El embarazo psicológico, o la pseudogestación, es un fenómeno fisiológico que pueden sufrir algunas hembras, aproximadamente de uno a tres meses del celo. El embarazo psicológico en perros se desarrolla en la pubertad de los mismos debido a dos factores fundamentales:
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Hormonas
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Supervivencia
La mayoría de los casos suelen presentarse en hembras no esterilizadas, pero hay reportes de que algunas hembras llegan a presentar estos mismos síntomas un par de días después de haber sido esterilizadas. Consiste en la aparición de las mismas manifestaciones; tanto morfológicas como de comportamiento, que podría presentar una hembra embarazada, aunque sin estarlo. 6 de cada 10 perras no esterilizadas sufren embarazos psicológicos
El embarazo psicológico de los perros no es una enfermedad: es un desajuste hormonal que atraviesan muchas perras. No existe una causa determinante para este trastorno, aunque es cierto que las hembras que no han procreado son más propensas a padecerlo.
Después de la ovulación, indistintamente de si el animal está fecundado o no, aparece en el ovario, como consecuencia de la expulsión del óvulo, un pequeño quiste llamado cuerpo lúteo. Si no se produce la fecundación, este quiste degenera y desaparece; sin embargo, si la hembra está preñada, será el principal productor de progesterona y ayudará a mantener el embarazo.
En los pseudoembarazos suele haber una disfunción del cuerpo lúteo. Se produce cuando el pequeño quiste, en vez de degenerar, se mantiene activo, estimulando así todo el mecanismo del embarazo. Los síntomas físicos del embarazo psicológico en perras incluyen abdomen inflamado, aumento del tamaño de las mamas y producción de leche. No solo eso: los síntomas psicológicos son tratar objetos o juguetes como si fueran cachorros, inquietud, nerviosismo y, en algunos casos, incluso síntomas de parto.
Un pseudoembarazo reproduce el estado hormonal de la gestación. Cuando la prolactina entra en juego, las glándulas mamarías empiezan a activarse, siendo esta una de las principales manifestaciones en la pseudogestación.
Los cambios físicos más evidentes pueden ser:
- Producción de leche o líquido seroso
- Abdomen abultado
- Aumento de peso
- Flujo vulvar
- Somnolencia
- Náuseas
- Falta de apetito
- Depresión
- Crecimiento de las glándulas mamarias
- Se lame las glándulas mamarias para estimular la producción de leche
- Está inquieta
- Cuida a otros perros o a juguetes de peluche como si fueran sus cachorros
El embarazo psicológico de las perras es un mecanismo de supervivencia desarrollado en la especie canina. De esta forma, en estado salvaje, una hembra sería capaz de criar una camada, aunque la madre biológica haya muerto.
Este comportamiento se mantiene en los lobos: cuando la loba dominante de la manada tiene cachorros, las otras lobas presentan «pseudogestaciones» con el fin de colaborar con la madre biológica en el amamantamiento de la camada. De esta manera, los cachorros multiplican sus posibilidades de salir adelante, un mecanismo que asegura la reproducción de los individuos mejor dotados del grupo.
El embarazo psicológico de las perras no necesita tratamiento alguno, ya que los síntomas desaparecerán por sí solos con el paso de los días. Sin embargo, hay situaciones en las que sí es necesario un tratamiento, como cuando hay una excesiva producción de leche que pueda causar a la perra mastitis, o trastornos graves de conducta.
El tratamiento se lleva a cabo con un grupo de medicamentos específicos para perras denominados «antiprolactínicos», es decir, que actúan disminuyendo la hormona de la prolactina y que recetará el veterinario.
En caso de que se presenten trastornos de conducta graves, el veterinario le recetará ansiolíticos, siempre bajo su supervisión. Como es posible que se vuelva a repetir, la mejor solución preventiva es la esterilización de la perra.
El embarazo psicológico se suele producir un mes y medio después del final del celo. Alrededor de un 60% de las perras pueden tener embarazos psicológicos, dicen los expertos.
Si los síntomas del embarazo psicológico en las perras son muy leves, es probable que el veterinario no aplique ningún tratamiento. El consejo es mantener a la perra entretenida con más actividad de lo normal, como los juegos, para ayudar a que la situación se normalice. Reducir la cantidad de hidratos de carbono en la dieta también ayuda.
En el caso de que los síntomas sean más acusados, el veterinario descartará que haya un embarazo real y se recomienda, siempre bajo supervisión veterinaria:
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Evitar la auto estimulación de las mamas con lamidos; de esta manera se frena la activación del mecanismo de secreción de leche
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Retirar los objetos adoptados, como peluches o juguetes
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Incrementar la cantidad de ejercicio físico
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Reducir la ingestión de agua; de esta manera se restringe la producción de leche
Normalmente, el desajuste hormonal remitirá en tres semanas. Es lógico que durante el proceso del embarazo psicológico, así como después, la perra esté algo decaída y sensible. En esos momentos necesita más cariño y apoyo de lo habitual para recuperar el equilibrio emocional. Así que hay que ser muy generoso con las caricias y los mimos.
Ante síntomas de embarazo psicológico en perros, acuda al veterinario.
Ayude a la recuperación de la perra del embarazo psicológico con cariño y paciencia.
Para prevenir el embarazo psicológico, lo mejor es esterilizar a la perra. En aquellos casos en los que el animal padece de pseudoembarazos con cierta regularidad, la solución pasaría por plantearse la solución definitiva: la esterilización, así evitaríamos futuros riesgos a padecer quistes, tumores en las mamas o piómetra, una grave infección del útero.
Ante cualquier síntoma de los descritos, debemos acudir al veterinario, quien confirmará si la perra está realmente embarazada o, por el contrario, si está sufriendo un pseudoembarazo. También será él quien nos aconseje sobre el tratamiento más conveniente en cada caso.
Dra. Carmen Báez
Presidenta
El Muro Mérida A.C.