ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Anoche tuve un sueño sobre la “Finca Vigía”, en Cuba, lugar donde tenía su domicilio Ernest Miller Hemingway, y que visité en varias ocasiones con el escritor cubano y amigo entrañable Félix Contreras (+).
En mi onirismo, caminé por el interior de su choza donde vi su máquina de escribir, una botella de ron y armas. Desde su ventana atisbé un azulado mar y, contra una mata de coco, una lancha de madera que ahora supongo era la de “El viejo y el mar”.
En ocasiones, al amanecer, después de tomar mis medicamentos para estabilizar mi cardiopatía, llevo un jugo a mi estudio y me pongo a escribir mis columnas periodísticas para el Diario del Sureste y algunas revistas culturales latinoamericanas. Así que, siendo las seis de la mañana, y ya sin sueño, me permití recordar a este interesante personaje que dedicó su vida a las letras como novelista, corresponsal de guerra, cuentista, y dejó su nombre grabado como uno de los mejores del Siglo XX.
Después de participar en los talleres de Voz de Tinta con el escritor Jorge Pacheco, ahora descubro que Hemingway, con su estilo sobrio y con cierta austeridad, y releyendo algunas de sus obras, tuvo una gran influencia sobre la ficción del siglo XX. Ernest fue ganador del premio Pulitzer en 1953 y del Premio Nobel de Literatura en el 54. Sus ensayos pueden clasificarse como clásicos de la literatura estadounidense.
Podría considerar que Ernest vio la vida como una batalla perdida. Como dijo José Quiñones, siempre mantuvo el lema de que, si la vida te golpeara y te destrozara, y te golpeara los dientes, podrías salvar tu dignidad viviendo peligrosamente y con valentía. Por encima de todo, valoraba el coraje.
Como ambulé en sueños por su casa cubana que tanto disfrutó, acompañado de un fresco Daiquirí o de un Mojito, en sus lugares preferidos, el “Floridita” y la “Bodeguita del medio”, una frente al Capitolio y la otra a media cuadra de la Catedral de La Habana, copiaré algunas de sus frases inspiradoras que pueden representan su filosofía de vida.
- El mundo rompe a cualquiera. Muchos se hacen fuertes en los sitios rotos.
- El coraje es la gracia ante presión.
- La primera y última cosa que debes hacer en este mundo es perdurar y no ser aplastado por él.
- El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad.
- El hombre no está hecho para la derrota; un hombre puede ser destruido, pero no derrotado.
- Si ganamos aquí, ganaremos en todas partes. El mundo es un hermoso lugar, vale la pena defenderlo y detesto dejarlo.
Fuentes