La enfermedad del gusano del corazón es una afección cardiopulmonar producida por el parásito Dirofilaria Inmitis que, aunque afecta principalmente al perro, puede también afectar a nuestros gatos. La enfermedad se transmite de animal a animal por medio de la picadura de los mosquitos de la especie de culícidos de los géneros Aedes, Anopheles y Culex.
La enfermedad del gusano del corazón (dirofilariosis) es causada por unos parásitos largos y delgados que pueden llegar a medir hasta 12 pulgadas de largo, y que pueden afectar a perros, gatos y hurones. Estos parásitos son transmitidos de una mascota a otra por medio de los mosquitos. Tanto las mascotas que viven fuera de casa, como las que viven dentro, pueden contraer esta enfermedad. Esta enfermedad la transmite el mosquito a través de la sangre pues cuando un mosquito pica a un animal infestado, chupa la sangre donde se encuentra la presencia de forma microscópica el parásito llamado «microfilárias«.
Lo sorprendente de este proceso es que necesariamente es el mosquito el «colaborador» indispensable para la transmisión del gusano del corazón pues, cuando el mosquito pica a un perro infestado, almacena formas inmaduras del parásito (microfilários). Estas se incuban en el mosquito unos diez o doce días, y se convierten en larvas infestantes. Las microfilárias en estos estadios son microscópicas, y no puede madurar a parásito adulto sin pasar a través del mosquito, un proceso que descubre que, si el mosquito no existiera, no se podría desarrollar la enfermedad, pues este hace la labor de incubadora para madurar y poner a punto el parásito.
Cuando el mosquito pica a otro perro, las larvas pasan a través de la sangre. Las dirofilarias (los gusanos) inician su “viaje” a través de nuestra mascota, primero a nivel del tejido subcutáneo; entre los días 70-110 días postinfección se localizan en la musculatura, para seguir por la circulación al corazón, pasando a las arterias pulmonares, para luego migrar al lado derecho del corazón y a los vasos sanguíneos circundantes. A los 6-7 meses, el parásito alcanzará la madurez sexual, son ya macroscópicos e iniciará su ciclo reproductivo.
En los perros adultos, el parásito del corazón puede vivir entre 5 y 7 años. La enfermedad del gusano del corazón es capaz de ocasionar daño permanente sustancial al corazón y los pulmones de su mascota, antes de que ésta muestre signos de enfermedad.
La presencia de este parásito en gatos no es tan frecuente, aunque se han dado también casos. Para detectar si el animal está infestado, hay que pedir al veterinario que haga los análisis de sangre correspondientes. De estar infestado, identificará la presencia de microfilária circulante (forma microscópica larvaria). Una mayoría de perros pueden ser tratados con éxito si la enfermedad de este parásito se detecta en su fase inicial. Se propaga con mayor frecuencia en climas cálidos donde se desarrolla el mosquito portador.
Síntomas
La alteración principal es una hipertensión pulmonar que, dependiendo de la carga parasitaria, puede pasar desapercibida o cursar con tos crónica, fatiga y dificultad respiratoria. Una carga alta, unida a las lesiones que el parásito produce en los vasos, puede llegar a producir un fallo cardiaco fatal en nuestro mejor amigo.
Causa signos típicos de insuficiencia cardíaca (inapetencia, cansancio, adelgazamiento, tos, desmayos, hemorragias nasales, ascitis) pudiendo llegar a la muerte del animal si no se diagnostica a tiempo.
Prevención
Los mosquitos que transmiten la enfermedad requieren un medio húmedo para el desarrollo de sus larvas, y temperaturas superiores a 14ºC para completar su ciclo, por lo que la enfermedad se encuentra en áreas de climas templados y cálidos con zonas de humedad como ríos, cultivos, charcos, etc. Hay que evitar acumular cacharros para evitar el desarrollo de los mosquitos, y fumigar frecuentemente.
Por suerte, existen diversos productos en el mercado para evitar el contagio del gusano del corazón, mejorando la calidad de vida de nuestros amigos.
Diagnóstico
En la actualidad, existen diferentes pruebas de diagnóstico en sangre para detectar la enfermedad. Además, otras pruebas adicionales como las radiografías o ecocardiografías son muy importantes para evaluar el grado de severidad de la enfermedad, y determinar el tratamiento adecuado para nuestro compañero.
Tratamiento preventivo
La enfermedad se puede prevenir casi en un 100% mediante la administración de fármacos desarrollados para tal objetivo. Estos se aplican en la época de mayor actividad de los mosquitos vectores. Se precisa de un test previo para comprobar que el perro no padece la enfermedad. Esto es porque, en caso de portar el gusano y ser vacunado, podemos provocar una reacción anafiláctica y/o muerte en masa de los parásitos, lo que podría ocasionar graves problemas al animal e incluso la muerte.
Con una aplicación anual del tratamiento en la época adecuada es suficiente para prevenir el contagio.
También existen varios productos en forma de comprimido. Se toman vía oral una vez al mes, con el objetivo de eliminar los parásitos adultos y sus microfilarias.
Es un tratamiento de riesgo, sobre todo para animales muy afectados, por lo que se debe seguir muy rigurosamente las pautas establecidas por su veterinario.
En los últimos años han descendido considerablemente los perros infestados, al tener más información los propietarios de estos animales. No obstante, es aconsejable hacer análisis frecuentes a los perros que estén en contacto directo con los niños.
Recuerde: el mejor tratamiento para nuestro mejor amigo es la PREVENCIÓN.
DRA. CARMEN BÁEZ
PRESIDENTA
EL MURO MÉRIDA A.C.