Remembranza
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Aunque mi niñez la pasé sentado al piano, nunca llegué a ser un pianista de profesión; en la pintura obtuve galardones estatales y nacionales; en la literatura, en todos sus géneros, también obtuve reconocimientos estatales, nacionales e internacionales. En el periodismo fui recipiendario de la Medalla “Oswaldo Baqueiro López” al Periodismo Cultural por trayectoria de vida. otorgada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el Gobierno del Estado, y la Secretaría de Cultura de Yucatán.
Provengo de una familia de músicos de tres generaciones anteriores a la mía. La música siempre me ha deleitado, en cualquiera de sus formas. La he expresado como cantante cuando fui parte del Orfeón Yucateco, que dirigió Marcial Cáceres, del “Coro Magisterial”, de Cesáreo Chan Blanco; y del Coro “Música Dispersa”, que dirige Luis Roberto Sánchez Gavito, cantando bajo los tres mejores directores de música coral que ha dado Yucatán en el siglo anterior.
Desde la década de los 20 hasta principios de los años 60, la música cubana experimentó un apogeo que marcó para siempre a Latinoamérica. Mediante el desarrollo de géneros fundamentales como el mambo, el bolero, el chachachá, la rumba y el omnipresente son, que surgen de los tradicionales ritmos danzón, guaracha y guajira, las grandes orquestas cubanas y sus carismáticos cantantes fusionaron virtuosismo, con sentimiento.
La Dirección de Cultura de México y el Ministerio de Cultura de Cuba, más las Embajadas de ambos países, solicitaron que el Bolero fuera designado con un día de festejo. Por decreto de la UNESCO nace el “Día internacional del Bolero”, género musical nacido en Santiago de Cuba en 1883 con José “Pepe” Sánchez, autor del primer bolero intitulado “Tristezas”.
Miguel Matamoros (Santiago de Cuba, 8 de mayo de 1894-ibídem, 15 de abril de 1971) fue un músico y compositor cubano. Tuvo una gran contribución al desarrollo del son cubano, ritmo procedente de las zonas rurales del oriente de Cuba. Conocido por ser el autor de temas populares como el bolero–son Lágrimas Negras o el bolero–montuno Son de la Loma que compuso con el Trío Matamoros.
En 1925, Miguel Matamoros funda en Santiago de Cuba, con Siro Rodríguez y Rafael Cueto la legendaria y popular agrupación Trío Matamoros y realizan su primera grabación en disco en 1928.
Este grupo constituye una referencia obligada en la historia de la música afrocubana. El trío combinó de forma magistral los géneros del bolero y el son y con esa forma de interpretar la música lograron gran popularidad, tanto dentro como fuera de la isla de Cuba. Como pieza cumbre de esta unión del bolero y el son está el tema Lágrimas negras, que ha sido grabada en cientos de versiones y marcado un hito en la historia musical de Cuba y el Caribe. Tuve la oportunidad de visitar Santiago de Cuba en el 97 con dos figuras de México y orgullo de Yucatán, Pastor Cervera, compositor y trovador y William Gómez Moreno, cantante y percusionista y el que escribe en el campo de la poesía y dicho festival fue dedicado al Trío Matamoros y los tres dimos un conversatorio ilustrado con estos dos compañeros meridanos, para hacer gala de la trovadoresca peninsular, en el marco cubano del “Festival del Son”.
El trío creó todo un listado de éxitos populares y bailables del que podríamos mencionar Promesa, Dulce embeleso, Elíxir de la vida, El trío y el ciclón, La mujer de Antonio y Mamá, son de la loma.
Tiempo después, Miguel funda una agrupación bajo el formato de siete músicos a la que denominó Septeto Matamoros y también dirige su orquesta, aunque esta etapa de su vida musical no tuvo la trascendencia del legendario trío.
En La Habana conocí a la hija de Miguel, con quien sigo teniendo amistad y correspondencia, en el hotel “Inglaterra”. Ella también dirige un grupo música de soneros con el nombre de “Seve y sus Matamoros”. Las charlas con ella, tanto en el hotel como en su domicilio en El Vedado, fueron importantes para conocer al Miguel padre y amoroso, y a su hija, destacada arreglista y compositora que sigue difundiendo la música de su padre. De ella conservo un disco que me regaló titulado “Matamoros canta a Matamoros”, dirigido por Seve Matamoros.
Van saludos especiales para “Seve y sus Matamoros”, la hija del gran Miguel Matamoros, que le dio un giro especial al son cubano con su trío, con mi cariño y admiración por su trabajo musical, y mi agradecimiento por tener en su repertorio canciones de mi autoría que están en el disco “Como la Mariposa, Leyanis López canta a Hiram García”, editado en Francia y de venta en Cuba, Francia, Holanda y México.
Los Matamoros actuaron por última vez para el pueblo de Cuba en el mes de marzo de 1960, poco tiempo después se retiraron.
En los años años 90 conocí y traté a Siro Rodríguez en Cienfuegos durante los Festivales dedicados a recordar a “Benny” Moré, en eventos auspiciados por el Instituto Cubano de la Música; la Unión de Escritores y Artistas de Cuba; la Dirección Provincial de Cultura y la colaboración de los teatros “Luisa” y “Terry”, el Festival bi-anual.
Abur.
Fuentes