Perspectiva
¡Feliz Día del Niño!
«El juego es la forma más elevada de investigación”
Albert Einstein
Dicen los que sí saben de estas cosas que siempre que te encuentres desganado y sin ánimos todo lo que tienes que hacer para recargar tus baterías es abrazar a un niño. Los niños, lo sabemos quienes hemos convivido con ellos, están llenos de energía y es muy difícil que se encuentren de mal humor por períodos prolongados de tiempo. Claro, con la edad, esto va cambiando y todos conocemos al menos a un niño que se comporta como adulto, y a muchos adultos que se comportan frecuentemente como niños, cuando están de mal humor.
También se ha demostrado que los adultos que jugaron cuando niños con otros son mucho más sociales y amigables que aquellos que no lo hicieron, y que nuestra verdadera personalidad asoma cuando jugamos, porque en esos momentos dejamos abajo nuestra guardia normal, y entonces revertimos a aquella que nos identificaba cuando fuimos infantes.
Como padres, como parte de la responsabilidad de ver por el bienestar de nuestros críos, nos corresponde asegurarnos de que adquieran buenos hábitos, y durante sus juegos también nos es vital estar presentes, no solo para evitar que les pase algo (los niños no conocen del peligro hasta que lo conocen, dice Perogrullo), sino para enseñarles límites y reglas de convivencia. Habiendo levantado a cuatro niños que ahora son unos hombres, mi orgullo, sé perfectamente de lo que hablo. Para ellos fui (sigo siendo y seré hasta el último de mis alientos) papá, juez, enfermero, asesor, carcelero, verdugo, y muchas otras cosas más, y, también y a mucho orgullo, su compañero de juegos. Pienso que no lo hice tan mal, pero también me queda claro que el jurado aún está deliberando sobre mi actuación.
Todo lo anterior es tan solo para que recordemos que alguna vez fuimos niños, y que este próximo treinta de abril se nos presenta una inmejorable oportunidad de celebrar a nuestros niños. No necesariamente es con regalos que podremos festejarlos, sino con algo que en estos días tiene mucho más peso que antes: dediquémosles tiempo. Como padre divorciado, entiendo que no pude pasar todo el tiempo que hubiera querido con ellos, y algo que me mantenía a flote en aquellos días era ese tiempo de calidad que lograba pasar con ellos cada semana. Cuando no se tiene cantidad de tiempo con nuestros hijos, se vuelve imperativo convertir el que pasemos con ellos en tiempo de calidad.
Algunos padres posiblemente piensen que a los hijos hay que darles todo lo que pidan, desvivirse por ellos trabajando para que nada les falte; yo soy de aquellos que piensa que es una respetable actitud, pero no la más adecuada si lo que deseamos es crecerlos en la cultura del esfuerzo y, principalmente, en la cultura de la convivencia continua con ellos. Eso solo se logra dedicándoles nuestra atención, no dándoles dinero, ¿no les parece?
Así pues, este próximo 30 de abril todos podremos rememorar cómo fuimos cuando niños, observar entonces a los nuestros, sopesar los resultados, y entonces continuar/rectificar aquello que estamos usando como guía de educación. Es nuestro trabajo y nuestra responsabilidad lograr que sean buenos ciudadanos en el futuro, y sabe Dios que en estos días vemos a una caterva de políticos-buenos-para-nada que necesitamos sustituir con gente capaz, con ética y conciencia de responsabilidad social.
Desde esta perspectiva, los hijos que desarrollemos hoy serán los dirigentes del mañana.
¿Qué estamos haciendo para que en esos días sus conductas nos resulten más satisfactorias, para que no tengan que sufrir las penurias que nosotros estamos pasando actualmente con esta bola de “chichinflas y malafachas” (Café Tacuba dixit)?
Comencemos por observarlos jugar, sugiero yo, y entonces no los impulsemos a cometer vivezas, sino a seguir las reglas del juego, a respetar a sus compañeros de juego, a imbuir en ellos las conductas que cambiarán nuestro entorno para bien. Es responsabilidad nuestra cambiar el presente para lograr un mejor futuro, y será a través de ellos que lo lograremos.
¡Felicidades a todos los niños en su día, y también a todos los que alguna vez lo fuimos!
Gerardo Saviola