Reseña
El dios Chaac parecía confabularse para impedir la llegada de los amantes del Rock a una cita que se antojaba interesante, dada la calidad de músicos participantes y el repertorio de canciones clásicas de metal que compartían el miércoles 27 de julio en el auditorio Silvio Zavala del Centro Cultural Olimpo, en pleno corazón de la bella ciudad de Mérida.
Bajo una pertinaz llovizna salí de manera anticipada para reunirme con mi buen amigo Julio Cauich (la lente del rock yucateco) para realizar una entrevista con los miembros de Super Jam 22, nombre del proyecto que une los talentos de los hermanos David y Pablo Arjona, voz y bajo; Eduardo “Kili” Pérez, batería; el talentoso guitarrista Dhydier Hernández; Eduardo Sánchez (teclados) y el líder Erbin Quiñonez, promotor del concierto en el que también demostraría su capacidad con las seis cuerdas.
Con puntualidad inglesa, la banda inició con “Rainbow in the Dark” de Dio, del álbum “Holy Diver” (1983), con David demostrando su capacidad vocal, los solos calcados a cargo de Dhydier. Continuaron con “Metal Health” de Quiet Riot, su gran éxito de 1983 del disco del mismo nombre para, en vez de remate final, de inmediato atacar con “Crazy Doctor” de Loudness. ¡Wow! Qué placentero resultó escuchar en vivo esta versión del “Disillusion”, quizá el mejor trabajo del cuarteto nipón; Dhydier de nuevo tocó igualito el solo.
Tras estos tres temazos, David y Erbin dieron la bienvenida a los que aplaudían complacidos tras aquel gran inicio. Me percaté que en ese lapso fueron llegando más personas. Cinderella fue recordado con “Nobody’s Fool”, uno de sus más grandes éxitos, incluido en su álbum debut “Night Songs” (1986). La bataca de “Kili” sonaba potentísima, bien compenetrada con Pablo en el bajo y Eduardo en las teclas.
David nos invitó a cantar con él “Balls to the Wall” de Accept, añejo himno metálico del quinto álbum de los germanos, lanzado en 1983, que se escuchó super heavy con cuando los presentes se unieron en el coro “Balls to the wall men!”. ¡Muy bien!
A continuación, la que para mí fue la sorpresa de la noche: “Victims of the Future”, de Gary Moore, del álbum del mismo nombre lanzado en 1983, una delicia que no contó con el mismo entusiasmo de los presentes al no ser una canción tan conocida.
Dhydier apareció con una guitarra acústica y se unió a Erbin con la eléctrica para iniciar un intro bien sabroso que reconocí de inmediato: “Love Song” de Tesla, esa tremenda balada que formó parte del vinilo “The Great Radio Controvesy” de 1989. David nos indicó que tocarían un tema de White Lion, y nos invitó a escuchar las versiones originales del material que estaban interpretando, señalando que, pese a no ser comerciales o muy conocidas, son realmente sobresalientes. Infortunadamente se resintió levemente de la garganta, pese a lo cual salió avante.
En algunos temas Dhydier salía de escena, quedando solo Erbin a cargo de la guitarra, como fue el caso en un tema de Deep Purple. Eduardo inició con el intro de “Perfect Strangers”, pero en realidad se lanzaron con “Gypsy Kiss” del reencuentro “Perfect Strangers” de 1984. Los aplausos demostraron el entusiasmo, que creció cuando tocó turno a “Princess of the Night” de Saxon, que sonó increíble, remontándonos a 1984 con el discazo “Denim and Leather”.
Siendo las 9 de la noche con 2 minutos, Erbin presentó a los músicos, explicando el esfuerzo que significó dar vida a este proyecto.
La acción se retomó con Ozzy Osbourne y “Road to Nowhere”, del exitoso disco “No More Tears” de 1991. Siguió otra sorpresa con “High Wire” de ¡Badlands! Estos chicos se ganaron el cielo, qué buena rola y qué buena interpretación. David ya presentaba ciertas complicaciones para los tonos más altos, pero la garra siguió intacta.
Erbin agradeció a todos los presentes y despidió el concierto con una efectiva versión de “Still of the Night” de Whitesnake, con David creciéndose en un cierre realmente explosivo.
Pero todos exigimos otra y la banda no se hizo de rogar con el intro de “1984” y “Jump” de Van Halen, coreada por todos mientras Erbin soleaba con gran entusiasmo, enfilándose todos a un final que fue festejado.
Gran concierto, grandes músicos, entregados, disfrutando y compartiendo su talento con quienes asistimos, pese a las inclemencias del tiempo.
Al final, los dioses del Rock nos bendijeron con esta tocada que merece repetirse a la brevedad.
Atención autoridades municipales: acá hay un espectáculo que merece contar con más fechas y foros.
RICARDO PAT