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¿Hacia dónde vamos?

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Pedro Escamilla Esquivel

Diciembre de 2019, mes del fin de cada año en el que deseamos lo mejor para el próximo, y en el que hay reuniones familiares que evalúan cómo les fue en el año que está por fenecer, mientras se analizan otras interrogantes entre las cuales están: Y nuestro país ¿qué perspectiva tiene?, ¿cómo le fue en el año que está por terminar?

Como todo aspecto de la vida, el accionar es dialéctico, es una lucha de contrarios: hay partes buenas y malas, y todo depende de cuál de ellas pesa más, y su perspectiva de desarrollo.

Prácticamente ya se fue un año del nuevo gobierno encabezado por AMLO, el cual inició con grandes expectativas de cambio.

En materia de Economía existen claroscuros: el crecimiento económico representado por el Producto Interno Bruto (PIB) decreció hasta llegar a cero en el último trimestre del año, cuando la expectativa del gobierno era llegar al 2%. ¿Qué refleja esto? Que el valor de la producción de todos los bienes y servicios a precios constantes, tomando como referencia un año determinado, fue cero, la economía se estancó, no se movió. Si la población en México creció en el 2019 -que es lo más probable- el PIB per cápita* disminuyó.

Es de importancia mencionar que este indicador solo mide a la economía formal, es decir, la producción de bienes y servicios de empresas que están dadas de alta ante el Sistema de Administración Tributaria (SAT) y ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). La información generada por ellas es la que sirve de base para que el INEGI elabore el PIB.

En consecuencia, la otra parte, el México que tal vez sea mayor, el de la economía informal, está activo, genera empleos, pero sin embargo no es contabilizada, no aparece en la información del INEGI.

Tal vez el PIB sea mayor, pero no hay manera de medirlo. Ha habido estudios que han planteado la dimensión de la economía informal y su aportación en riqueza al país, pero en sentido estricto son estimaciones.

Ante esta dualidad, ¿qué deducciones se pueden hacer?

Primera: las empresas que están dadas de alta y generan la información para el PIB son aquellas que tienen solidez en el mercado, están ampliamente establecidas y son en importancia las más conocidas; estas son las empresas cuya producción no ha crecido, está estancadas y, además, están al pendiente de la información económica para delinear sus estrategias futuras de crecimiento; en suma, son las que son notorias por su inversión.

Segunda: las empresas que están en la economía informal son micros y pequeñas que, por las condiciones económicas frágiles en las que se encuentran, tienen poca duración de vida, son menos sólidas y no están ampliamente establecidas. Dadas las condiciones en las que están en el mercado, dependen de las grandes empresas formalmente establecidas.

Hubo una mejora con el incremento de los salarios mínimos del 16%, muy por arriba de la inflación, mejorando de esa manera el poder adquisitivo de amplia capa de trabajadores en las empresas formales, lo que va a incentivar la demanda.

¿Qué ha hecho el gobierno de la Cuarta Transformación para reactivar la economía?

Su enfoque ha sido dinamizar la economía por el lado de la demanda, la mejora en el ingreso, en la capacidad de compra de amplias capas de la sociedad. Este enfoque va dirigido a la población más necesitada, más olvidada.

El presupuesto de 2019 se enfocó a atender la mejora en el bienestar social, bajo la consigna de “Primero los pobres”. Becas a los estudiantes, incremento en las pensiones para el adulto mayor, sobre todo en las zonas más marginadas del país, estímulos a los jóvenes para capacitarse en las empresas, con énfasis en el aspecto educativo a través de la creación de 100 universidades diseminadas en la geografía del país.

En materia de inversión pública: reactivar a la empresa Petróleos Mexicanos (PEMEX), destinando cuantiosos recursos públicos, invertir en un nuevo aeropuerto que dio pie a la controversia por la cancelación del de Texcoco, causando al inicio del gobierno actual incertidumbre entre los inversionistas que habían invertido en ese aeropuerto; los proyectos de inversión en el sur y sureste del país- regiones muy olvidadas y con fuerte marginación- de la refinería de Dos Bocas en Tabasco y el Tren Maya que busca reactivar a la península de Yucatán. La característica principal de estos megaproyectos es que son de mediano y largo plazo, por lo que la detonación económica, sus resultados y logros no serán inmediatos.

Resumiendo, creo que el gobierno no solo debe de incentivar la demanda por el lado de la derrama de recursos para la mejora de los ingresos de las gentes en pobreza, de los trabajadores en las empresas formales. Es correcta la estrategia porque va a mejorar su situación. Si se está esperando que la demanda reactive la oferta -las empresas-, debe recordarse que las organizaciones que se van a beneficiar son las que están en la informalidad, y su respuesta en inversión para mejorar sus expectativas de crecimiento llevará tiempo.

Las empresas ya consolidadas deberán de poner los ojos en poblaciones que, aunque sean pequeñas, adquirirán dinamismo en su economía por la demanda de sus pobladores. El problema es que las grandes empresas no ven muy atractivo colocarse en esos lugares, por sus bajas ganancias y su alta operatividad.

En materia de seguridad, a un año de gobierno, la sensación que se tiene es que no se ha logrado disminuir la violencia. Los tentáculos de las organizaciones criminales han crecido, han proliferado, y ya no es solamente el narcotráfico.

La solución del problema es de largo plazo. Las medidas que se han implementado –la creación de la Guardia nacional y su implementación en el territorio nacional, la lucha contra la corrupción y la impunidad, el apoyo económico a las clases más marginadas como alternativa para que los jóvenes tengan ingresos estables y fuentes de trabajo– son de mediano y largo plazo.

Hay un punto el que el nuevo gobierno no ha hecho nada, o casi nada: la promoción de un cambio de valores y actitudes en el espíritu nacional, algo que se considera importante para el cambio de cultura, de hábitos y costumbres que se encuentran muy arraigadas en el colectivo nacional.

Como se ve, el país está atravesando por situaciones difíciles. De ahí la enorme importancia de que se tengan claras las estrategias públicas para emprenderlas en el menor tiempo y lograr que esta nación, que tiene todo el derecho de ser una gran potencia, salga de este marasmo y pueda emprender nuevas rutas que la consoliden como una gran nación.

Veremos con el tiempo.

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