In Memoriam
MI QUERIDA MAESTRA, AHORA ILUMINAS EL UNIVERSO
HORTENCIA SÁNCHEZ
Llego a despedirme de la Maestra Gladys Cervantes, la tristeza me abraza entera. A lo lejos, miro en la puerta de la funeraria a la querida Paty Ostos; se funde conmigo en un fuerte abrazo.
Meses atrás, conté con la fortuna de que estuvieran como público en el Foro Alternativo Rubén Chacón grandes maestras de este estado: Gladys Cervantes, Graciela Cortez y Paty Ostos. Esa noche que nos vimos, las sonrisas y el buen ánimo nos acompañó. No pensé que unos meses después tuviéramos que despedirnos.
Mientras saludo a los buenos amigos que van llegando a despedir a la maestra Gladys, los recuerdos me llevan a ser la joven que miraba con admiración a la mujer que asumía la literatura y el arte como profesión. Era amiga de los alumnos del bachillerato en arte, pero sobre todo de Rubén Chacón. Yo frecuentaba la casa de él, y muchas veces pude mirar a Gladys disfrutando de las tertulias; también la miré en algunas obras de teatro.
Cuando Rubén Chacón partió de este mundo terreno, en 1997, decidí hacerle un homenaje escribiéndole el libro De mis Ángeles. Para editarlo, necesitaba que algunas personas me ayudaran, por lo que acudí a la maestra Gladys para contarle sobre este libro. Sin dudarlo, me dijo: “Yo te echo la mano.” Además, compartió un escrito sobre este libro homenaje:
“La memoria que vinimos a hacer, no es cosa del pasado, ya que no podemos hablar en pretérito de lo que está vivo en emociones hoy; es en este presente, en el que vengo a unirme con devoción y con el corazón entre las manos al homenaje que Hortencia hace a su Ángel amigo, Ángel maestro, Ángel consejero y Ángel también de muchos de nosotros…
Se aferró a no dejarnos solos nunca
y sigue acompañándonos aquí
en la sonrisa de nuestros hijos,
en los montajes con sangre,
en la tristeza de nuestros días,
en el compromiso con la vida.
Sin duda alguna así será. No nos dejará solos nunca, seguirá acompañándonos aquí, acudirá a nuestros escenarios. El recuerdo de su ejemplo nos inspirará; esa seguirá siendo su trascendencia.”
Leo nuevamente tus palabras, querida maestra, y entiendo que tú eres parte de esos seres grandiosos que nos dejan enseñanzas importantes en la vida y que, por lo tanto, quedan acompañándonos por siempre.
No perdimos a una gran amiga, solo se transformó. Ahora el universo cuenta con un ser de luz que iluminará eternamente la existencia.
Agradezco que mi familia fuera tan querida por ti, por lo tanto varias veces estuviste muy cerca, apoyando para que el arte continuara su camino, motivándonos con tus palabra y presencia.
Tus alumnos, tus conocidos, están tristes. Pero sin duda te atesoran en el recuerdo de la maestra amable, buena persona, de sonrisa plena.
Tus hermanas por decisión propia –Paty, Graciela, Ligia, Xhaíl– te lloran a mares. Juntas vivieron metas, objetivos profesionales. Son parte de la generación de mujeres que accionan, sin buscar culpables, que se posicionaron como buenas feministas.
Ahora les toca despedirte y, a pesar de su dolor, comprenden que a veces es necesario encontrar la paz que arrulle el sueño eterno.
Siempre que te encontraba te lo decía: “Te quiero, maestrita, gracias por todo.” ¡Gracias por siempre! ¡Nunca olvidaremos tu abrazo solidario!
ritualteatro@hotmail.com
