Domínguez Zubieta y su hijo Don Raúl Domínguez Lara, y la emisora fue trasladada a los altos del predio número 493 de la calle 58 entre 59 y 61.
Andando el tiempo, el Sistema con las difusoras integrantes se cambió a la calle 62 número 526 entre 65 y 67; en la actualidad, convertido en Sistema Rasa (Radiodifusoras Asociadas Sociedad Anónima), este grupo reside en la calle 62 número 508, altos, entre 63 y 65. Parte de él es la X.E.M.H.
Al frente están Arturo Iglesias Villalobos y su hijo Jorge Iglesias Bermúdez, ambos apreciados compañeros y amigos, además de prestigiados integrantes de la Cámara Nacional de la Industria de la Radiodifusión.
La X.E.M.H. contó en sus programas artísticos con el Trío Tecolotes, integrado por Félix García, Marcos Gómez y Fernando Méndez, integrante de Los Montejo; el dueto formado por los compositores Pepe Gómez y Chucho Herrera; Luis Traconis cantante de bien educada voz y estilo; el Trío compuesto por Juan Acereto, Jorge Torre y Felipe Domínguez, la voz acariciante de Teté Godoy. Transmitía todos los domingos desde la escena del Teatro Peón Contreras, en ese tiempo funcionando como cine, la actuación en la función de mediodía de la orquesta en turno, Eleazar Méndez Aguilar, Alfonso Madariaga, Rubén Darío Herrera y otras, actuando como maestro de ceremonias, mejor dicho, como animador, el siempre bien recordado amigo y compañero Raúl Gutiérrez Muñoz, que era a la vez un destacado cronista de sociales y narrador de chipén de la fiesta de los toros en la Plaza Mérida.
La X.E.M.H., sin duda alguna, vino a enriquecer la gama de radiodifusoras locales, y hasta la presente fecha goza de la preferencia de buen número de radioescuchas.
Fue a través de esta emisora que, a partir del 14 de enero de 1965, comenzaron a transmitirse las Serenatas Yucatecas creadas por el alcalde Don Agustín Martínez de Arredondo quien gestionó este apoyo ante Don Arturo Villalobos. Los controles remotos estuvieron a cargo de Agustín Worbis, “El Alemán”.
Don Manuel Araujo Echeverría su creador, de muy grata recordación, una vez que realizó su traspaso fue a residir a Campeche donde fundó una nueva emisora con las siglas X.E.U.K. la cual, al sentirse enfermo y cansado, vendió a una sociedad integrada por los señores Álvaro Arceo, Joaquín Corcuera y Rafael Rivas Franco, quienes le cambiaron sus antiguas siglas por las de X.E.R.A.C., las tres últimas letras correspondientes a Rivas, Arceo y Corcuera (R.A.C.).
De don Manuel Araujo Echeverría, perdimos la pista. Si aún vive o ya no, no sabemos.
Lo que sí sabemos, nos consta, lo vivimos y podemos asegurar, es que siempre fue un hombre fino, amable con el comercio anunciante, agradable.
Llenó una página brillante de la radio yucateca con su adoración: X.E.M.H.
[Continuará la próxima semana…]
Rubén Eloy Ocampo