José Juan Cervera
Si un decálogo no te conmueve, te daré un aforismo.
Remoza el verso y desempolva la prosa. Filtra y disemina su sustancia primordial.
El poema se eleva desde la base solemne del concepto hasta la cúspide gozosa de la imagen.
Con la novela hemos topado y podremos comulgar con ella sin coerción y sin anatema.
El cuento es un paseo por atajos y veredas rumbo a un paraje en el que se acampa durante una sola jornada.
La comedia vuelve ligero el espíritu que la tragedia enlutó.
El ensayo cabalga en pista tornasolada la hechura ambigua de su destino.
La minificción cabe en la palma de la mano de un niño que hace rebotar su imaginación.
Toda proeza oratoria sueña con hacerse oír en el papel.
El prólogo y el epílogo se enamoran desde los extremos de una pasión prohibida.