Los gatos encarnan una de las especies animales más familiarizadas con el ser humano. Sin embargo, no dejan de inspirar sentimientos prejuiciosos en muchas personas que expresan argumentos como que los gatos son instrumentos utilizados para la hechicería o magia negra, o que son los compañeros de las brujas por excelencia, entre otras barbaridades.
No obstante, hemos podido constatar que, en diversas civilizaciones antiguas caracterizadas por su legado cultural y sabiduría, estos felinos eran considerados la clave para muchas cosas buenas, entre los que destaca el dios gato egipcio, que simbolizaba la felicidad, prosperidad y armonía en el hogar.
Los egipcios se distinguieron de otras civilizaciones por su visión armónica de la naturaleza, donde para ellos no hay una especie predominante, sino que consideran al hombre, animales y plantas como compañeros que debemos vivir en armonía basada en el respeto mutuo.
Los habitantes de esa nación del norte de África tenían especial estima por el gato, a quien consideraban una especie que encarnaba los sentimientos más nobles que pudieran apreciarse en la vida, y que con su sola presencia representaba una bendición para quienes le rodeaban.
En la actualidad, existe una raza denominada gato egipcio. Al parecer originada de una mutación genética espontánea ocurrida en Canadá en 1960, se puede considerar una raza exclusiva, dado que no existen muchos ejemplares. Por su peculiaridad, es considerado un animal exótico de gran valor económico, y muy atractivo para personas de gustos refinados y gran poder adquisitivo.
Lo que llama la atención de esta joven raza es su similitud con las esfinges egipcias talladas de estos felinos hace miles de años. Esta clase de gatos es inconfundible con ninguna otra, dado que no poseen pelaje ni bigotes; en cuanto a su carácter, suelen expresar mucho más compañerismo y astucia que el resto de las razas de gatos que, por lo general, son perezosos e indiferentes. Es decir, la actual raza denominada gato egipcio, además de su nombre, es la expresión viva de las descripciones realizadas por los antiguos egipcios de esta especie, tanto en su apariencia física como en su temperamento. ¿Casualidad? ¿Reencarnación? o ¿Manipulación genética?
Los gatos formaron parte importante de la cultura del antiguo Egipto; ya fuera como una compañía del hogar o un objeto de adoración, estos animales tuvieron más dominio de los egipcios que cualquier otra criatura. ¡Fascinante! Pero, ¿qué es lo que diferencia a los gatos de otros animales para que fueran tan importantes para esta cultura?
Si bien los gatos que domesticamos no son descendientes directos de los leones, son felinos, y los egipcios los asociaban con este animal grande y poderoso que con solo un rugido dominaba toda la manada. Los egipcios identificaban a los leones con la figura del sol, que para ellos era muy importante porque su dios principal, el dios del sol llamado Ra, moría con la caída del sol por el oeste, y volvía a nacer con el amanecer en el este. Este dios, siempre corría peligro durante la noche porque sus enemigos lo atacarían, y es allí donde entra la figura del león, cuyos ojos reflejan los rayos del sol y combaten la oscuridad, protegiendo así al dios Ra.
Los gatos terminan siendo esos leones que con sus ojos combaten la oscuridad, llegando a ser los animales más sagrados en esta cultura, teniendo réplicas en templos y pirámides con el fin proteger a los dioses. Al ser el máximo protector de los dioses, el gato se convierte en un semi dios que no puede ser propiedad de ningún humano; solamente el faraón tenía el honor de tenerlo como propiedad, y domesticar a esta criatura sagrada. Por lo tanto, los gatos estaban bajo la protección del faraón y de la ley, que prohibía que se vendiera, lastimara o matara a cualquier gato. ¿Sabes cuál era el castigo para aquel que osaba matar a uno? ¡La muerte!
Aunque no se conoce exactamente el momento en el que los egipcios comenzaron a domesticar gatos, se considera que fue alrededor del 2000 A.C. Los egipcios llevaban a sus gatos como animales de compañía a cazar en vez de llevar perros, que ya en ese momento eran domesticados con este fin en otras partes del mundo. También se hacían estatuas de gatos y se colocaban afuera de los hogares para proteger a los habitantes de los espíritus malignos.
Sin duda, los gatos son la figura principal cuando se recuerda la vida en el antiguo Egipto, pero también lo son hoy en día para todos aquellos que los queremos y tenemos un mejor amigo felino en casa. Son auténticas deidades, con una independencia admirable.
Dra.Carmen Báez
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