Letras
-Poema-
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
A los Dres. José Antonio Claros
Bernal y Manuel Cabrero
-Bolivia y Honduras en México-
y su grupo clínico “Videre” Por su labor profesional
en la medicina y cirugía oftalmológica.
I
Y si después
fue solamente un sueño
nada hoy nada mañana,
apenas el ensayo de las sombras
revolotean en cada espacio,
y si después de muchos pasos
la edad se desliza
la muerte avanzando.
Hoy que ya no es ayer
y si después
ya nada es nuevo
y todo se establece,
traspaso las sombras,
el dolor se muere.
Mi verso
enredándose
en la ausencia.
II
Corren las horas,
el segundo
va a paso cansino.
La noche se puebla
de relámpagos
Loco el viento silba
enroscado en las entrañas
barre gritos
baja al abismo del alma
un atrevido ímpetu
la ultraja deshoja…
Entonces
desolado el camino
enmohece mis sentidos,
cae como gota rota
una lágrima
en mí mismo.
Me tocó vivir con problemas visuales. Desde niño fui miope, a los cuatro años estrené mis primeros espejuelos, que no fueron impedimento para traspasar barreras educacionales como pintar, estudiar piano, concretar estudios profesionales. Ya adulto, llegó el día en que en mi visión intervenían otros agentes que desconocía: un glaucoma se apoderó de mi ojo derecho hasta perder ese órgano, que mi esposa cura todas las noches; el izquierdo, un año después tuvo que operarse de urgencia para ponerme un cristalino nuevo. El cuidado posoperatorio fue de un mes con la cabeza colgada en la piecera de mi cama; comía con la barba pegada al cuello. Los Dres. Claros Bernal y Manuel Cabrero, con sus atenciones, frustraron la ceguera completa. Con un nuevo cristalino, tengo una visión del 20% en un solo ojo. Salí de las tinieblas a las sombras. Adaptado a ellas, conozco el teclado de mi computadora, escribo a 18 puntos y me ayudo con una lupa para cumplir mis cometidos periodísticos nacionales e internacionales.
De esta sensación de disminución visual me adapté rápidamente. No estoy ciego. Gracias a su trabajo puedo seguir escribiendo y caminar en un mundo disminuido de visión, pero gracias a ellos veo, aunque sea un poco.
Cuando nos sentimos atacados sin razón cuando nos atrae o nos molesta exageradamente algo de alguien, estamos viendo la proyección de nuestra propia “sombra”. Este concepto desarrollado por Carl Gustav Jung resulta muy práctico para recuperar los aspectos propios que hemos rechazado de manera inconsciente.
Según Jung, nuestro inconsciente tiene rasgos y actitudes que el Yo Conciente no reconoce y es mejor adaptarse a lo que cada uno posee y tener conciencia de los aspectos propios que debemos integrar y saber que somos personas completas y auténticas.
La sombra, por un lado, representa la ausencia de la luz, si le asumimos como sinónimo de oscuridad, mientras que también podríamos considerarle como un punto de balance entre los dos extremos primarios de nuestra existencia –si contemplamos que su naturaleza requiere tanto de la luz como de la oscuridad, la ciencia, aunque no del todo.
Abur.
Fuentes
Saludos muy estimado amigo Hiram.
Como siempre tu poesia es profunda y emotiva.
Un fraternal abrazo.