Artes Plásticas – Desde Nicaragua
Erick Lacayo estudió las bellas artes en la Universidad Católica Redemptoris Mater (UNICA), de la mano del maestro, pintor y escultor Pedro Vargas, de quien aprendió lo que hoy plasma en sus lienzos.
Ha participado en exposiciones colectivas realizadas en importantes instituciones, entre las que destacan: el Centro Cultural Nicaragüense Norteamericano (CCNN, 2019 y 2018); el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica (INCH, 2019, 2018 y 2016); y la Universidad Católica Redemptoris Mater (UNICA, 2015 y 2014).
Asimismo, ha expuesto individualmente en Códice Galería de Arte Contemporáneo (2022), Seminario Redemptoris Mater de Managua (2022), Centro Cultural Pablo Antonio Cuadra (2019), Centro Cultural Nicaragüense Norteamericano (CCNN, 2018), Palacio Nacional de la Cultura (2018), y Salón de los Cristales del Teatro Nacional Rubén Darío (Paz mundial por un planeta sin armas, 2016).
Erick Lacayo dedica su obra a la lucha por la paz, sugiriendo que el mejor negocio para la humanidad es la convivencia pacífica, el respeto mutuo y la ayuda sin condición.
“Soy el menor de 22 hermanos. Mi papá me engendró milagrosamente después de los 70 años, de tal manera que el mundo no se explica cómo pude nacer de la semilla plantada por un hombre de esa edad.”
Al iniciar nos comenta: Mis hermanos y mi mamá siempre estaban alrededor mío, lo que me ha hecho voltear mi mundo; es mi fe, no es la crítica por ser artista, no es el origen, ni la pobreza, necesidad, las relaciones, sino es descubrir a un gran Dios que está delante de mí.
Se considera un artista muy sensible al mundo que le rodea, mismo que cambió desde su llamado cristiano, el cual hoy practica y abraza en su día a día, llevándolo de la mano de manera obediente, porque para él la obediencia es lo más importante, más que una profesión.
Con mucho talento en sus obras, llenas de colorido y con infinidades de amarillos, verdes, Erick, quien a los 12 años aprendió a tocar piano y vocalización de la mano de Katia Cardenal (Cantautora nicaragüenses), ha descubierto, de manera impresionante, cómo hacer de su pintura un llamado a crear una conciencia de paz.
En esta entrevista exclusiva para Diario del Sureste de México, Erick Lacayo nos compartió su opinión del mundo del arte, y de su yo artístico.
A mí me nace la inscripción por el Arte de un encuentro que tuve con el cardenal Miguel Obando Bravo (Q.E. P. D.). Propiamente en la Iglesia San Agustín en el año 2012, cuando asistí en compañía de mi mamá. Sin embargo, luego de un cruce en oración cercana en el Santísimo, donde yo asistía por un llamado especial de Jesús, fui comprendiendo poco a poco mi vocación.
Luego recibí el llamado del Cardenal para asistir a clases a la (UNICA), donde descubrieron mi talento y pude echar a andar el diseño de mi historia, desde la libertad creativa y el abstraccionismo, porque yo no creo en el autodidactismo: hay maestros que se formaron y comparten sus técnicas, y inculcan coherencia, etc.
Todo lo que hago en mi vida viene del Cardenal Miguel, que me inició y que por inspiración de la Iglesia me permitió pintar arte abstracto.
Mi mensaje es dejar de un lado el egoísmo del “Yo soy”: «Yo soy el que sé»; «yo soy el que mando»; «yo soy el que tengo el poder». De eso trata mi exposición, de hacerte importante para el mundo, porque la mente de cada espectador crea una imagen en dependencia de su emoción. Deseo dejar un legado positivo, como el de Jesús. A eso aspiro con mi Arte, a crear conciencia para evolucionar.
En Latinoamérica, el Arte ha sufrido bastante. Creo que hay muchos artistas que no se empoderan de su realeza como hijos de Dios; entonces, todo los hace sentir mal. Por cada crítica negativa, hay que hacer más positivas; porque el que no está conectado, no tiene esa luz que vale mucho más que la de cualquier otro “famoso”.
Mi mensaje para los jóvenes interesados en el Arte es que se crean que son artistas, que se crean que son buenos, que respeten la crítica, que se alimenten de ella y que pinten muchísimas obras, como verdaderos profesionales. Quizás las puertas se van a cerrar, pero la que es para uno allí está, esperando; no se cansen de tocarla.
Que se vuelvan mejores en lo que hacen, no gritándole al mundo, sino haciendo cosas.
En conclusión, el amor de Dios ha estado presente en Erick Lacayo, en su caminar; aún sigue siendo su guía. Le ha proporcionado la sabiduría para entregar al público un mensaje positivo en sus obras, luchando por la paz.
En su interior, Erick es obediente a la voz que le dice: “Sé el mejor”.
RAFAEL QUINTANA