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ATISBANDO EL ARTE
Fiesta de la Flauta en Cuba
Mi comunicación con la Antilla Mayor continúa como cuando visité Cuba por vez primera en 1951, viajando por barco en el Isla de Tris, del Cuyo, Yucatán a Puerto Regla y La Habana, en Cuba.
Mi sentimiento por esa isla del ardiente sol lo llevo en la sangre por mi abuelo Bernabé García Valle, por los recuerdos de mi madre. A mis amigos y familiares cubanos debo mi integración a la cara bonita de la isla, su cultura y las artes: me hicieron conocer palmo a palmo esa ínsula, desde Cabo San Antonio en su parte occidental, hasta Maisí en la parte más oriental, y abrevar de su música, pintura, literatura, danza y deporte.
Se mantiene mi comunicación con personas e instituciones promotoras del arte y la cultura, como la Fundación Nicolás Guillén, el Museo Nacional de la Música de Cuba, el Centro de Investigación y Difusión de la Música Cubana “Odilio Urfé”, el Instituto Superior de Arte, el Instituto Nacional de la Música, la Asociación Hermanos Saíz, la Asociación Nacional de Tríos, el Taller Portocarrero, el Instituto de la Ópera de Cuba, y otros.
Podría citar más ejemplos, aunque debo hacer un reconocimiento especial a la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), fundada por Nicolás Guillén – el Poeta Nacional – que en sus dos visitas a Mérida, en el inicio de la década de los cincuenta del siglo anterior, convivió con los que en ese tiempo éramos miembros de la APEY – Asociación Periodística Estudiantil Yucateca – cuando cursábamos nuestro bachillerato de enseñanza superior en la Universidad Nacional del Sureste, hoy Universidad Autónoma de Yucatán.
Mi relación con la UNEAC se da desde la presidencia del escritor Abel Prieto y su Primer Vicepresidente el Dr. José Loyola Fernández, con quien mantengo una relación estrecha de amistad familiar y cultural, por lo cual me comprometo a seguir escribiendo sobre el movimiento cultural, artístico y educativo de la isla.
La magia de la correspondencia electrónica nos hace estar al tanto de sus actividades artísticas.
Hoy alabaré el trabajo del Dr. Loyola –Doctor en Música, egresado del Instituto Chopin de Polonia –, Presidente de los Festivales internacionales “Boleros de Oro” desde su fundación. El escritor Roberto Bello, actualiza el trabajo que vienen desarrollando en el campo de la Música: “La invitación del maestro José Loyola a Orlando Valle, José Luis Cortés, René Herrera y la joven invidente norteamericana Rachel Flowers conjuntó a un grupo numeroso de la orquesta femenina de flautas, dirigida por el maestro Guillermo Antonio Pedroso, lo que permitió disfrutar de un extendido solo de flauta con los estilos individuales de tantos instrumentistas durante la presentación de la Charanga de Oro en El Tablao del Gran Teatro Alicia Alonso, como parte de las primeras colaterales del 32° Festival Internacional Jazz Plaza Cuba que se inauguró el 15 y se prolongará hasta el 18 en locaciones de La Habana y Santiago de Cuba.”
Van mis saludos para Antonio Pedroso, con quien he compartido en los festivales “Cantares de América” y Boleros de Oro”, brazo derecho en la organización de los mismos. Las fotos en este artículo son de Roberto Bello.
“El sonido charanga es identitario de la música cubana. A través de esta estructura orquestal se han popularizado infinidad de obras y géneros cubanos y música de otros países. Es el formato instrumental en el que se han desarrollado, evolucionado o surgido los géneros más auténticos y universales de la música popular bailable cubana. El repertorio de la Charanga de Oro fue variado y tuvo como invitado especial al cantante Tony Calá para el cierre, pero antes desarrolló un sabroso programa de danzones, boleros, cha cha chás y sones, muy disfrutado, coreado y bailado por todos los presentes.”
El Doctor en Ciencia sobre Arte José Loyola, una vida dedicada a la creación musical popular y culta, estuvo muy satisfecho. La interpretación como flautista se impuso a la investigación musicológica y la tan importante tarea de enseñanza musical como Profesor Titular de la Facultad de Música del ISA – Instituto Superior de Arte –, para tocar y bailar como un adolescente de 75 años. A sus méritos hay que añadir su labor de promoción de las más auténticas expresiones de nuestra música popular y culta como Presidente inicialmente del Festival de La Habana de Música Contemporánea, desde hace más de 25 años del Festival Internacional Boleros de Oro, y más tarde del Festival Danzón Habana, desde la UNEAC.
Autor de varios libros, su última obra está dedicada a la emblemática Orquesta Aragón, de la que su padre Efraín fue su primer flautista, y quien me dispensó con su amistad en su natal Cienfuegos, cuando trabajé en la Perla del Sur, en la remodelación del Castillos de Jagua. Pasamos muchas horas charlando, él ilustrándome con su flauta cada movimiento analizado. Efraín Loyola asistió a la inauguración de los Jardines de la UNEAC en Cienfuegos, siendo el escritor Abel Prieto y Alicia Perea Masa quienes inauguraron el recinto, en el que dieron un concierto los septetos tradicionales de “Los Novo” y “Los Naranjo”. El hotel Jagua me obsequió en dicho evento 100 ejemplares de mi “Canto a Cienfuegos”, estrenado esa noche. La Charanga de Oro mostró el alto nivel de sus instrumentistas y la calidad vocal y el carisma de sus cantantes en una magnífica actuación.
Por este medio me permito comunicar al Dr. Loyola que ya está contemplado en el programa de festejos de este próximo 6 de enero. La semana entrante me reuniré con el Lic. Felipe Ahumada Vasconcelos; en correo privado le daré los resultados de mis visitas a la Dirección de Cultura Municipal y a la Secretaría de Cultura y las Artes, ya que nuestros lazos de intercambio se han realizado en varias ocasiones, visitándonos Loyola con sus músicos y lo mejor sus conferencias sobre la música cubana, para beneplácito de los melómanos yucatecos.
Me permito cerrar esta columna con un saludo especial a Ramón Rodríguez y a mi hermano masón, Humberto Rodríguez Manso (+), quien ahora en otro plano ocupa su columna en el eterno Oriente, y al Dr. José Loyola Fernández, esperando que el año venturo se encuentre entre nosotros.
Alfonso Hiram García Acosta
