Colonia Yucatán
Hilda María Corona Hernández y Jorge Aurelio Berzunza Rodríguez (“El Makech”), siguen recordando su época en la Colonia Yucatán.
Aquí al lado estaba el taller, ¿qué personajes recuerda que hayan venido en ese tiempo?
Pues aquí en el taller no, responde el hermano del Chato Berzunza, chofer de la compañía maderera. En la fábrica no te puedo decir; los maistros que estaban aquí en el taller eran muy buenos y estrictos, como el “Negro” Paredes, el maistro Alfredo Herrera, Castillo, Enrique y Ernesto Estrella; electricistas como el maestro Juan Miranda, el maestro Herrero Manuel Braga, su hijo Jacinto; luego llegó el “Gapo” quien ahora vive en Cozumel… Aquí éramos muchos porque había mucho trabajo. Había tractores, camiones, a veces nos mandaban engrasar las plataformas.
De Zoh Laguna recuerdo al “maistro” Michellin, uno que le decían Juan chiquito, su apellido no lo sé. Los trajeron porque ellos tenían conocimiento del manejo de las plataformas.
Había mucha gente, estaba el famoso Roberto Ezequiel, Toyita, que se fueron y nunca volvieron. Acá fue un centro de trabajo muy fuerte, había como 500 trabajadores, había mucha gente en el monte; con mulas se trabajaba, a puro carro con mulas de a seis, ya te imaginas al carretero. Aquí en donde está la escuela estaba el corral y en Chapas el veterinario era el papá de “Calandria” Villafaña. Cuando venían los cortadores, escogían sus mulas y se iban al monte a chambear.
Luego se hicieron cuartos para solteros. Aquí cerca de la casa había una galera de 12 cuartos de madera; de nuestros vecinos recuerdo a Valerio Cámara, Santos Rivero, a “Malafacha”(José García), Heriberto Lizama, a Cuxita, un tal Edesio Gamboa, a Canito, el “cables” Manuel Mendoza, A “diosito” -Manuel Aguilar se llamaba-, Cornelio Cervera y el “kuuk” (*) – Francisco Lizama- eran los traileros; Julio Rodríguez y un tal Pinelo; don Mario Coral que trabajaba en el aserradero, don Atilano Rodríguez “don Talan”, y don Catalino Martín Alcocer (quien vino de Dzitas, el papá de Víctor Martín Castillo, que lideró al Sindicato de Harineros de Yucatán con mucho éxito) eran los carniceros.
Buenos recuerdos, comenta el tío de “Zorri” Berzunza. Cuando nos juntamos con otras gentes mayores los muchachitos sólo están atentos oyendo, los mayores hacemos recuerdos entre nosotros. Qué bueno porque esto ayuda de verdad.
Lo que más admiro en esta cuestión es que hubo una persona que se preocupó por este lugar y esta persona fue Alfredo Medina Vidiella; a él debemos agradecer los de la Sierra y la Colonia lo que hizo. He escuchado que a veces quieren cambiarle el nombre a la Colonia Yucatán y… no.
Hubo una mala interpretación de esa idea, se le aclara: se le quería agregar los apellidos del ingeniero al nombre de la Colonia Yucatán para que fuera Colonia Yucatán de Medina Vidiella, como Motul es de Carrillo Puerto, Progreso de Castro, Muna de Arana Cabrera, etcétera…
Síííí, sí, así debería de ser. Se lo merece el ingeniero. Deberían juntar llaves y hacerle un busto. La carretera de Mérida a Cancún la hizo él. Antes de la Colonia Yucatán tenía una compañía llamaba Azteca; dicen en Tizimín que cuando se internó al monte para buscar dónde establecer la fábrica lo trataron de loco… Jejejejeee.
La escuela de madera, única en su tipo, él la hizo; que le pongan su nombre. A mí me gustaría que le rindieran un homenaje. Deben agradecer a ese señor, era estricto pero muy bueno, a ese ingeniero se lo debemos. De chavito oía yo cómo daba órdenes a su gente, conocí a su piloto -le decían el capitán “Talala”- y al capitán Muñoz. Dicen que era pariente del Dr. Muñoz. En Misné había un señor que le decían don “Taco”, un viejito, era el que cuidaba allá; cuando venía el ingeniero lo iban a buscar y lo traían acá en la Sierra. Aquí al lado vivía recuerda el famoso Maquech, a quien le pusieron ese apodo que porque dicen que no comía y además porque es chaparrito.
Esto empezó a decaer cuando vino Ruiz Cortines que estaba en campaña para la presidencia de la República y le tocaron la canción de moda “Poco pelo”. Dicen que Medina Vidiella era panista, la bronca fue desde allá; en aquel tiempo dividieron el monte, se repartió. A nosotros no nos tocó porque éramos obreros, pero pensaron que esto era eterno. Nosotros no tenemos terreno aquí, nos lo invadieron y los vendieron por gente de Colonia, en Gobernación nos lo dijeron.
Ese señor Medina Vidiella comenzó aquí en la Sierra. Deberían de hacerle un monumento y ponerlo a la entrada, y ponerle un cuadro alusivo. Ese señor fue un chingón… dice emocionado Jorge cuando han pasado más de dos horas de plática en la comisaria llamada, al principio de su fundación, «Campamento La Sierra», lugar en donde “el loco” planeó esa gran industria llamada “Medval”, conocida en otras partes el mundo por la calidad de sus maderas.
Me gusta la vida de acá, me ha dado muchas satisfacciones y no lo cambio por nada del mundo, finaliza orgullosa la charla Hilda María Corona Hernández, la conocida Nikita Kruschev en la bella época que trabajó de obrera en la fábrica de la Colonia Yucatán, orgullosa madre de Jorge (Chico +), José Gabriel, Víctor Manuel, Calos Enrique y María Dolores, y abuela de seis nietos y cinco bisnietos.
(*) Kuuk en maya, ardilla. (Diccionario Introductorio, universidad de Quintana Roo, Javier A. Gómez Navarrete)
L.C.C. ARIEL LÓPEZ TEJERO