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Escuela de Arte en Guantánamo

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Cuba

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

Cuando no encuentro algún título o contenido para desarrollar para el Diario del Sureste o alguna revista cultural con las que colaboro en Latinoamérica, me traslado mentalmente a los lugares que he visitado en mi caminante vida por el mundo. Mucho he publicado ya en este periódico virtual, en mis comentarios de “Caminando por las Calles”, como lo hacía mi maestro Carlos Duarte Moreno en este diario cuando era impreso. Entonces me lleno de nostalgia y me pongo a teclear, aunque ahora tenga que revisarlo tres veces para que no tenga errores, además de una revisión última de nuestro director ejecutivo Sergio Alvarado, quien ha mejorado cada semana nuestro periódico madre de nuestra generación estudiantil desde los años 50.

Mi estro hoy camina por Guantánamo. En esa provincia cubana encontré Cultura, Historia y Fraternidad con su pueblo; me abrieron las puertas en muchos hogares, y me dieron un lugar preferente sus autoridades y sus habitantes, con quienes conservo comunicación directa por telefonía y por medios virtuales. Se me mantiene como un comunicador entre dos pueblos hermanos. Aunque ya no estoy firmando convenios culturales con la isla cubana, leo su prensa y, por mi comunicación con personajes de la ciencia, cultura y artes de ese medio, me mantienen informado.

En este escrito me transporto a mis caminatas desde el año 90, cuando pisé el oriente cubano en los festivales “Cantares de América”, que con nuestra presencia recibió el carácter de internacional, el del “Son” en Santiago de Cuba, y del “Bolero” en La Habana. El último lugar que he visitado en este final de vida a nivel internacional fue Cuba. Leo su prensa y mantengo relaciones y comunicación con amigos cubanos de la isla, otros cubanos en La Florida, y otros en el Cono Sur y en España.

La Escuela de Arte en Guantánamo, constituye una cantera segura para el Centro de la Música al formar las nuevas generaciones de intérpretes.

Yo participé con ese Centro cuando lo dirigían Francisco Speck y Florentina González Renda, a partir del año 91.

El año 1962 marcó un momento clave en la historia de la Revolución. Siguiendo las ideas del comandante en jefe Fidel Castro y como resultado directo del encuentro con los intelectuales, se funda en La Habana, durante el mes de marzo, la Escuela Nacional de Arte, centro clave para la transformación y crecimiento espiritual de los cubanos.

Miles de niños, adolescentes y jóvenes con aspiraciones artísticas, talento innato y sin distinciones de raza, origen social, lugar de proveniencia o credo, hallaron cobijo en las aulas de la naciente enseñanza. Mientras la capital era un hervidero de pasiones y se preparaban los claustros para la nueva meta del pujante estado socialista, en Oriente, específicamente en Guantánamo, una señora de fe inquebrantable apostó todo de sí para cumplir, aquí también, el sueño fidelista.

Antonia Luisa Cabal Salis (Tusy) fue fiel promotora del derecho del pueblo a acceder a la cultura, para aprender a apreciarla, disfrutarla y marcar improntas. Por eso, tempranamente junto a su colega Rafael Inciarte Brioso, se dio a la tarea de crear una escuela en el Guaso, el poeta Regino E. Boti, la llamaba su aldea del Guaso.

“Ya Tusy tenía una academia, al igual que Inciarte, pero el sueño de ambos era más grande y había que unirse -explica a Venceremos, el periódico virtual de Guantánamo.  Andrés Sayú Quiala, veterano pedagogo del campo artístico-. Comenzaron con cinco especializaciones: Piano, Clarinete y Saxofón, Contrabajo, y Violonchelo. Todo fue en enero y febrero de 1962, con alrededor de 30 alumnos como matrícula.”

En abril, oficialmente Tusy es nombrada directora; Inciarte, subdirector, y el resto del colectivo lo integrarían Luz Julia Devesa, Carmen Coloma, Walkiria Camps, Ana Irigoyen, Antonio Puig y Manuel Martí. El nombre inicial del centro fue Luis Artemio Carbó Ricardo, en homenaje a un combatiente, estudiante de Saxofón, que cayó en las arenas de Playa Girón, detalla.

Con la música germinó la formación artística en Guantánamo, esa que prosperó bajo el celo constante de Cabal Salis, considerada por ello como la Madre de la manifestación. Paso a paso se amplió la familia y hoy se enseñan 15 instrumentos de viento, cuerdas y hasta percusión.

