Cine
Fragmentado, de M. Night Shyamalan
M. Night Shyamalan es un director de cine ante cuyas obras es imposible evitar una reacción. Algunos lo hacen positivamente, otros simplemente no lo toleran. Aquellos celebramos su originalidad en cuanto a los temas sobre los cuales desarrolla un filme, y el grado de entretenimiento que logra compartirnos; éstos, simplemente no le perdonan que no haya sido capaz de conservar el mismo grado de excelencia y embelesamiento que los cautivó al gozar con su filme El Sexto Sentido (1999).
Pues bien, después de varias películas en las cuales tuvo un amplio presupuesto, pero un aún más amplio rechazo por el producto que entregó (mi xtup, por ejemplo, no tolera After Earth, y su hermano no tolera The Last Airbender), Shyamalan nos entrega con Fragmentado, película del estudio Blumhouse y distribuida en México por Universal Pictures, un estupendo filme minimalista que se apoya en tres destacadas actuaciones: la de James McAvoy, que interpreta a un sujeto con 23 personalidades, la de Anya Taylor-Joy como una adolescente secuestrada y conflictuada por muy diferentes razones, y la de Betty Buckley como la psiquiatra que atiende las llamadas de auxilio de las numerosas personalidades “cuerdas” del personaje principal. Shyamalan dirigió y escribió el guion de la película y, para no fallarnos, también tiene un breve cameo en el que la psiquiatra lo disecciona de manera por demás cómica.
Mencionaba al inicio que Shyamalan es muy dado a ofrecer temas interesantes en sus filmes originales – The Last Airbender no lo es – y en esta ocasión nos presenta un caso patológico de desórdenes de la personalidad, revistiéndolo de una mezcla de sobrenatural con criminal, y el planteamiento de una muy interesante hipótesis: ¿qué tal si aquellos que presentan “desórdenes” mentales los tienen porque ellos han encontrado la manera de potenciar y aumentar el uso de su cerebro, convirtiéndose así su “mal” en un paso evolutivo para el ser humano?
Decía que el filme es minimalista, porque los escenarios no abundan y, por el contrario, la atmósfera y ambiente en el que se desarrolla la mayoría de las escenas contribuye perfectamente a acrecentar lo que poseamos de claustrofobia; agreguemos una iluminación que abunda en tonalidades artificiales (luces de vapor de sodio, luces blancas), y finalicemos con un número mínimo de actores, para entonces comprender a lo que me refiero. Con respecto al presupuesto, Fragmentado costó alrededor de 9 millones de dólares, y ya ha recolectado más de 134 millones de dólares. Nada mal, ¿eh?
En McAvoy descansa mucho del peso de Fragmentado: después de todo, interpretar a un niño de 9 años, a un enfermo con personalidad Obsesivo-Compulsiva, a una mujer autoritaria, a un genio de las modas, a un historiador, al personaje del cual se derivan las diferentes personalidades y a “La Bestia”, implica sutiles pero muy evidentes cambios en el método de actuación que aplica. Pero también es cierto que ni Taylor-Joy – a quien ya conocíamos por su trabajo en La Bruja – ni Buckley se quedan atrás: ambas cautivan y convencen en sus roles de víctimas y de heroínas.
Los detractores de Shyamalan debieran darse la oportunidad de ver esta redención cinematográfica del director nacido en India y avecindado en Estados Unidos. Con la evidencia de los abrumadores resultados favorables en taquilla que ha tenido Fragmentado, queda en el aire la pregunta acerca de si no es mejor seguir manejando al director con presupuestos así de limitados, en vez de arriesgar mega presupuestos.
Mientras éstos deshojan la margarita, aquellos que disfrutamos la originalidad de Shyamalan seguiremos disfrutando sus filmes, reconociéndolos como lo que son: vehículos de entretenimiento.
Fragmentado impacta en varias dimensiones, sorprende, nos invita a considerar los motivos detrás de la forma de actuar de los protagonistas y, sobre todo, es un nuevo comienzo para M. Night Shyamalan, uno que se merece.
Gerardo Saviola
gerardo.saviola@gmail.com