Del Manantial del Corazón, un drama de la vida real
Teatro íntimo, poético, emotivo y de reflexión sobre la maternidad en el mayab, y el nacimiento y muerte de los niños en la zona rural es la nueva producción de la actriz y dramaturga Conchi León.
La obra se llama “Del Manantial del Corazón” y es otro estrujante, pero esperanzador, drama tomado de la vida real, como los que Conchi es experta en llevar a escena de manera impecable.
La artista fue testigo del episodio que inspiró esa puesta en escena, dirigida a crear conciencia sobre un problema social que no debe repetirse: la exclusión social de niños que vienen al mundo con alguna discapacidad.
En el interior del estado la actriz se topó con una mujer abandonada por el marido, con la responsabilidad del hogar y la crianza de varios hijos, uno de ellos con Síndrome de Down.
Ese pequeño estaba enclaustrado en su hamaca, con las orillas costuradas para que no se saliera. Debajo de la hamaca estaba una cubeta para recoger las evacuaciones del pequeño, el cual veía el mundo a través de los hilos de su prisión. La madre recurrió a esa estrategia para poner ocuparse de los demás hijos.
Diario del Sureste platicó con la actriz y dramaturga.
¿De qué manantial o de qué corazón surgen personajes como Socorro o el Chino (protagonistas de la obra)?
El manantial y el agua que salvó al Chino vino de una persona que no era su padre. Su mamá, Socorro, encontró una nueva pareja, y ese hombre se compadeció del niño y lo rescató. Lo sacó de la hamaca y se hizo cargo del niño, lo llevó a la escuela y le enseñó a jugar fútbol. Por cierto, el Chino es vecino de mi mamá. Lo que queremos es sensibilizar acerca de que no es necesario ser el padre o la madre para acompañar a un niño especial en su viaje por este mundo, que fue lo que pasó con el padrastro del Chino.
¿Qué panorama expresa ‘Del Manantial del Corazón’ y cuál es la alternativa para contribuir ante la problemática de la niñez del mayab?
Pues, la alternativa es precisamente la de cuidar a los niños y las niñas; y este cuidado habla del gran amor que hay que tener por ellos, de los detalles. Por eso en la obra vamos hasta atrás: desde el momento del embarazo y del parto. Del trabajo de las comadronas, mujeres expertas que esperan a que el niño salga y no – como en los hospitales – donde los bebés ahora nacen a través de cesáreas, o las ligan por el simple hecho de ser pobres, atentando contra sus derechos y su dignidad.
La obra en sí es un documento para hablar del parto, de la violencia que a veces viven las mujeres embarazadas. También hablamos en una parte de la obra de la muerte de un bebé debido a una golpiza que su padre alcohólico le propina a su madre. Es un momento muy conmovedor de la obra, pues ponemos incluso un altar para el niño difunto.
Durante el desarrollo de la puesta en escena se realiza la ceremonia maya del hetzmek, en el cual se invita al público a participar. En la obra también podemos ver el baño que se da a las embarazadas, durante el cual se le pone hojas de naranja en el pecho para que pueda tener leche para el niño. Todo eso ya no se practica, y si lo sabemos es solo de oídos. Son creencias, como aquella de que no se debe cortar las uñas del bebé con tijeras antes de su bautizo porque se vuelve ratero, o que mientras el ombligo del niño no caiga no puede haber visitas en la casa los primeros 40 días. Igualmente, que el ombligo o ‘tuch’ del bebé se siembra en un árbol para que la vida del niño prospere al igual que la planta.
¿Cómo piensas que debió de actuar Socorro con su hijo y cuál es el horizonte que hay que cruzar para mejorar el panorama de los niños especiales?
Socorro debió de actuar con menos miedo y más amor. El Chino es actualmente un niño muy inteligente y amoroso que, si hubiera asistido a la escuela, seguramente habría tenido un desarrollo mucho más sano.
Respecto a los niños especiales no solo los padres, sino todos en general, debemos abrazar y acompañarlos, hacerles notar que son niños maravillosos, totalmente iguales a los demás.
Debido a que la obra resultó beneficiaria del Fondo Municipal para las Artes Escénicas y la Música 2015, me he podido dar el lujo de tener una producción y, por primera vez: tengo una iluminadora que llegó de la Ciudad de México, me permitió comprar el vestuario en Maní, directamente de las bordadoras, así como también rescatar el trabajo de petatillo que ya casi no se realiza en el estado.
La puesta en escena tendrá una relación activa con el público. Los espectadores podrán subir al escenario del Olimpo para vivir y sentir los rituales como se hacen en el Mayab, pues mi teatro no puede abstenerse de ser un teatro sensorial.
En ‘Del Manantial del Corazón’ actúan, además de Conchi León, Andrea Herrera, Addy Téyer, la niña Estrella Borges y el bebé Aristeo León. También Lourdes León, la vestuarista, tiene una participación especial en la escena donde se sahúman los pañales del bebé, llenando el escenario del aroma a la alhucema y romero.
Cabe señalar que la música para la obra fue compuesta especialmente por el maestro Pedro Carlos Herrera, director de la Orquesta Típica Yucalpetén.
‘Del Manantial del Corazón’ tendrá presentaciones en el Centro Cultural Olimpo los días 2, 3, 9 y 10 de julio a las 20:00 horas. Los boletos se adquieren una hora antes de cada función, misma que es para 40 personas, por lo que se recomienda llegar temprano para alcanzar lugar.
CECILIA SILVEIRA