Mascotas
Los animales, en general, son capaces de adaptar sus estilos de vida para hacer frente a sus discapacidades mucho mejor que la mayoría de los seres humanos y en ocasiones son un auténtico ejemplo de superación para nosotros en este sentido.
Las causas más comunes de amputación en los gatos son las lesiones. Algunas fracturas de huesos que no son atendidas y dejan secuelas importantes. En estos casos, la amputación es la única forma para que estos felinos sanen y prosperen. Otros tipos de lesiones, como las causadas por ataques de animales o trampas para patas, provocan daños irreparables que requieren la amputación. Algunas enfermedades, como los tumores malignos, también pueden justificar la eliminación de la pata de un gato para que el cáncer no se extienda.
Un gato que ha sufrido algún tipo de amputación o minusvalía ya sea a consecuencia de enfermedades, accidentes o por el paso natural de los años, puede llevar una vida plena y agradable. Los primeros que tenemos que asimilar esta situación y convencernos de ello somos nosotros. Aunque en estos casos es inevitable sentir pena por nuestra mascota no podemos dejar que ese sentimiento nos invada, pues de alguna forma estaremos trasladando al animal esa sensación y en lugar de facilitarle las cosas se las dificultaremos.
Un gato puede adaptarse bien a la perdida de una de sus extremidades y, en casi todos los casos, suelen ser tan ágiles y activos como los gatos de cuatro patas. No podemos esperar que un gato que ha perdido una de sus patas vuelva a la normalidad de inmediato, hay que tratar de evitar el dejarnos llevar por los sentimientos de lastima y pena y no ser demasiado sobreprotectores con el animal en estas circunstancias. El gato poco a poco ira compensando la pérdida de su pata, adaptándose y ganando fuerza en sus otras extremidades, el gato podrá volver a moverse y saltar como antes.
En el caso de la pérdida de una pata trasera, el gato no podrá saltar tan alto como lo hacía anteriormente, ya que estas son las patas que utilizan para impulsarse en los saltos. Si ha perdido una de las patas delanteras, el gato tendrá mayor dificultad para aterrizar en sus saltos y por tanto le costará más bajarse de lugares elevados. En un primer momento, el gato cometerá errores al caminar, o saltar, esto es previsible y con un poco de tiempo resolverá sus limitaciones, e incluso es posible que encuentre rutas alternativas para llegar a los lugares a los que antes llegaba de un simple salto.
Inmediatamente después de la cirugía, un gato al que han amputado una pata puede sentirse muy confuso, de repente se encuentra con que no puede hacer las mismas cosas que hacía antes. Este periodo de tiempo inicial puede ser muy angustioso, tanto para el gato como para el propietario; en ocasiones, el gato se sentirá frustrado y deprimido, es posible que disminuya su apetito o que deje de acicalarse. Esto es comprensible y la reacción varía de un gato a otro en función de su personalidad. En este periodo es fundamental nuestra ayuda y apoyo, facilitándole en la medida de lo posible el acceso a la comida, el descanso y la higiene.
Tendremos que asegurarnos de que su arenero es accesible y no se encuentra demasiado lejos del lugar en el que el gato descansa. En un primer momento llegar al arenero a tiempo puede ser un problema debido a que el gato se moverá más despacio. Del mismo modo, si el arenero está muy alejado y nuestro gato se encuentra deprimido, es posible que no se tome la molestia de ir hasta él.
Es posible que sea necesaria una reeducación del gato en el uso de arenero en caso de que deje de utilizarlo.
Colocar al gato en el arenero después de las comidas sería una buena opción. Asegurarse de que los lados de la bandeja no son demasiado altos y de que el gato puede acceder al arenero por sí solo. A algunos areneros se les puede quitar la tapa o borde superior para hacerlos más accesibles, en último caso habrá que cambiar de arenero.
La higiene para un gato es muy importante, y en un primer momento es posible que debido al estrés o la depresión que pueda sentir el gato deje su higiene personal de lado. En ese caso deberemos asegurarnos de mantenerlo limpio y cepillarlo con frecuencia. Asimismo, es posible que haya que ayudarle a limpiarse cada vez que haga sus necesidades.
Durante un tiempo después de la cirugía el gato tendrá que llevar un collar isabelino que le impida lamerse la herida, estos collares de por si suelen ser incómodos para ellos, sobre todo en el momento de comer. Por eso, podríamos considerar quitarle el collar temporalmente (siempre estando atentos para que no se lama su herida), para facilitarle el acceso a la comida. El proceso de recuperación de un gato al que han amputado una pata puede variar, dependiendo de muchos factores, como la edad, el peso y su carácter.
Hay que asegurarnos que el gato tenga un lugar adecuado para descansar, que sea cómodo y confortable, en el que pueda estar tranquilo, recuperarse y poco se vaya adaptando a la nueva situación. Debemos mantenerlo alejado de ruidos fuertes u otros sobresaltos que puedan ponerlo nervioso o estresarlo.
Es importante que el gato intente hacer cosas por sí mismo, tropezará, se caerá y muchas veces se frustrará, pero poco a poco se irá adaptando. Este proceso es normal, y nunca se dará si somos demasiado sobre protectores con él. Podemos facilitarles las cosas intentando que el entorno en el que se mueven este despejado para evitar golpes o malas caídas que lo puedan lesionar, podemos colocar rampas (las podremos hacer nosotros mismos con una tabla de madera) que les permitan subirse a lugares elevados sin necesidad de saltar para llegar a ellos.
Si notamos que el gato deja de comer o beber agua, deberemos ponernos en contacto con un profesional veterinario para que evalúe la situación.
Si nos encargamos de proporcionarle un ambiente seguro y estimulante, estos gatos pueden tener una vida plena y feliz al igual que cualquier otro gato.
Sin embargo, podemos enfrentarnos a que estos animalitos al no ser completamente independientes son más susceptibles de ser abandonados y no ser adoptados posteriormente. Estos animales que no están sanos y sufren amputaciones no pierden su capacidad de amar a sus dueños y de ofrecerles su compañía, cariño y amistad. Todo lo contrario, sus limitaciones les convierten en seres eternamente agradecidos a quien les abren las puertas de su casa y de su corazón.
Dra. Carmen Baez Ruiz
Email: drabaez1@hotmail.es