A partir de 1969 la escuela siguió creciendo. En los 70, con Raquel Agüero se oficializa la enseñanza de Ballet, acompañada por Mayra Nodas, la pianista Aimee Cisneros y Sara López San Martín, que impartía francés.

Tras conversaciones con el maestro Luis Díaz Mauricet, se incorpora la especialidad de Artes Plásticas, con profesores como Oscar Nelson, George Pérez, Dibb Augusto Pichardo y Elio Martínez. 

George Pérez estuvo en mi exposición en la Galería de Guantánamo, hicimos diplomas para los tríos de Cuba y México, además de una colectiva de ambos en la inauguración del Café Calería “La Indiana”, frente al Parque Martí.

En el 79 empieza Danza, con un tabloncillo que hasta la propia Alicia Alonso elogió, y en el claustro: Ada García, Mercedes Licea, Miguel Paján y Aisa Rodríguez, rememoraron a Sayú Quiala.

La cultura guantanamera tiene una deuda eterna con Antonia Luisa Cabal -sentencia Dagnelis Cardosa Díaz, profesora y pupila de Tusy- como los miles de artistas graduados aquí, cuyas creaciones han enriquecido el panorama local, nacional y universal, e incluso retornaron a las aulas para impartir sus conocimientos a nuevos profesionales.

Los estudiantes de danza guantanamera en 2019 sobresalieron en el III Encuentro Internacional de Intercambio entre Academias de la manifestación.

La constitución de la Escuela Vocacional de Arte Regino Eladio Boti, el 7 de septiembre de 1981, marcó el punto culminante de los esfuerzos del Gobierno en pos del progreso cultural de la provincia. Desde allí se estimularía el conocimiento integral de cada materia, mientras especialidades como la Danza se perfeccionaban con elementos de ballet, técnica contemporánea y folklórica.

Tusy” acompañó los cambios en cada etapa -significa inculcando, ese sentido de pertenencia con el arte y los valores de laboriosidad y responsabilidad. La unidad en torno a ella fue la clave de muchos éxitos, porque exigía sentirnos artistas de excelencia en el aula y fuera. La maestra era primera al actuar en la Brigada de la Frontera, los albergues cañeros…

La Enseñanza Artística aquí ha merecido elogios de figuras de renombre como Pachito Alonso, quien compartió con los talentos guantanameros.

A Tusy me la presentaron en su casa, donde dirigía a un grupo coral. Hasta mi último viaje a Guantánamo, la visité y tomé mi buchito de café con ella, que era una gran platicadora.

Conversamos de los coros en que he participado en mi vida en Mérida, como el Orfeón Yucateco, de Marcial Cáceres, el Coro Magisterial con Cesareo Chan Blanco, el de Música Dispersa que dirigió Luis Roberto Sánchez Gavito en el Instituto Mexicano del Seguro Social, acompañado siempre en su hogar con un buchito cafetero y su culta compañía. Tras el empeño, más frutos.

En mi último viaje al oriente cubano me comunicaron su fallecimiento. Echo de menos su plática y los buchitos de café que compartimos con ella Eduardo Ramos, director de la Banda de Música de La Habana, y el periodista y biógrafo de la UNEAC, Humberto Rodríguez Manso. De los cuatro, solo yo sigo en pie.

Con estos recuerdos dejo a Tusy, la maestra querida para todos los que la conocimos. Van mis recuerdos a quienes me tendieron la mano para abrirme las puertas de la cultura y la historia de la provincia de Guantánamo: a Carlos Hernández, Director de Cultura, Francisco Speck, director del centro de la Música, Florentina González e Israel Martínez Zapata, secretaria y presidente de la Asociación nacional de tríos; George Pérez, plástico y compañero de pincel; Juan Guillarte, de CMKS, Sol Visión, la televisora de Guantánamo; Urgeliers León, presidente del Poder Popular y luego Ministro de Salud; a los tríos “Los Martínez”; “Los Rubíes” y “Levante”, de Baracoa. Y a todos mis amigos guantanameros. Abur.

Fuentes

https://www.venceremos.cu/guantanamo-cultura-noticias/26630-escuela-de-arte-en-guantanamo-fruto-de-la-revolucion-cultural

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