Lo que por muchos años fue costumbre, hoy se ha convertido en tradición.
Estamos haciendo referencia al traslado de la imagen del Cristo monumental del municipio de Citilcum al vecino municipio de Tekantó, ambos en lo que fuese parte de la zona productora de henequén de Yucatán.
Los habitantes de ambas poblaciones unen voluntades y esfuerzos para que, precisamente el día 15 de noviembre, comitivas de vecinos de ambos municipios se concentren, por la mañana, en la Iglesia de Citilcum, sitio donde se organiza la comitiva de traslado en la que corporaciones religiosas locales y agrupamientos de vecinos y vecinas gustan de participar.
Es en horas de la mañana que el Cristo, con el respeto de los pobladores y la fortaleza de no pocos hombres maduros, hombres de campo, es trasladado a hombros de una pléyade de cargadores, entre banderas, cánticos y rezos, hasta los linderos municipales de Tekantó, población que apoya y respalda con su colaboración el reinicio de la marcha, a partir de ese momento, hasta llegar a los linderos municipales en donde un nuevo grupo de fieles se integra para cargar la santa imagen hasta el vecino territorio municipal, donde se le recibe con muestras de alegría y cohetes.
Después de un corto recorrido por las primeras calles en su entrada a Tekantó, la sagrada imagen es alojada en un sitio apropiado para preservarla, honrarla y prepararla para el gran festejo de bienvenida nocturna que todo el pueblo, convocado por las campanas de su iglesia local le brindará por la noche.
En tanto, la fachada de los predios tekanteños ubicados en el recorrido se engalanan, se les instala iluminación especial, y se ubican ramas y velas en las albarradas que serán encendidas a partir del momento de arranque de la peregrinación vespertina por la ruta trazada históricamente para que el pueblo presencie el tránsito de la efigie del redentor cristiano.
A eso de las siete de la noche, organizada la comitiva tekanteña, se forma la guardia de honor y la comitiva protectora del Cristo, que para ello es retirado del refugio temporal asignado en el cabo de la población para presidir la procesión en la que, desde las aceras, un público anhelante espera al viajero y se une al homenaje al santo recibido.
Velas sostenidas en fervorosas manos se derriten y chorrean parafina entre los piadosos dedos, en tanto el lento desplazamiento de la comitiva recorre calle tras calle, hasta su acceso al borde del atrio eclesial, que bordea en cada uno de sus cuatro ángulos, para rodear la plaza, en tanto los cielos se llenan de luces de colores, globos piadosos con las siglas de los donantes, y los aplausos crecientes de los miles de personas congregadas en el sitio, desde muchas horas antes, en espera de la regia visita.
Una banda de guerra abre camino a la peregrinación, que se adelanta y estaciona alejada del Cristo, el cual es detenido al centro del acceso principal a la iglesia y desde allá saluda a todos los creyentes y familias presentes, ante el tronido de cientos de cohetes voladores y los cielos inundados de estelas de luces, y el bronceo de centenares de “jiladas” que llevan al paroxismo a toda la población creyente, mucha de la cual ha hecho viaje especial desde el extranjero u otras partes del país y el Estado para hacerse presente en tan memorable evento religioso.
Una vez introducida la imagen a la iglesia para los oficios de rigor, los fieles se acercan para tocar cualquier parte de la santa imagen que esté a su alcance.
Un año más y el reencuentro del Santo Cristo con su pueblo creyente se ha dado, de idéntica manera a como lo ha hecho por un largo período.
El Cristo y sus bendiciones han llegado.
Ya los romeros, los visitantes y el pueblo, pueden iniciar su recorrido por las casas donde se acostumbran festejos, los bailes públicos que se han organizado, o el recorrido por las diversiones que ofrece la feria instalada en los amplios terrenos del parque principal de Tekantó.
Cristo entre los tekanteños está en la comunidad por un año más.
Bienaventurado sea el Señor.
El Corresponsal Viajero y su Corresponsal Tekanteño PABC.
Imágenes: Facebook Carlos Perera.